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Alianza Lima, crónica del campeón que convirtió la tristeza en festejo

Hace un año, en el Estadio Nacional lamentaban la pérdida de categoría. Un año después, en el mismo escenario levantaron la Copa de la Liga1. Los blanquiazules dieron ejemplo de que con trabajo y dedicación todo es posible.

Aníbal Ingunza
Lima - 29 noviembre 2021

Somos marionetas del destino tiradas por hilos que nos llevan a algún lugar. El 28 de noviembre pasará a ser recordado como la fecha donde aquel que cayó alguna vez, se levantó. Alianza Lima vivió en la piel una transformación que duró 365 días y que le cambió las lágrimas de dolor por otras de felicidad. El equipo que parecía estar condenado a jugar la segunda división, hace unas horas se llevó el título de la primera basado en muchas cosas a imitar y en el impulso natural de quienes sí quieren su camiseta y su escudo. 

La fiel hinchada aliancista en las buenas y en las malas.

La historia, que se cerró un domingo 28 por la tarde, arrancó un año antes, un sábado 28 antes que caiga el sol. Allí, en el mismo estadio Nacional, Oslimg Mora y Josepmir Ballón —los únicos sobrevivientes titulares de aquel equipo 2020, continuaron siendo titulares en el 2021— sintieron que el corazón se les destruía porque la tabla de posiciones condenaba a los aliancistas al descenso, a jugar en la Liga2. Pero el club blanquiazul se aferró a su justo reclamo contra Carlos Stein y lo llevaron al TAS, luego que la FPF de Agustín Lozano, en otro de sus desmanes resolutivos, la declarara infundada.

Alianza Lima manejó dos caminos. Sabía que si en el TAS el fallo le salía en contra, debía jugar la Liga2 con un equipo más bien liviano, sin grandes fichajes. La llegada del entrenador Carlos Bustos se dio porque el estratega no solo es de bajo perfil, sino que tiene una gran cualidad: sabe llevar un vestuario. El 15 de enero de este año se le dio la bienvenida y no pocos lo miraron con desconfianza.

Alianza Lima fichó jugadores que se adaptaron a un presupuesto corto y cuyos perfiles encajaban dentro de lo que el departamento de psicología y la gerencia deportiva hoy exigen. Cero exposiciones en reuniones o fiestas, poco historial de lesiones, condiciones técnicas y ningún generador de conflictos. Los terribles errores con Alexi Gómez, Jean Deza, ‘Beto’ Da Silva, Cristian Zúñiga y Carlos Ascues no se repitieron. Así volvieron gente identificada con Alianza como Pablo Míguez y Wilmer Aguirre y jóvenes con ganas de aportar como Jefferson Portales y Ángelo Campos. A la postre cuatro titulares.

Alianza Lima corazón.

Alianza Lima aguantó burlas, ofensas y miradas que menospreciaron su historia. Cuando el 17 de marzo, el TAS sentenció a su favor empezó otra carrera, esta vez contra el tiempo. Se aceleró la pretemporada, se retocaron fichajes y se empezó a dar forma al once y al sistema de juego. La primera formación blanquiazul, el 30 de marzo contra Cusco FC (2-2), fue un 4-3-3. De ese equipo debutante, solo los volantes Josepmir Ballón y Jairo Concha y el lateral Ricardo Lagos se volverían inamovibles en el esquema final 3-5-2 que a mitad de año empezó a convertirse en el indicado.

A la par con el fútbol, Alianza ganó terreno con los sponsors. Ingresó más dinero, logró la vuelta de Jefferson Farfán y el equipo pasó de tener ‘cabecillas’ en 2020 a contar con líderes este año. Hernán Barcos—el mejor fichaje de la temporada—, Ballón, Farfán y Míguez llevaron las riendas de un vestuario donde los tres pilares fueron la disciplina, el compromiso y la solidaridad. Nadie reclamó al ser cambiado, nadie reclamó al no ser convocado, ni nadie levantó la voz por algún premio o recompensa.

Luego, llegaron los partidos claves. Ganarle a la ‘U’ con diez hombres a los 94 minutos, superar a César Vallejo de manera apretada, derrotar a Melgar en inferioridad numérica, no sólo sirvieron para sumar puntos sino también para aumentar la confianza para lo que vendría.

Párrafo aparte para Jefferson Farfán quien tras el partido contra Sport Boys en mayo sufrió una recaída de su lesión en la rodilla izquierda. Todo apuntaba al retiro pero el delantero puso por delante su amor por el club antes que su salud y tolerando terribles dolores en la zona avanzó partido a partido. Farfán aguantó, luchó y aportó en el campeonato. Su compañero Hernán Barcos que lo levantó en hombros en los festejos, declaró: “Farfán sufrió mucho, sé lo que sufre para jugar 30 minutos, sé todo lo que hace para estar aquí, se sacrificó en cada partido. Me mostró cuán hincha del club”.

Pasaron 365 días. Se fue la escena con las rodillas en el piso por el dolor. Asomaron las imágenes de alegría que premian al campeón y simbolizan más que nunca el camino que condujo al título de este año 2021. Alianza Lima es su gente y su gente tenía un destino escrito.

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