Adiós al mundialista don Teófilo Vilca Flores

El 2 de enero de 2022, a los 72 años de edad, falleció Teófilo Vilca Flores, experto en fisioterapia que integró la selección peruana desde 1991 hasta 2019. Aquí un homenaje a su gran trayectoria.

Redacción ONCE
Lima - 9 enero 2022

El rostro de Teófilo Vilca Flores no está en la galería de famosos de las selecciones peruanas de fútbol pero forma parte de la historia de la blanquirroja porque trabajó con excelencia bajo el mando de trece seleccionadores entre 1991 y 2019. Partícipe de siete eliminatorias, logró ser parte del sueño mundialista con la clasificación al Mundial Rusia 2018.

Publicamos un fragmento de una crónica escrita por Kike La Hoz, director de la revista Sudor.com y a continuación fragmentos de una entrevista que hiciéramos a Teófilo Vilca en su clínica en San Juan de Miraflores con ocasión del documental Perú, te sigo a todas partes.

Vilca en el Mundial de Rusia 2018.

La victoria de los anónimos

El fútbol siempre estuvo entre sus pasiones. De joven, en sus ratos libres se vestía de árbitro para dirigir partidos de la liga de Puno, pero fue a partir de 1971, cuando llegó a Lima para estudiar enfermería y luego terapia en el Hospital de la Policía, que vivir dentro de una cancha como profesión empezó a ser una posibilidad real. Destacado al Cusco como agente en 1974, el destino quiso que se convirtiera en el fisioterapeuta circunstancial del Deportivo Municipal, que había viajado sin cuerpo médico a un partido ante Cienciano. Tanto convenció su trabajo que terminó quedándose veinte años en el club edil.

La primera convocatoria a la selección peruana le llegaría en 1991. Miguel Company decidió sumarlo al comando técnico que debía viajar a la Copa América de Chile. La noticia pasó inadvertida. Y no era para menos: auxiliares, utileros y fisioterapeutas han estado siempre condenados a vivir ensombrecidos ante el excesivo resplandor de las figuras mediáticas. Pero los actores secundarios de la selección, en privado, celebran estos llamados como epopeyas íntimas. Hazañas personales. La victoria de los anónimos.

“Cuando leyeron mi nombre en el periódico, los que me conocían recién pudieron creerlo”, recuerda Teófilo. A partir de ahí, aparece ocasionalmente —según el ángulo de la toma— en cuantas fotografías se le haya hecho al seleccionador del momento. Allí, siempre a un ladito de la banca, muy cerca de Popovic, Oblitas, Maturana, Uribe, Autuori, Ternero, Navarro, del Solar, Markarian, Bengoechea y Gareca. Pero también en todas las Sub 17, Sub 20, Sub 23 y selecciones femeninas que hayan tenido que competir internacionalmente. «Me he sacado la ñoña por la selección durante 28 años», dice. No exagera. Hasta la era Markarian se acostumbró a ser su propio jefe y su propio asistente en el área de fisioterapia. (…)

Teófilo Vilca como parte del equipo mundialista, posa con Paolo Guerrero y Jefferson Farfán.

Solo unos meses después de regresar del Mundial de Rusia quedó excluido de los amistosos de fin de año. El 5 de marzo del 2019, el mismo día de su cumpleaños número 70, le llegó un oficio escrito con la frialdad de un tramitador de Azángaro. “Según ley, debía jubilarme”, dice.

En este punto, Teófilo Vilca prefiere callar. “Vamos a ver si te podés quedar por algunos partidos”, le llegó a decir Gareca. Los integrantes del departamento médico intentaron convencer a los hombres de saco y corbata que toman las decisiones en la Videna. Fue en vano. Una última boleta de pago, una CTS nada acorde con los veintiocho años de servicio y el aviso en la puerta de la Videna para que no le dejaran usar su estacionamiento fue todo lo que recibió a cambio. “El señor Vilca ya no labora más en la Federación. Debe entrar como visitante”, fue la orden a los encargados de seguridad.

El fisioterapeuta con más años de vigencia a nivel de selecciones sudamericanas tuvo que marcharse con su viejo maletín de masajista. Pero la noche mágica ante Nueva Zelanda no se la quita nadie. Los más jóvenes del equipo pudieron despedirlo en privado. Muchos de ellos, responsables de acabar con el maleficio de treinta y seis años, ni siquiera habían nacido cuando él llegó a la Federación Peruana de Fútbol. La camada de un cambio irreversible. “Un grupo sano”, resume Teófilo Vilca. Y habría que creerle. Lo dice alguien que durante casi tres décadas siempre supo si nos quedaban piernas o no.

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