En pleno escándalo de soborno del árbitro Miguel Santiváñez, el presidente de la Federación Peruana de Fútbol, Agustín Lozano, en lugar de un pronunciamiento sobre las acciones concretas que debería tomar la FPF, eligió guardar silencio lo que se traduce como una tácita aceptación de lo que es vox populi: que él es el factótum de los oscuros manejos en el arbitraje desde hace años. Si no tuviese ninguna implicancia habría salido de inmediato a exponer su posición y a tomar medidas de reorganización de la Comisión Nacional de Árbitros (CONAR). Hizo todo lo contrario. Se parapetó tras el silencio y empezó a maniobrar para ocultar el escándalo en una evidente admisión de complicidad. Una fuente señaló “Lozano sabe que si sanciona a alguien, más de uno se pone a hablar y lo mete en problemas”.
La primera de las acciones del titular de la FPF fue lograr un nuevo pacto con Juan Sulca, el restituido presidente de la CONAR. Cuando estalló el escándalo del soborno al árbitro Santiváñez, Sulca señaló, con prontitud, que él ya no era presidente de la CONAR, marcó distancias públicas y remitió documentos a la CONMEBOL. Pero en rápidas 48 horas, Lozano lo volvió a designar nuevamente como titular de la entidad que maneja el arbitraje. Hombres de acuerdos entre las sombras, llegaron a un nuevo pacto y Sulca volvió a ser silencioso. La presidenta interina Ana Pérez duró apenas dos días en el cargo por el urgente retorno de Sulca porque Lozano confía más en la complicidad de Sulca y también porque éste acepta un asunto clave: mantener en el cargo como secretaria de la CONAR a Minnelli Zapata Rojas, la mujer que es el topo de Lozano.

Minnelli Zapata es una vecina del poblado de Chongoyape, que fue traída a la FPF como empleada administrativa y luego puesta en la CONAR para ser la informante y operadora de Lozano en la entidad arbitral. ¿Dónde se origina la marcada confianza? Ella es sobrina de Izael Zapata García, un hombre de extrema confianza de Lozano y que se encuentra investigado por la fiscalía bajo el cargo de presunto testaferro del presidente de la FPF. Se entiende entonces la lealtad de Minnelli Zapata.
En suma, el retorno de Sulca a la CONAR se debe a que Agustín Lozano sabe que tras el escándalo de soborno al referí Santiváñez, no puede dejar fuera a funcionarios clave que podrían ponerse en su contra. Cuando Sulca se marchó de la CONAR apenas se conoció la denuncia de soborno, Lozano hizo todo lo po$ible para convencerlo de retornar y tuvo éxito. En el estilo Lozano las lealtades y silencios se logran manteniendo indefinidamente en sus cargos a funcionarios cómplices.

Frente al soborno del árbitro Santiváñez, los árbitros encabezados por Andrés Martínez, presidente interino de la APAF, tomaron una “drástica” decisión: suspendieron a Santiváñez y lo sacaron del grupo de WhatsApp. Un humorístico blindaje que muestra la conducta de una red que desde hace años trabaja bajo la sombra de la palabra soborno.

ONCE accedió a la versión de varios árbitros quienes señalan que cuando la CONAR designa las ternas arbitrales estas son revisadas por Lozano quien ordena modificaciones y señala a los árbitros que deben dirigir tal o cual partido sea en Liga 1, Liga 2 y en su antiguo feudo de la Copa Perú. Obviamente, Lozano no tiene facultades para esos actos y, sobre todo, el hacerlo indica que existen de por medio intereses indebidos. ¿Por qué le interesaría designar árbitros al presidente de la FPF y por qué siempre están de por medio de versiones de soborno?
ONCE le dirigió una carta a Lozano solicitando que desmienta o confirme las versiones a las que logramos acceder. La pregunta específica fue:
¿Existe la versión de que una vez que la CONAR designa las ternas arbitrales usted las revisa y en ocasiones ordena modificaciones en la designación de árbitros. ¿En base a qué facultades actúa de esa manera?
Desde el 14 de enero, no tuvimos respuesta.

