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Dirigentes ambiciosos con millonarias ambiciones: la fórmula para destruir la Champions

Los entretetelones económicos de la Superliga, muestran una danza de millones, un banco como el JP Morgan y el asalto al fútbol para inventar un torneo exclusivo para clubes ricos.

Miguel Ángel Moreno
España. - 25 abril 2021

60 horas que estremecieron al fútbol europeo. Del domingo 18 por la noche al miércoles 21 a mediodía, cuando se concretaron las renuncias de diez de sus doce integrantes, la Superliga pasó de irrupción estruendosa a proyecto fallido. Pero, ¿tenía sentido económico esta competición al margen de la UEFA? Se trata de uno de los debates más polémicos de la historia del fútbol.

Los promotores de este proyecto de competición consiguieron el aval del banco estadounidense JP Morgan AG, dispuesto a poner sobre la mesa un préstamo de 3.983 millones de euros para iniciar la competición, tras el acuerdo entre el banco y Tivalino Investment SL, firmado el pasado 17 de abril.

La oposición de FIFA, UEFA, federaciones y ligas, pero sobre todo la de los aficionados ingleses encabezados por su primer ministro Boris Johnson, acabaron haciendo que el ‘Big Six’ (Los seis grandes clubes ingleses) fuera el primero en retirarse del torneo, al que siguieron los clubes italianos y el Atlético de Madrid.

Varios expertos en el ámbito de la economía del deporte, el patrocinio y los derechos televisivos analizaron si los presupuestos económicos que señalaban los promotores de esta competición tenían sentido en la economía de la industria futbolística.

El diagnóstico

“La pandemia ha mostrado que una visión estratégica con un modelo comercial sostenible son necesarios para aumentar el valor para el beneficio de la pirámide del fútbol europeo”, enunciaban los promotores de la Superliga en su página web oficial, lanzada el domingo 18 por la noche.

Esta visión y sus efectos económicos se apoyaba en un formato de torneo con 15 equipos fijos de 20 en dos grupos de diez que generaba más partidos entre los grandes clubes europeos, que en la actual Liga de Campeones solo se cruzan en las fases eliminatorias.

La Champions League esta próxima a cumplir 30 años.

“La idea de la Superliga es que las competiciones europeas no dan todo el potencial que podrían obtener, por eso consideran que con partidos más atractivos y con gran visibilidad a nivel mundial podrían generar más ingresos por televisión y derechos comerciales”, señaló el economista José María Gay de Liébana.

La actual Liga de Campeones data de 1992, cuando se cambió la anterior Copa de Europa con eliminatorias a ida y vuelta incluyendo la fase de grupos, pero salvando ese cambio, el fútbol es “uno de los deportes mundiales que menos ha variado sus mecanismos de competición”, apunta Rayde Luis Báez, fundador de la consultora ‘The Connect’ .

“El deporte tiene que analizarse como una empresa de medios, no de pasiones, y se trata de ocupar la mayor cantidad de espacios diarios del panorama mediático. Si quieres tener un producto ‘premium’ de lunes a domingo, necesitas competiciones europeas, y si tienes una diferencia tan grande, necesitas un revulsivo. Y a lo mejor sí es interesante para un aficionado del Real Madrid que su equipo no se permita partidos de paseo, sino que tenga que jugar cada partido como si le costara la temporada”, razona.

Discrepa Jaume Roures, director general del grupo Mediapro. “El producto que se ponía encima de la mesa no tiene mucho más valor que el actual. La diferencia fundamental es la garantía de que los grandes iban a estar. Nos equivocamos en que el atractivo sea que se crucen más, eso es una liga. Lo atractivo de la ‘Champions’ son las eliminatorias. Si juegan el noveno contra el décimo no hay interés”, opina.

El aval y el cálculo de ingresos

La mayoría de los expertos consultados consideran el préstamo inicial de JP Morgan como una señal de viabilidad económica. “Cuando un banco como JP Morgan apoya un proyecto como este es que hay un negocio interesante (…) pero no se imaginaban la reacción en contra de los aficionados”, señala Gay de Liébana. “Me cuesta pensar que gente de tanta solvencia como JP Morgan y otros consultores no tuviesen bien estudiado un modelo como este”, añade Báez.

Las cuentas de la Superliga reveladas por el ‘Financial Times’ suponían unos 4.000 millones por temporada. La Liga de Campeones obtuvo, en su última edición pre-pandemia, la de 2018-19, y junto a la Supercopa, 2.816,4 millones de euros, de los cuales 2.407 millones fueron derechos televisivos y 409 millones patrocinios.

Florentino Pérez, presidente del Real Madrid.

