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El Genio, su ángel y los nenes

En la selección argentina, Messi tuvo la compañía de un jugador de su generación, Ángel Di María, y tres figuras jóvenes: Enzo Fernández, Julián Álvarez y Alexis Mac Allister.

Daniel Yaipén
Lima. - 18 diciembre 2022

Nunca antes tantas personas de otros países hacían fuerzas para que una nación, que no era la suya salga campeona del mundo. Y no era precisamente por la simpatía de nuestro hermanos argentinos (algunas actitudes de Otamendi, Romero y el Dibu Martínez no cayeron muy bien a la hinchada internacional) era más bien por el fútbol, humildad y empatía que genera Lio Messi. Es muy difícil que los amantes del fútbol se pongan por unanimidad de acuerdo en un deseo, sin embargo hoy, salvo los franceses, todos los fanáticos alrededor del globo terráqueo hacían fuerza para que el rosarino de la sonrisa tímida y la gambeta maradoniana corone su extraordinaria carrera con el título del mundo. Justicia divina que le llaman.

Messi cargado por su amigo el Kun Aguero y la Copa de Campeón Mundial.

Ahora si bien Messi es un “extraterrestre” dentro del campo de juego, ya con 35 años y muchas batallas en la espalda necesitaba de un equipo que lo respalde como dicen en la tierra de Gardel, que lo “banque” a muerte. Ahí se erigen, por distintos motivos, la figura de cuatro elementos que fueron vitales para la consecución del objetivo grupal.

El Ángel del genio

El primero se llama Ángel pero en la interna es simplemente el fideo, el flaco rosarino igual que el diez es uno de los pocos jugadores del actual plantel que le ha tocado vivir junto a Messi y Otamendi, las cuatro finales perdidas que atormentaban el sueño de los argentinos. Peor aún porque en dos de ellas tuvo que abandonar el campo prematuramente por lesiones y el rumor del hincha era que el flaco no soporta la presión de las finales.

Poco les importaba que en las Olimpiadas del 2008 con gol de él ante Nigeria, se hicieron de la de oro. Si bien Ángel se había sacudido de esa quimera con el gol del triunfo ante Brasil para ganar la Copa América 2021 en el mismo Maracaná, quedaba pendiente aún la proeza mayor, después de 36 años devolver la gloria máxima al futbol gaucho. Di María, por una caprichosa lesión, se había visto postergado al banco en los dos últimos partidos sin embargo y en un acierto del técnico Scaloni hoy saltó al campo dentro del once inicial. Ante Francia el “fideo” dejo el perfil cambiado para volver a ser el 11 de sus inicios en Rosario Central y volver loco a Kounde que nunca pudo controlar al extremo de la Juventus durante los 65 minutos que estuvo en el terreno de juego. Argentina dominaba el encuentro, abría la cancha para lo que Di Maria fue clave y para redondear su actuación y no romper la tradición, anotó el segundo tanto argentino a los 35 minutos culminando un atildado contragolpe albiceleste.

El Ángel y su clásica celebración dedicada a sus hijas

De raza le viene al galgo

El apellido Mac Allister es tradicional dentro del fútbol argentino. Alexis es hijo del “Colorado” Carlos Mac Allister lateral zurdo que jugó en Boca y la selección con Maradona, y sus hermanos mayores Francis y Kevin juegan en Argentinos Juniors y Rosario Central respectivamente. El menor de la dinastía si bien es de lejos el más destacado de todos no era un titular habitual dentro del once albiceleste. Alexis ingresó a la oncena en el partido ante México, luego de la derrota ante Arabia Saudita y nunca más lo dejó, jugó de titular 6 de los 7 partidos de Qatar 2022. El canterano de Argentinos Juniors (igual que sus 2 hermanos) tuvo un rendimiento ascendente partido a partido y ante Polonia abrió el camino del triunfo tras un centro de Molina. La polifuncionalidad, despliegue e inteligencia que tiene para acoplarse a varios puestos en la volante hizo que el benjamín del “Colo” se vuelva un indiscutido y uno de los altos valores del equipo de Scaloni. Después de este Copa del mundo será muy difícil que el Brighton de la liga premier inglesa pueda retenerlo, ya se habla del interés del Inter de Milán y el Tottenham inglés.

Alexis y el grito luego de su gol ante Polonia.