Pudimos acceder también a información en el sentido de que Agustín Lozano, en lugar de tomar acciones ante la denuncia y las pruebas sobre el soborno del árbitro Santiváñez, se comunicó de inmediato con el cuestionado referí para decirle que mantenga la calma, es decir, se abstenga de dar declaraciones y se mantenga en silencio “hasta que se enfríe el tema”.
ONCE en la carta dirigida a Lozano se le solicitó que desmienta o confirme esta versión. LA comunicación se dirigió también a su jefe de Prensa, Elkin Sotelo. La pregunta específica fue:
Al día siguiente del informe de Once.pe sobre el soborno en que está implicado el árbitro Miguel Santiváñez usted se comunicó con él para darle respaldo y para decirle que mantenga la calma “hasta que se enfríe el tema”. ¿Cuál es su versión al respecto?

Desde el 14 de enero, estamos a la espera de su respuesta.
Un asunto que muestra la complicidad existente entre el árbitro Santiváñez y Lozano es que el referí se encargó de hacer saber que estaba protegido y que no se investigaría en la FPF el manejo ilegal del partido entre Alianza Atlético de Sullana y Sport Chavelines que fue clave para el ilegal ascenso del club sullanense. Santiváñez afirmaba en círculos del referato que él cumplió con “instrucciones de arriba”.
Hicimos la consulta correspondiente a Lozano con esta pregunta específica:
Nuestras fuentes nos han informado que el arbitro Santiváñez manifiesta que él va a ser respaldado porque cumplió́ con “instrucciones de arriba”. ¿Puede usted descartar que la referencia no es hacia usted?
Desde el 14 de enero, estamos a la espera de su respuesta.

En medio de un episodio vergonzoso como un caso de soborno, ocurrieron dos episodios curiosos y consecutivos. El silencioso Lozano fue entrevistado con cierta deferencia solo uno de los conductores dejó constancia de sus cuestionamientos a un personaje que tiene denuncias por todo lado. A la semana siguiente, la sorpresa para los televidentes no fue un informe sobre el soborno sino la lectura comentada de un comunicado del árbitro Santiváñez. Es decir, la voz de Santiváñez es superior a indagar en el grave problema de los arreglos arbitrales en el fútbol peruano que viene desde hace años. Uno muy reciente es aquel famoso y único partido con VAR que influyó para que Alianza Lima pierda el título del torneo 2019. ¿No les da curiosidad por qué hubo VAR esa vez y después nunca más? Temas hay, sin duda.
Más allá de los silencios de Lozano y los silencios o los sesgos de quienes deberían contribuir a indagar en los actos de corrupción, lo cierto es que las evidencias son cada vez más mayores sobre el frondoso actuar ilegal de Lozano y sus cómplices. También lo es la ineptitud con la que pretenden tapar sus actos ilegales. En efecto, el semanario Hildebrandt en sus trece reveló en su última edición que el árbitro Santiváñez se apareció el 14 de enero en la comisaría de Salamanca —distrito en el cual vive— para denunciar un supuesto robo de varios objetos entre ellos “un celular del operador Claro”. Indica el citado semanario que “El árbitro, según las mismas fuentes, no pidió ni las imágenes de las cámaras de seguridad ni volvió a interesarse por las investigaciones. Lo único que pidió fue dejar constancia del hecho”. Es obvio que, de esa manera burda, está creando un mecanismo para no entregar su equipo celular cuando le sea requerido en la investigación penal que iniciará el club Sport Chavelines.
El tema de los árbitros, los arreglos de los partidos y los sobornos, es un asunto que rodea desde hace años a Agustín Lozano desde el tiempo en que anduvo como mandamás de la Copa Perú. Anotamos dos hechos puntuales que más de un medio podría tomarse el afán de investigar: en los últimos años ¿cuántos clubes del norte con cercanía a Agustín Lozano han ascendido a Primera División desde la Copa Perú y siempre en medio de polémicas? El otro tema es la biografía de Alberto Lozano, el hermano del presidente de la FPF, tan lleno de episodios en el tema del arbitraje. Temas hay. ¿Por habrá tanto silencio informativo?