El 18 de diciembre de 2010, el entonces alcalde de Desaguadero, Juan Carlos Aquino, decidió fundar un club de fútbol que reuniera a los hinchas sureños de Desaguadero y Juliaca que visitaban esa ciudad fronteriza. Nació así el Club Deportivo Binacional, llevando el nombre Binacional como homenaje al Titicaca, que tiene dos nacionalidades (peruana y boliviana).
El primer problema que afrontó fue las pocas chances que daba la Liga de Puno y por ello hubo que ir a la de Arequipa. Para poder ingresar a esta, Aquino compró el pequeño club Escuela Municipal de Paucarpata, fusionó ambos nombres y entonces nació la Escuela Municipal Deportivo Binacional. Esa unión hizo que el club tuviera tres tipos de hinchas: los de Desaguadero, los de Paucarpata y los de Juliaca. En esas ciudades jugó la dura Copa Perú hasta que, en 2017, llegó el anhelado ascenso a Primera División cuando ganó el cuadrangular final de la Copa en Lima superando a Atlético Grau, Estudiantil CNI y José Carlos Mariátegui.
En 2018 lograron algo inédito: meterse a la Copa Sudamericana de 2019 siendo el cuarto mejor equipo del Torneo de Verano que les valió sumar 59 puntos en el acumulado anual. Ya instalados en 2019 y con varios jugadores ‘reciclados’ de otros clubes empezaron a pisar fuerte y, salvo en la Sudamericana donde fueron eliminados por Independiente (6-2 en el global) a nivel nacional, estuvieron arrolladores gracias a un contundente juego en casa, apoyados además por la altura de Juliaca. Binacional ganó el Apertura, peleó el Clausura y se instaló en la final de aquel Descentralizado.

Su rival fue Alianza Lima y golearon 4-1 en la ida. En la vuelta y pese a perder 2-0 en Matute ya todo estaba dicho: eran campeones y el segundo cuadro en dar la vuelta olímpica en cancha íntima luego de Universitario en 1999. Además, se unió a Melgar y Juan Aurich como los provincianos campeones. Hasta allí, un cuento de hadas. Pero debajo de la alfombra del éxito ya se acumulaba el polvo del caos.
La caída
La primera gran controversia llegó el 3 de setiembre de 2019 cuando el entrenador Javier Arce, artífice del título Apertura, dio un paso al costado. ¿Las razones? la pésima organización del club. Algunos días no contaban con campo de entrenamiento, faltaban pelotas de fútbol y hasta el agua. Lo más grave lo dijo Arce dos meses después. “Cuando alguien te quiere imponer jugadores o días de prácticas, la situación es insalvable”.
Aquino y su directiva reemplazaron a Arce con Roberto Mosquera, quien llegó el 18 de setiembre. “Me encanta venir a un equipo humilde y ser parte de su proyecto”, afirmó el estratega. Si bien logró el campeonato nacional, el “poderoso del sur” decidió el 20 de diciembre que Mosquera no continuara al frente del equipo. La relación con el entrenador se fracturó.

Binacional no podía estar ‘acéfalo’ a nivel de cuerpo técnico y es así que el 1 de enero del 2020 anunciaron al argentino César Vigevani como su nuevo DT. Con él realizaron la pretemporada y, tras las dos primeras fechas del Apertura (triunfo y derrota), el club de Juliaca comunicó el 10 de febrero que “el técnico recibió una mejor propuesta laboral y dejaba el cargo”. Cosa rara pues, hasta hoy, Vigevani no consigue dirigir ningún club. Lo reemplazó el colombiano Flavio Torres a quien anunciaron el 24 de febrero. El primer choque fuerte entre directiva y entrenador se habría dado tras la terrible goleada por 8-0 que recibió Binacional de parte de River Plate en la segunda fecha del grupo D de la Copa Libertadores, aunque por ahora Torres sigue al mando del equipo. Con la llegada del coronavirus los problemas pasaron al plantel de jugadores.
La dirigencia pasó de las vacaciones forzadas el 15 de abril a la suspensión perfecta el 22 de mayo y los jugadores se hartaron. Algunos cogieron sus cosas y se fueron, otros se quedaron, pero ya sin confianza. En el Apertura el equipo marcha tercero (13 puntos) y en la Libertadores la cosa será dura. De aquel Binacional nacido hace una década con organización, queda muy poco.
Los puntos de inflexión
Toda crisis tiene un momento en el cual se enciende el fuego. En esta relación directiva-jugadores del Binacional hubo dos bastantes claros. El primer momento se dio a inicios de octubre del 2019 cuando Michael Sotillo, Andy Polar, Hector Zeta, Edson Aubert, Jeickson Reyes, Eder Fernández, Aldair Rodríguez, Yorkman Tello y Yulio Ampuero reclamaron deudas atrasadas y, según contó un futbolista, la directiva decidió despedirlos de manera abrupta. Sin embargo, sea por presión o conciliación, unos días después los mismos jugadores salieron a decir que “todo estaba aclarado”.

