En portugués, olheiro (ojeador, caza talentos) es la persona que observa con el objetivo de transmitir información sobre un determinado asunto. En Brasil, el trabajo en la cantera futbolística comienza por el olheiro, personaje dedicado a mirar partidos de equipos diversos, viajar por ciudades grandes y pequeñas, observar entrenamientos, torneos escolares o regionales buscando niños y jóvenes talentosos para ofrecerlos a clubes capaces de pagar por ellos.
“Los tiempos han cambiado. Los equipos grandes ahora tienen un departamento de Captación con observadores técnicos, distribuidos por todo el país. Hay clubes dedicados exclusivamente a la formación y venta de atletas, como el Guarapuava de Paraná, donde trabajo. Soy testigo de la llegada de la tecnología, las estadísticas y otras herramientas que ayudan bastante. Cuando comencé no había nada de eso, pero a pesar de la modernización hay espacio para todos”, cuenta Joares Miguel Soares, 70 años, olheiro y descubridor de Ronaldinho Gaucho, Thiago Silva, Éderson, entre otros.
El espacio del olheiro es cada vez menor. En el departamento de Captación del Palmeiras hay diez profesionales, dos coordinadores y otros especialistas distribuidos por Brasil y América del Sur. El Santos tiene ocho observadores que viajan por las cinco regiones de Brasil para conocer proyectos y acompañar la mayor cantidad de eventos futbolísticos. Además, el club que reveló a Neymar cuenta con el apoyo de ex jugadores del club y la consultoría de Dreamstock, dueña del App DSFootball, una extensa base de datos con más de 200 mil futbolistas registrados.

Corinthians y São Paulo también tienen sus equipos de evaluación. “El olheiro nunca ganó plata. El club sí y a partir de la modernización de la captación de jugadores se encontró la forma de evitar que atletas-con-padrino les quiten la oportunidad a jóvenes con talento. Actualmente, tenemos muchos observadores, ya ocupé ese lugar y tengo orgullo de ese trabajo, de haber descubierto a Kaká, Hernanes, Lucas Moura, Miranda, entre otros”, dice el asesor técnico del São Paulo, Milton Cruz.
Otra forma de ingresar a las categorías de base es por medio de la peneira, periodos de observación donde los clubes abren sus puertas a jóvenes -hombres y mujeres para que comisiones técnicas evalúen técnica y fundamentos básicos, como pase, remate, recepción y desempeño dentro de la cancha. En Brasil están previstas centenas de peneiras, de equipos chicos y grandes, hasta el 16 de diciembre. Convocados por medio de redes sociales, participarán en ellas miles de niños y jóvenes soñando convertirse en figuras del futbol.
Centros de entrenamiento
Si es aprobado, el aspirante a atleta de alto rendimiento comienza un largo periodo de formación. El Coritiba Football Club, de Curitiba, divide su trabajo en cuatro etapas: Iniciación (categorías Sub-9, Sub-11 y Sub-13), Desarrollo 1 y 2 (Sub-15 y Sub-17) y Especialización (Sub-20). En cada etapa hay equipos multidisciplinarios para ayudar a potencializar las capacidades del joven aspirante.
El Coritiba se apoya en cuatro pilares. El desarrollo técnico y táctico, donde entrenadores, auxiliares y analistas de desempeño se concentran en mejorar fundamentos y conceptos de juego. La preparación física reúne médicos, nutricionistas, fisioterapeutas y preparadores físicos para cada grupo etario. Asistentes sociales, psicólogos y pedagogos se ocupan de lo emocional y el comportamiento. “De nada sirve tener un jugador talentoso si su lado emocional es débil. El futuro futbolista debe tener sus capacidades técnicas, físicas y mentales desarrolladas y equilibradas. Damos mucha atención a la alta performance para entregar atletas cualificados al elenco principal. Ese es nuestro objetivo”, afirma el coordinador de las categorías Menores del Coritiba, André Leite.

