La odisea en el fútbol peruano tiene nombre propio y se llama Copa Perú. Desde hace 53 años se libran batallas deportivas entre los clubes provincianos, donde los futbolistas se han convertido en verdaderos espartanos. Sin embargo, este 2020 y debido a la pandemia del coronavirus, el certamen no se ha podido celebrar y ello nos lleva a una pregunta pertinente ¿Debe seguir en actividad la Copa Perú?
Misión en los andes
Una vez aprobado el reglamento anual, la competencia arranca en el Perú profundo. La Copa Perú calienta motores en una etapa distrital, la primera del torneo. Entre febrero y mayo cada una de las ligas realiza un torneo de dos ruedas. Una vez que se tienen a los ganadores, estos se enfrentan a los campeones de las ligas provinciales en un nuevo torneo de dos ruedas entre mayo y agosto.
Los campeones juegan la etapa departamental (25 departamentos) entre agosto y octubre. Culminado este, los campeones y subcampeones clasifican al torneo nacional, es decir, que a la fecha son 50 los equipos que ya se encuentran en más de la mitad del camino buscando el ansiado trofeo. Son seis fechas donde las escuadras se agrupan en una única Tabla Nacional de Posiciones. Culminadas las jornadas, los equipos clasificados del puesto 1 al 32 avanzan a la siguiente etapa.

Es aquí donde todo el certamen empieza a calentarse. Arrancan las eliminaciones en partidos de ida y vuelta. En los dieciseisavos, octavos y cuartos de final los goles como visitante definen el pase si hubiera igualdad. Si el empate persiste, el clasificado será el equipo que mejor se ubicó en la Tabla Nacional de Posiciones. Los cuatro equipos que sobrevivan a los cruces, clasifican a la Finalísima, como se conoce al cuadrangular final disputado en tres fechas en un estadio neutral de Lima o Callao. Quien levante la Copa Perú, será el equipo que más puntos logre durante el cuadrangular.

La estadística arroja cifras históricas, la Copa Perú ha sido disputada por 450 mil jugadores y casi 25 mil equipos. La prestigiosa página marketingregistrado.com lo denomina “El torneo más largo del mundo”.
Los nacidos en la Copa Perú
Varios de los jugadores más reconocidos actualmente, pasaron por la Copa Perú y tres de ellos llegaron a jugar en el mundial de Rusia 2018. El primero es Pedro Gallese, portero actual de Orlando City (Estados Unidos) pero que, en el 2006, se cuadró en el arco del Real Club de Lima de la liga Distrital de San Isidro. Metros más adelante, también integrante de la selección peruana, juega Yoshimar Yotún, hoy en Cruz Azul (México) y que en 2003 y 2004 se puso la camiseta del Circolo Sportivo Italiano (Pueblo Libre) y del José Gálvez (Chimbote).
No podemos dejar de mencionar a Christian Cueva (libre actualmente) que pisó las canchas de la Copa Perú cuando, en 2005, defendía al San Nicolás, y un año después pasó al Héroes de Huamachuco en la sierra de La Libertad; lo mismo con el jugador Edwin Retamozo, quien destacó en Real Garcilaso y fue convocado a la Selección nacional. Retamozo jugó, a los 17 años, para La Victoria, de Abancay.

Otro de los clubes como Unión Huaral brillaron jugadores como Ernesto ‘el venado’ Aguirre, Eusebio ‘chevo’ Farfán, Pedro ‘Toronjo’ Paredes y Alejandro ‘Torito’ Luces. De la misma forma, el recientemente fallecido Eduardo Márquez Obando, conocido como ‘Patato’, fue ídolo en Melgar de Arequipa y campeón de la Copa Perú en 1971.
Entre los equipos que más veces levantaron la Copa Perú, figura en primer lugar Atlético Torino de Talara, con cinco campeonatos. Le siguen con dos títulos cada uno: León (Huánuco), UTC (Cajamarca), Carlos Mannucci (Trujillo), José Gálvez (Chimbote) y Juan Aurich (Chiclayo). En tanto, en trofeos por departamento, es Piura el más laureado, con 8 campeonatos. El primer ganador de la Copa Perú fue Alfonso Ugarte de Chiclín, y el más reciente Carlos Stein.

¿Por qué es importante la Copa Perú?
Para encontrar las razones que fundamenten este legendario torneo, ONCE conversó con el experto Antenor Guerra-García, autor del libro El Fútbol Macho, 50 años de la Copa Perú, “La Copa Perú simplifica la verdadera descentralización del fútbol peruano, todo el Perú juega este Torneo. Desde Tumbes hasta Tacna, desde Cajamarca hasta Madre de Dios, todo el Perú. Distrital, Regional, Nacional. Un torneo increíble”.
Para el experto, la Copa Perú es una “fiesta”, un momento que retrata a la perfección nuestros orígenes y la lucha provinciana por alcanzar la gloria. “En mi libro escribo de todo, pero me concentro en la historia, en la parte bonita, en la nostalgia, el espectáculo provinciano. Para mí entre el año 1967, que es cuando se inicia la Copa Perú, hasta el año 1985, son los mejores años de la Copa Perú. Son 20 años muy buenos. Para empezar, no había casos escandalosos de arbitrajes o equipos que ganaban en mesa, los equipos eran dignos representantes de su zona. El Melgar campeona en el 71 y lo hace con todos los jugadores de la zona, todos jugadores de la región. Igual paso con Tumán, Grau de Piura, Torino de Talara. Eso se ha desvirtuado”, comenta.

