En la lista de los pasajeros del avión de la selección peruana que viajó a Qatar, aparecen personajes que nada tienen que ver con el fútbol y cuya presencia muestra que más que el viaje a una competencia parece haber existido el ánimo de un paseo con festejo anticipado.
Los invitados de Cueva
El diez de la selección peruana —con una desastrosa actuación ante Australia— fue el que más invitados convocó. En el ámbito familiar, viajaron su esposa Pamela López Solórzano, el padre de Luis Alberto y sus dos hermanos Luis Marcial y Jorge Luis Cueva Bravo.
El volante nacional también llevó a su cebichero engreído Luis Enrique Sánchez Aranda, dueño de la cebichería Mi Barrunto, junto a su pareja Itamar Orellana. Y también le consiguió un asiento a Zoe Ganoza Benites, sindicado como el amigo de juerga y de los ‘privaditos’ de Cueva.
¿Por qué se permitió que en el avión de la selección también viajen otros personajes como el cevichero de Mi Barrunto? ¿qué pasó con el tema de estar concentrados y enfocados para uno de los partidos más importantes para la selección peruana? ¿Por qué Gareca permitió todo esto? pic.twitter.com/UZN5EU7QtO
— Revista Lima Gris (@Limagris) June 14, 2022
La vecindad del ‘Chavo‘
Existen dos personajes respecto de los cuales no existen mayores señas de identidad. Se trata de la María Reyna Arroyo y su hijo Víctor Junior Patazca Reyna. Madre e hijo no tienen ningún vínculo con la selección peruana ni con ninguno de los jugadores. De acuerdo a indagaciones realizadas por ONCE, se trataría de presuntos familiares de Jimmy Arroyo Mendoza, el Suboficial Técnico de Tercera de la Policía Nacional del Perú que, desde hace años, trabaja como Seguridad en la FPF. El nombre de Jimmy Arroyo Mendoza, también conocido como ‘Chavo’, se hizo públicamente conocido cuando una investigación del programa Panorama de Panamericana Televisión, lo mostró jugando un partido de fulbito en la Videna con el presidente Pedro Castillo Terrones, sus sobrinos hoy prófugos y Roberto Aguilar Quispe, un joven empresario de construcción de 27 años, que viene siendo investigado, junto a empresas chinas, por ganar cuestionadas licitaciones por más de 580 millones de soles.

Los amigos de Trauco
Miguel Trauco, el lateral de pésima actuación en la derrota ante Australia, embarcó a su barbero personal, Christian García Chávez, un joven que probó suerte en el fútbol jugando para el club Unión Comercio en Copa Perú en el 2013, para luego dedicarse al rubro de la barbaría en Tarapoto, ciudad amazónica donde nació Miguel Trauco. Con los años, García Chávez conoció al futbolista de la selección peruana y terminó convirtiéndose en su barbero de cabecera y compartió casa con el lateral durante su estancia en el club Saint Etienne de la liga francesa.

Trauco también embarcó en el avión rumbo a Doha, a su amigo Johan del Aguila, un ingeniero ambiental con el que comparte gran amistad en su tierra natal. Incluso, el 17 de abril pasado, Del Aguila llegó hasta Francia para visitar a Trauco y se fotografió en el estadio Geoffroy-Guichard, que pertenece al Saint Etienne, club en el que juega Miguel Trauco.
A Johan del Águila y Miguel Trauco no solo los une su ciudad natal, también son parte de un entrañable círculo de amigos que comparte reuniones y fiestas cada vez que el jugador de la selección peruana retorna al Perú. En la siguiente fotografía se le ve junto al lateral.

Un oftalmólogo en el avión
Luis Noblecilla Baca, es un oftalmólogo de la ciudad de Sullana, no es dirigente de ningún club pero su empresa Noba Visión es sponsor del club Alianza Atlético de Sullana y también cede a este equipo las instalaciones del hotel El Churre, que heredó de su padre, para alojamiento de los jugadores que llegan del extranjero o de otras regiones.
La pregunta es ¿quién pagó el pasaje y los gastos de Noblecilla Baca? Una hipótesis es que habría reemplazado en el viaje a Lánder Alemán, el mandamás de Alianza Atlético de Sullana y gran amigo de Agustín Lozano. La FPF debe precisar lo ocurrido con este curioso invitado.

El embajador sin embajada
El caso más folclórico de una lista de pasajeros con personajes pintorescos y bastante alejados de la seriedad de una selección que pretendía competir en el más importante torneo de fútbol del planeta, corresponde a Juan Carlos La Rosa, ex futbolista que destacó en el Cienciano del Cusco, y que trabaja en la FPF sin cargo conocido y a quien señalan como una suerte de asistente, chofer y compañero de viajes de Agustín Lozano.

Nadie sabe su puesto real en la FPF y, al parecer, tampoco Agustín Lozano porque se embarcó a Qatar con un título bastante risible: el zar de Chongoyape lo nombró “Embajador de la Federación”.