El Fluminense es uno de los clubes que más identifica jugadores para el equipo profesional y el mercado internacional. Actualmente cuenta con 16 observadores técnicos. Marcelo (ex Real Madrid), Fabinho (Liverpool), Thiago Silva (Chelsea), Pedro (Flamengo), Gerson (Olympique de Marsella), Ibañez (Roma), João Pedro (Watford) son algunos de los jugadores formados en el Centro de Treinamento Vale das Laranjeiras, más conocido como el “CT de Xerém” -nombre del municipio en la región metropolitana de Rio de Janeiro.
En Xerém, el joven encuentra un centro de entrenamiento con siete canchas oficiales (sólo una con césped artificial), gimnasio, dormitorios para 90 deportistas, cafeterías, centro médico con nutricionistas, psicólogos, dentistas, fisioterapeutas, salones para esparcimiento, estudios y auditorios, entre otros, todo distribuido en 120 mil m².
“Mi trabajo está fuera de la cancha. Nosotros ayudamos en la adaptación porque muchos vienen de ciudades pequeñas o de núcleos familiares que depositan mucha esperanza en el éxito del joven. Nuestro equipo habla bastante con los atletas, orienta a lidiar con obstáculos o frustraciones, acompaña los procesos de aprendizaje y se dedica a formar buenas personas”, afirma Katia Magalhães, psicopedagoga de la división Menores del Fluminense.
Para el técnico de la Sub-20 del São Paulo, Alex, 45 años, ex Palmeiras, Cruzeiro y selección brasileña “los centros de entrenamiento son ciudades dentro de la ciudad, Los chicos tienen todo a disposición y eso limita el contacto con la realidad. Muchos de los que están aquí no llegarán al equipo principal ni serán vendidos a otros clubes. ¿Como será la vida de esos jóvenes? Muchos de ellos vienen de otros estados, de ciudades menores y no tienen condiciones para quedarse en la gran ciudad”.

Alex apunta un dato importante: “Hay mucha y buena materia prima pero está disminuyendo. El entretenimiento de los jóvenes cayó en manos de lo electrónico, video game, computadora, celular, redes sociales. Se ve menos jóvenes pateando una pelota en la calle o en el parque. Los clubes tienen la obligación de cuidar las categorías inferiores. Los chicos de la base son la mejor opción para fortalecer el elenco y las finanzas”, afirma el ídolo del Fenerbahçe, de Turquía, salido de las categorías de base del Coritiba.
Generación del billón
La fama de Endrick Felipe Moreira de Sousa se disparó en enero de este año cuando, a los 15 años, llevó de la mano al Palmeiras a ganar el primer título de la Copa São Paulo de Futebol Junior, tradicional torneo nacional Sub-20 que descubrió a jugadores como Falcão, Taffarel, Raí, Cafú, Rogerio Ceni, Kaká, Casemiro, Neymar, Gabriel Jesus, entre otros. Endrick fue el goleador del torneo (6 goles en 7 partidos) y fue elegido el mejor jugador de la Copinha gracias a su precisión, inteligencia y potencia.

Luego de oír respuestas negativas del Corinthians y São Paulo, Endrick llegó al Palmeiras con 11 años. Natural de Taguatinga, ciudad satélite de Brasilia, la familia recibió ayuda para mudarse a São Paulo. El club contrató al papá de Endrick como empleado de limpieza en la Academia del Fútbol, nombre del centro de entrenamiento del Verdão. En pro de la discreción, el vínculo laboral se mantuvo en sigilo por cuatro años para garantizar la tranquilidad del niño y evitar comentarios de terceros.
Desde su llegada, Endrick fue tratado como un diamante. En julio de este año, al cumplir 16, la dirección del club le ofreció su primer contrato profesional hasta 2025 y estableció una multa de rescisión de 60 millones de euros. En octubre, Endrick debutó como profesional en la victoria por 4 a 0 contra el Coritiba. A los 23 del segundo tiempo, el arena Allianz Parque se vino abajo cuando la principal promesa del fútbol brasileño entró a la cancha. No anotó, pero se metió en la historia del club al ser el futbolista más joven al jugar por el equipo profesional con 16 años, dos meses y 16 días.
Endrick no es el único tratado como joya. El central Fellipe Jack, los medio campistas Thalys y Luis Guilherme y el delantero Estevão, son atletas de la Sub-17, siempre presentes en convocatorias de la selección de la categoría y son considerados por el club como la generación que puede rendir un billón de reales en el futuro, equivalente a poco menos de 200 millones de dólares.
“Si no recaudamos, por lo menos, 200 millones de euros con la venta de estos zurdos de la Sub-17, la encantadora “Generación del Billón”, la dirección del club nos puede despedir porque somos incompetentes”, provoca João Paulo Sampaio, coordinador de las categorías Menores del Palmeiras.