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Diego Armando Maradona cumple 60 años

Una vida llena de grandeza en las canchas y muy controvertida fuera de ellas. Aquí un repaso sobre su presente tan complejo como su pasado.

Sergio Levinsky
Buenos Aires - 30 octubre 2020

“Que se vayan todos”, se hartó Diego Maradona. “Tengo 60 años y hago lo que quiero”, les dijo a sus interlocutores. La escena transcurrió apenas días atrás en el country de Berisso, a donde se mudó poco tiempo atrás, desde Bella Vista y tuvo como origen un cuestionamiento que ensayó su hija Giannina al verlo servirse un nuevo vaso de vino en plena reunión.

Maradona cumple 60 años en medio de varias preocupaciones, ilusiones relacionadas con el regreso del fútbol, pautado en la Argentina para este fin de semana luego de siete meses y medio de parón, y cierto miedo de contagiarse de coronavirus, por lo que se mantiene aislado de todo, sin salir ni a la puerta.

Muchos se preguntan cuál es la fascinación que genera este personaje al que ya muchos argentinos ni siquiera vieron jugar y sólo pueden apreciarlo por alguna repetición de sus jugadas por la TV, o apelando al Youtube, pero lo cierto es que desde que se hizo cargo de la dirección técnica de Gimnasia y Esgrima La Plata, que se encontraba último en los promedios del descenso y su destino parecía inexorable, generó una euforia tal que el club inscribió en una semana a cinco mil nuevos socios y reventó las tribunas pese a los malos resultados que continuaron.

Nada importó. Ni siquiera un Maradona balbuceante, que lloraba con facilidad ante cualquier declaración, y que renqueaba al andar, ayudado por un musculoso guardaespaldas.

Los clubes rivales lo recibieron como si fuera un rey sin corona y se puso de moda entregarle algún recuerdo, ya sea una plaqueta y hasta algunos, como Newell’s Old Boys, donde jugó siete partidos en 1993, le colocó un asiento especial, casi como un trono, para que se sintiera más cómodo al sentarse en el banco de suplentes.

Maradona celebrando el título del Mundial de México 1986

Pero todo se desinfló con la pandemia. Aquel Maradona eufórico de marzo dio lugar a otro con muchos vaivenes anímicos. Maradona vive momentos de auténticas batallas entre los que lo rodean, y su círculo íntimo fue variando en el tiempo y ahora lo componen su abogado Matías Morla, por el que pasan las entrevistas y cualquier comunicación externa, especialmente burocrática y mediática; Víctor Stinfale —un oscuro empresario y abogado que llegó a estar detenido por una fiesta electrónica en una discoteca en la que murieron cinco jóvenes, y está ligado al club Deportivo Riestra, que ascendió de la Tercera (Primera B) a la Segunda (Nacional B) con extrañas ayudas arbitrales, llegó a decir que “si Hitler me diera un millón de dólares, lo defendería” y tuvo como clientes VIP a conspicuos barrabravas y narcotraficantes— y al médico Leopoldo Luque, con el mismo nombre y apellido que el goleador argentino en el Mundial 1978.

Morla y Luque aparecieron mucho en los medios, en este tiempo, para mostrar a un Maradona híper activo, aunque recluido en su casa, pendiente de los entrenamientos y fichajes de Gimnasia, aunque quienes llevan los trabajos más cercanos al plantel son sus ayudantes y ex jugadores Sebastián “Gallego” Méndez y Adrián González. La idea sigue siendo transmitir que el ex astro hable por las redes y muestre que ha bajado muchos kilos, que hace constantemente movimientos físicos para recuperar la salud y que se encuentra en perfecto estado, aunque todo esto se relaciona con que otro sector, el de sus hijas, intenta denunciar que Maradona está sufriendo “abducción intelectual” (un estado de abandono, como si estuviera secuestrado) y que cuesta acceder a él por estar rodeado por estos nuevos personajes, incluso con guardaespaldas (uno de los cuales tuvo Covid y por eso, por temor, Diego estuvo aislado en estos días).