Para el consultor especializado en patrocinio Javier Mancebo, los 4.000 millones anuales son una cifra “ambiciosa, pero no imposible”. “La Premier League inglesa, solo por derechos de televisión, obtiene 3.500 millones, y LaLiga española está en los 2.000”, apunta el director de la agencia Strock.

Los clubes implicados en la Superliga sumarían esos ingresos a los de sus campeonatos nacionales, ya que en caso de que fueran expulsados de sus campeonatos domésticos “el panorama cambia totalmente. Por muy grandes que sean estos clubes, la mayoría de sus ingresos se producen en sus países”, añade Mancebo. Según LaLiga, solo por derechos televisivos repartió 156 millones en la 2019 al Real Madrid, 165 millones al Barcelona y 124 al Atlético.

“Las cifras no eran descabelladas, pero hay que entender que el mercado del deporte es un juego de suma cero. Lo que hubiese podido levantar la Superliga iba a ir en detrimento de otro lugar dentro de la industria”, recuerda Báez. En otras palabras, restaría a la inversión en otras competiciones, como las ligas nacionales.

Los derechos televisivos post pandemia

Jaume Roures subraya que los contratos del próximo trienio de la Liga de Campeones, el que arranca la próxima temporada para el periodo 2021-24, ya manejan cifras similares. “En los contratos hasta 2024, la UEFA ya está en unos 3.500-3.600 millones. Obtener 4.000 millones, con la pandemia es dudoso, pero en todo caso no vale la pena crear un cisma por esta diferencia”, opina.

Al mismo tiempo, durante los últimos meses se ha podido ver cómo las competiciones que han realizado subastas de derechos han tenido que asumir rebajas de precios. La Serie A italiana vendió en marzo sus derechos televisivos nacionales a DAZN hasta 2024 por 840 millones de euros por temporada —le queda por adjudicar un paquete, por el que podría añadir 70 millones—, mientras que en el anterior periodo 2018-21 había conseguido 973 millones con Sky y Perform.

“El fútbol en este año de pandemia ha perdido un poquito de gancho, los patrocinadores no están facturando lo mismo, las televisiones no están sacando el mismo dinero por publicidad por el retraimiento de la demanda… Todo esto confluye en que esto vaya a la baja. Los clubes de la Superliga tenían que estar muy seguros de que iban a generar gran cantidad de ingresos”, opina Gay de Liébana.

El primer ejecutivo de Mediapro pone el acento en otro elemento clave de los derechos televisivos: quién iba a ser el postor. “Hablan de varios años de intenso trabajo, pero no han hablado con nadie de los que teóricamente podrían poner estos 4.000 millones”, considera.

Desde varios medios se apuntó la posibilidad de que fuera la multinacional estadounidense del comercio electrónico Amazon, que ya ha comprado algunos paquetes de la Liga de Campeones, la Serie A italiana o la Premier League inglesa, pero la compañía se desvinculó el martes a través de un comunicado de su plataforma de vídeo ‘Prime Video’, en el que indicó que “no había estado involucrada en ninguna negociación sobre la propuesta de la Superliga”.

Derechos televisivos, el gran negocio del fútbol.

“Observando cómo actúa Amazon en el deporte, se ve que lo que persigue no es comprar la ‘Champions’, sino tener un hueco, ni siquiera el mejor pero que sea exclusivo. Amazon no es una televisión, es el mayor hipermercado del mundo. La televisión es una parte pequeña de su negocio”, argumenta Roures.

El futuro

¿Qué impacto tendrá esto en el futuro de las competiciones continentales? Desechada la Superliga, el modelo que teóricamente prevalecerá es el de la UEFA, que propone para 2024 un incremento de equipos en la Liga de Campeones de 32 a 36, con un formato de liga inicial en el que no juegan todos contra todos, sino que cada equipo disputará diez partidos, y a partir de esas diez jornadas se clasifican a las eliminatorias tradicionales.

Para Roures, el desvanecimiento de la Superliga provoca que sus protagonistas estén “peor” para negociar con la UEFA, aunque este nuevo modelo favorece los enfrentamientos entre los grandes, uno de los elementos motores de la Superliga. “Pero ahora, ¿por qué tendría que negociar la UEFA, si le han apoyado las masas de aficionados, los gobiernos, la Comisión Europea y las ligas”, pregunta.

El consultor Rayde Luis Báez considera que la propuesta de la Superliga se ha transmitido “como un conflicto de competición” cuando en realidad es un conflicto “de gobernanza y operativa de negocios”, sobre si los mejores gestores son las federaciones o los clubes. “Hay que hacer un ejercicio honesto, y por el bien de los fans, pediría que la gente se quite las ambiciones personales, y busquemos modelos que funcionen”.

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