En la actualidad, se juega una final con 120 hinchas en el estadio Miguel Grau, porque los equipos no tienen jugadores oriundos, para Antenor Guerra-García el secreto está en el durísimo camino que recorren los participantes y que convierte a la Copa Perú en la recompensa más grande. “Es una competencia titánica, desde enero hasta diciembre los equipos disputan más de 50 partidos (son unos 55 partidos más o menos) para llegar a la final. Ya en la etapa nacional un domingo un equipo puede estar jugando un partido a más de 4000 mil metros y el otro fin de semana puede estar surcando un rio en peque-peque para trasladarse a un pueblo lejano de la Selva. Todos esos obstáculos, esa complejidad, hacen de la Copa Perú un torneo mucho más inestable y dramático que cualquiera a nivel mundial”, explica el autor del destacado libro.
Las cosas que se tienen que cambiar
Las imágenes de la Copa Perú en los últimos años han sido lamentables: animales que se cruzan en los campos, árbitros perseguidos a balazos, equipos que extrañamente pierden y jugadores que acusan amenazas o sobornos. Este es el lado oscuro del torneo que el mismo Antenor Guerra-García evalúa para retornar al camino correcto. “Que el torneo tenga sus cosas feas, de corrupción, sí, por supuesto, y las critico y cada vez lamentablemente las noticias son de un equipo que ganó por 5 a 0 y que la siguiente fecha perdió por 6 a 0 y clasifica el otro o ganan en mesa. Ese tipo de cosas se han acentuado, eso no había antes”, menciona.

“Otro tema es el nombre de los equipos; son nombres que no se identifican con el público, antes había nombres de héroes o de colegios emblemáticos, como por ejemplo el coronel Bolognesi, Miguel Grau, Colegio Nacional de Iquitos, Colegio San Juan, Mariano Melgar de Arequipa, un poeta; ahora: Total Clean, nombres de lavanderías. Es más, hay equipos que llevan el nombre de un político y eso hizo que mermara la expectativa de la gente”, añade. Además, para Guerra-García es entre 1988 y 1993, cuando la Copa Perú se reemplaza por los torneos regionales —en parte por el terrorismo y la crisis económica— es que la competencia se convierte en “un zafarrancho”.

¿Debe seguir existiendo la Copa Perú?, preguntamos. “Yo la mantendría, pero la cambiaría al sistema tradicional. La Copa Perú es una fiesta de todo el Perú, es un atractivo”, finaliza el especialista.
Si no pica, no es peruano
Ya Sofocleto lo escribió alguna vez: si Kafka hubiera sido peruano, habría sido un escritor costumbrista. Aquí algunas de las mejores escenas de nuestro exótico escenario donde se libran las batallas que conducen a la Primera División.
En 1983, durante la final que disputaron el Cañaña de Lambayeque y el Sport Pilsen de Guadalupe, se dio un previo “duelo de brujos”. Uno de ellos entró al estadio, hizo una ceremonia con velas, palosanto y cigarros, y hasta le dio un brebaje al árbitro. Ganó el Sport Pilsen y el brujo ganó fama y reputación entre la gente, pero años después se supo la verdad: los dos brujos, eran ‘bamba’.

En agosto de 2014, mientras el Expreso Inambari yel Minsa se enfrentaban a muerte por la segunda fase de la Etapa Provincial de Tambopata, unas vacas entraron corriendo al campo de juego y entre mugidos y cornadas sacaron a los futbolistas de la cancha. Ese mismo año, en Huancavelica, se disputaba un partido entre Deportivo Ascención y Sport Junín de Ccasapata, por la Etapa Provincial. Todo iba bien hasta que el lateral Paulo Condori, del equipo ccasapatino, sufrió una seria lesión en el tobillo derecho y el partido se detuvo. En el estadio no había ambulancia ni cuerpo médico ni botiquín, y tuvo que bajar al campo la madre del futbolista —que estaba hinchando por su hijo en las gradas— para aplicarle unas hierbas medicinales.
En la hermosa Lambayeque existe un club de fútbol llamado “Pirata FC”, que tiene por mascota y símbolo al mismísimo Jack Sparrow. Se olvidaron de los Kinkones, el ranfañote o la tortilla de raya.
Esta es nuestra Copa. No cabe duda que la vamos a extrañar.