En esos vaivenes anímicos, Maradona suele tener en su casa a una de sus últimas hijas reconocidas, Jana (a la que tuvo con Valeria Sabain, una mesera de la disco “La Diosa”), quien se lleva bien con una de sus ex, Verónica Ojeda, que llega con su hijo en común, Diego Fernando (de siete años), pero que no se habla con sus hijas Dalma y Giannina, mientras el ex crack ya rompió definitivamente con la también ex futbolista Rocío Oliva y se encuentra nuevamente enfrentado con su ex esposa Claudia Villafañe, a quien acusa por fraude y enriquecimiento ilícito durante el matrimonio, que finalizó en 2004. Parecía que a principios de este año, la relación iba mejorando al hacer causa común tras un acuerdo al que Morla llegó para que en los próximos días se lance en todo el mundo la serie de Amazon Prime “Sueño Bendito”, contando su vida, pero Claudia siente que no queda bien parada, se enojó y las cosas volvieron a complicarse.

A todo esto hay que sumarle que apareció otra chica que le reclama paternidad, Magalí Gil, de 24 años, y con dos hijas, y que desde febrero optó por la vía judicial para conseguir la prueba de ADN, y lo mismo ocurre con otro joven de 22 años, Santiago, quien indica que es fruto de una relación de Maradona con su madre ya fallecida, Natalia Garat, de la ciudad de la Plata, en 2001. Si se agregan entre tres y cuatro hijos que habría tenido durante su estancia en Cuba a principios de este siglo (dos mujeres, Joana y Lu, y dos varones, Javielito y Harold), el ex astro del fútbol totalizaría justo once hijos (si agregamos a Dalma, Giannina, Diego Jr, Diego Fernando y Jana), los justos para armar un equipo, como ironizan algunos medios que los despliegan en una cancha como si fueran jugadores. No es casualidad entonces que se hayan visto remeras por la calle con la irónica inscripción “Yo no soy hijo del Diego”. Tampoco, que entre tanto tironeo familiar, Maradona aparezca siempre con un barbijo que lleva una foto de él, en tiempos muy jóvenes entre sus fallecidos padres “Chitoro” (Don Diego”) y “Tota” (Dalma Salvadora Franco).

‘El Pelusa’, una pasión de multitudes.

Mientras tanto, el doctor Luque no deja de reconocer en los distintos programas de TV la adicción de su afamado cliente por la bebida, a lo que se sumó que días pasados lo complicó que el delantero de Gimnasia Nicolás Contín se contagiara de Covid-19, lo que lo hizo regresar a la idea de recluirse, algo que lo disgustó mucho. Por si faltara poco para que creciera su miedo, días pasados falleció de coronavirus su cuñado Raúl Machuca, a los 77 años.

Aún así, Maradona tuvo tiempo de atender a la revista “France Football” por su aniversario 60, no sin antes exigir a cambio que le restituyeran un nuevo Balón de Oro honorífico que le otorgaron en 1995 (nunca lo ganó antes porque en sus mejores años en Europa sólo se concedía a los nacidos en el Viejo Continente), debido a que el entregado hace 25 años quedó en una casa de su padre que se incendió. La revista gala argumentó que no tenía una réplica pero decidió pagar los cinco mil euros del costo y así fue que el ex crack llegó a manifestar que no hay en el mundo un jugador como Lionel Messi y Cristiano Ronaldo y que le gustaría “hacerle otro gol con la mano a los ingleses”.

“Extraño el fútbol igual que todos. No hay un argentino que quiera que no se juegue”, dijo también Maradona, harto de esperar y ansioso porque se vuelva a jugar. Al cabo, el fútbol es la sal de su vida y lo que lo puede rescatar de tantos reclamos, tironeos y vicios.

Maradona cumple 60 años y con distintos actores en su vida, con riñas, peleas, micrófonos y cámaras, lo que mejor le sigue sentando es la pelota, aquella que no se mancha, según sentenció aquella inolvidable tarde de despedida en una Bombonera repleta que coreaba su nombre, algo que sigue motivándolo, en el fondo de su corazón.

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