Un músico para la banda

Raúl, su padre, contó en una entrevista que, durante sus primeros años en River Plate, a Enzo le habían puesto ‘Músico’, “porque decían que dirigía la orquesta”. Cuando tenía 9 años, fue dirigido por Bruno Quinteros, quien en diálogo con un medio lo caracterizó casi como un superdotado: “Era el 5 del equipo. Siempre fue un chico líder en el grupo, de mucha personalidad. Tomaba las decisiones que uno tomaría desde afuera, más tranquilo viendo el partido. Pero él lo hacía a tan temprana edad como si entendiera el juego con un nivel de inteligencia superior. Además, a eso le agregaba muy buen pase, pegada y tiro de media distancia para la edad” comentaba y vaya que no se equivocó.

La lesión de Gio Lo Celso presagiaba un problema grave para el andamiaje del equipo pero ahí surgió la oportunidad para un jovencito Enzo Fernández (sus padres fanáticos de River le pusieron el nombre en honor a Francescoli) que con 21 años a cuestas ingreso ante México para poner orden en la zona del 5 y con un soberbio golazo sellar una victoria que era vital para las aspiraciones de mantenerse en carrera.

Enzo demostró en el césped de los estadios cataríes que valió ese esfuerzo grande que hizo cuando, habiendo debutado con la camiseta de River Plate, le sugirieron que se vaya a préstamo al Defensa y Justicia porque en el equipo de Gallardo, no tendría oportunidades para mostrarse. Lejos de amilanarse el joven de 19 años se ganó un lugar en el equipo de Hernán Crespo y fue esencial para que dieran la sorpresa y se llevaran el título de la Copa Sudamericana. De ahí en adelante todo fue un ascenso vertiginoso para el nacido en San Martín de Buenos Aires, regreso y figura en River, llegada y convertirse en el Benfica portugués. Si bien todos coincidían en el excelente momento de Fernandez había dudas si le alcanzaría para ser la manija de la selección argentina, la derrota ante Arabia le dio la chance de tener más minutos y el “cara de niño” jugo con el aplomo de los consagrados. Simplemente hizo todo bien, interceptó, la sacó siempre limpia desde atrás y por si fuera poco se daba maña para desdoblarse en ataque sin descuidar el encargo defensivo, un baluarte para la hazaña argentina.

Enzo festejando eufórico con su ídolo luego de su golazo ante México.

El hincha que se metió a la cancha

Hace once años Julián era un jugador del Club Atlético Calchín cuando la selección argentina, ya con Lionel Messi como figura estelar, pasó por la ciudad de Córdova y el hoy ariete del Manchester City se las ingeniaba para, con un grupo de amigos, conseguir una rápida instantánea con su ícono máximo en el fútbol.

Once años luego al otro lado del hemisferio, la “Araña” ayuda con 4 goles y un 76% de efectividad en los pases a su ídolo a conseguir su máximo anhelo, la joya principal de su colección para cerrar una carrera excepcional llena de triunfos, reconocimientos y récords. Definitivamente un sueño para el ariete que con 18 años ya sabia lo que era ser campeón de la Copa Libertadores con el aquel River imbatible de Gallardo. En la liga argentina Julián se cansaba de hacer goles y también sumó a su palmares el titulo de la Recopa ante el Atlético Paranaense de Brasil.

Su juego e inacabable olfato goleador despertaron el interés de los grandes de Europa y hace 11 meses el Pep Guardiola solicito que se sume a su plantilla en el City de la Premier League. Ahí se encontró con la llegada en paralelo del “vikingo” noruego Erling Haaland quién lo relego a jugar sólo por minutos y algunas veces incluso fuera de su posición natural. La historia parecía ser similar en la selección al tener por delante al letal delantero del Inter de Milán, Lautaro Martínez.

Sin embargo al igual que con varios de los jóvenes que terminaron jugando de titulares, la derrota en el debut les abrió una ventana para ser inicialistas ante México y le supo sacar el máximo provecho. Verlo jugar a Julián no es sólo apreciar sus movimientos y olfato de gol, es inspirador ver como disputa cada balón, aunque parezca ya perdido . El estilo Scaloni conlleva que todos presionen y tengan responsabilidad de marca (excepto Messi), Julian juega sólo en punta y es simplemente conmovedor ver como corre a los centrales, corre por él y también corre por su ídolo Lionel. Aquel que en aquella tarde en Córdova hace 11 años, le prometió que serían campeones del mundo, hoy más de una década después Julián le puede decir gracias Lio, por esperarme para ganarla juntos!

La Araña y la Pulga, antes hincha e ídolo, hoy compañeros y campeones del mundo

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