El segundo enfrentamiento se dio en la final del Descentralizado del mismo año ante Alianza Lima, donde el “poderoso del sur” podía escoger el orden de las localías. Hubo dos posiciones claras: el técnico Roberto Mosquera quería jugar el partido de ida en Juliaca para sacar ventaja del cansancio de los íntimos tras sus duras semifinales ante Cristal. Sin embargo, el presidente del club, Juan Carlos Aquino –al parecer por la celebración de su cumpleaños– deseaba que la ida se realizara en Lima y la vuelta en casa. Allí se encendió todo.
“Al no aceptar la propuesta del presidente pone en riesgo mi puesto también, y si tengo que tomar una decisión y dejar el cargo, lo voy a hacer”, declaró Mosquera en Radio Ovación. No demoró en llegar entonces la respuesta de Aquino, según informó Fox Sports: “Si no están de acuerdo, se pueden ir todos. Le damos la copa a Alianza Lima y listo”. Tal fue la vergüenza y la discusión, que la misma Federación Peruana de Fútbol (FPF) amenazó con intervenir y programar ellos mismos las finales. Sin embargo, hubo una solución, al menos superficial: se jugó primero en Juliaca y luego en Lima y Binacional levantó la Copa. Pero Mosquera dejó el cargo semanas después porque nunca le perdonaron aquella confrontación.
Suspension imperfecta
El coronavirus golpeó muy duro las arcas de los clubes y Binacional no fue la excepción. Donde estuvo la diferencia con otros equipos fue en la sinceridad y en el trato. Iniciada la pandemia, los directivos hablaron con los jugadores para que en el mes de abril se fueran de vacaciones con solo parte de su sueldo abonado. El plantel aceptó y firmó el acuerdo.
Las vacaciones se establecieron entre el 15 de abril y el 15 de mayo y, tras cumplirse, los jugadores empezaron a realizar trabajos vía zoom. La sorpresa fue enorme cuando el 22 de mayo el club comunicó que todo el plantel iba a suspensión perfecta de labores (es decir, hasta tres meses sin cobrar un centavo). Lo único que les pagaron fueron 5 días de trabajo.
Desde esa fecha hasta hoy, los integrantes del campeón nacional no han visto un sol más en sus cuentas. Empezaron las quejas, los reclamos y, casi dos meses después, el Ministerio de Trabajo resolvió desaprobar la suspensión perfecta de labores del cuadro del sur. Ahora la institución deberá cumplir con los salarios atrasados, aunque nadie descarta otra pelea en los juzgados.
Los que se fueron y los que llegan
Cuando un club como Binacional entra en estado de alerta, el pánico mueve a los futbolistas. Por ello nos extrañó que algunos hicieran sus maletas. El primero en anunciar su salida fue Reimond Manco. El volante solo jugó 8 partidos (no anotó goles) antes que se cansara de los malos tratos y decidiera rescindir su contrato el pasado 10 de junio. Luego arregló con Atlético Grau.

El segundo en decir adiós fue el portero Alexander Araujo. El campeón nacional con el “poderoso del sur” en 2019 dejó de pertenecer al club el 2 de julio. Días después le tocó el turno al defensor paraguayo Nery Bareiro por “mutuo acuerdo”. Los tres reemplazantes son una historia aparte.
Jean Deza, cuyo paso por Alianza Lima fue tormentoso, se convirtió el 24 de junio en el primer refuerzo de Binacional. El delantero arribó con una lista de indisciplinas en el equipo victoriano que le generaron el despido, y su fichaje habría generado malestar en el plantel juliaqueño. El otro refuerzo sería el defensor colombiano Camilo Mancilla quien llega de Alianza Petrolera.
El dinero al río
Todo club sobrevive en base a los ingresos y Binacional no es la excepción. El problema es que si en 2019 recibieron 300 mil dólares por entrar en la Copa Sudamericana y no existieron reclamos o problemas, para 2020 todo cambió. El club tuvo un premio de 354 mil dólares por ser campeón nacional (que otorga la empresa que tiene los derechos del torneo) y se aseguró además con 3 millones de dólares de Conmebol por clasificar directo a fase de grupos.
Fuera de la taquilla –ya tuvo una contra Sao Paulo– el presupuesto parecía estar en azul; sin embargo, el ingreso a suspensión perfecta de labores, el fichaje nada barato de Deza y la primera presión para reducción de sueldos generó un conflicto fuerte entre los jugadores y la directiva, situación que estaría lejos de resolverse por completo. En el lado futbolístico, el buen dinero que se ganó no se invirtió en jugadores de nivel sabiendo que la Libertadores exige talento, disciplina y sacrificio.
El presente del campeón
Más vale tarde que nunca reza un dicho, y lo aplicaron en el “poderoso del sur”. El pasado 30 de junio el plantel y comando técnico pasó las pruebas moleculares de covid-19 en el estadio Guillermo Briceño, y el 4 de julio fueron sometidos a las pruebas rápidas tal como solicita el protocolo de la FPF. Como resultado, tres elementos del club dieron positivos (asintomáticos).

Fue el 8 de julio cuando los jugadores tuvieron su primer entrenamiento, para el que se dividió al plantel en tres grupos. Además, cada futbolista recibió un ‘kit’ personalizado, el mismo que les permitirá tener un mayor distanciamiento social.
Se supo que la última semana de julio Binacional realizará el viaje rumbo a Lima y por ahora se encuentran definiendo dónde sería tanto la concentración (se habla de un hotel en Lince) como el campo de entrenamiento a usar.
Cuidado con la localía
Conocido es que los 3 mil 825 metros sobre el nivel del mar que tiene la ciudad de Juliaca la convierten en una fortaleza casi inexpugnable tanto a nivel local como internacional. Sin embargo, Binacional tendría un problema para los dos partidos que le restan de local, ante LDU y River Plate, por la Copa Libertadores 2020.
Y es que, según medios argentinos, la Conmebol podría cambiarle la localía al campeón peruano y, dado que jugará el torneo local en Lima, ese también podría ser el lugar donde resuelva sus dos compromisos del grupo D. Por ahora no hay un pronunciamiento oficial, aunque el “poderoso del sur”, que marcha cuarto en su llave (3 puntos), defenderá su casa ante el ente del fútbol sudamericano. Así está Binacional, el equipo provinciano que depende de los misteriosos manejos de una directiva poco clara.