La verdad y la justicia pueden transitar caminos diversos, pero siempre llegan a su destino. El 2 de agosto del 2020, ONCE puso al descubierto uno de los tantos manejos oscuros de Agustín Lozano, presidente de la FPF. En esta ocasión se trataba de un oscuro subsidio a cuatro equipos de provincia que alcanzaba los 250 mil soles para cada uno. Esta denuncia acaba de encontrar su confirmación rotunda por un escándalo que cuestiona a la Comisión de Licencias de la FPF.
Recordemos primero aquella publicación de hace dos meses. ONCE informó que Agustín Lozano se había apropiado de los derechos televisivos de los cuatro equipos de la Liga 1 recién ascendidos — Alianza Universidad, Carlos Stein, Atlético Grau y Deportivo Llacuabamba— nombrándose como el intermediario en el contrato entre la televisión y el fútbol, bajo amenaza desafiliarlos del sistema si no acataban. Luego, el 5 de marzo, la FPF difundió un comunicado anunciando que era el “dueño virtual” de los derechos de televisación de estos equipos, derechos que, finalmente y de manera insólita, fueron cedidos gratuitamente a DirecTV.
Entretanto, con la pandemia explotando y sin dinero en sus tesorerías ¿cómo iban a sobrevivir estos cuatro equipos? De pronto el presidente de la FPF, Agustín Lozano, y su secretario general, Óscar Chiri, se convirtieron en “prestamistas” o “inversores” y decidieron destinar 250 mil soles mensuales para cada uno de los cuatro equipos. Con ese dinero se iban a pagar planillas, traslados a Lima para jugar el torneo, hospedaje, logística, servicios médicos y alimentación. Es decir, un millón de soles mensuales que se pierden mientras en La Videna despidieron personal y las divisiones menores se quedaron sin sustento.
Ese dinero que la FPF dio a los clubes fue, según, Lozano un ‘préstamo’ que debía ser devuelto. Sin embargo, la ‘bomba’ acaba de explotar y fue Deportivo Llacuabamba el equipo que activó el detonador. La escuadra de la sierra del departamento de La Libertad, ha amenazado con retirarse del torneo porque ya no le dan el ilegal “subsidio” y no tienen cómo mantenerse. Esta información la dio a conocer un jugador del club en un audio al que ONCE tuvo acceso y donde se detalla el caos que vive el plantel del cuadro del norte.
“Tenemos un problema por la falta de pagos y ya la gente aquí se aburrió. El club tenía un compromiso de pago con nosotros para este 15 de octubre por dos meses que nos quedaron debiendo, pero nunca nos pagaron. Nos dicen que es por un tema de resultados la razón por la que no nos quieren pagar (hace 9 partidos que no ganan). Supuestamente dicen se quieren salir del campeonato y desafiliar al equipo. La verdad que no creemos nada, pero queremos que se empiece a saber todo esto para que alguien nos ayude”, expresó el futbolista.
La situación se complicó este 15 de octubre en que, efectivamente tal como anunció el jugador, no hubo pago y el presidente de la institución, Hernán Saavedra, le manifestó al plantel que acaso la alternativa tendría que ser abandonar el torneo de la Liga 1. Esta misma determinación fue comunicada a Agustín Lozano quien, además de estallar en ira, se encuentra entre la espada y la pared.

¿Por qué? Por dos razones: si Deportivo Llacuabamba se va del torneo no devolverá el dinero que la FPF le ha ido entregando como “préstamo”; en caso de que no se retiren la Comisión de Licencias de la propia FPF está en la obligación de sancionar al club trujillano, sobre el que ya pesa otro castigo económico por el retraso del mes de junio. En ambos escenarios ¿cómo devolverá Deportivo Llacuabamba los más de 350 mil soles soles que ya le entregaron desde la FPF? Estamos hablando de una afectación a la economía de la FPF y, por ende, la comisión del delito de Fraude a la administración de persona jurídica. Agustín Lozano, Óscar Chiri y su directorio tendrán que responder por este delito al haber dispuesto indebidamente del patrimonio de la federación.
El dinero que “prestaron” jamás retornará si el equipo norteño patea el tablero y decide abandonar el torneo. Y la situación de Lozano, por más que se aferre al cargo, terminará ante los tribunales porque cuando en la FPF decidieron entregar los ilegales “subsidios” no tenían la autorización de la Asamblea y, además, afectaron los intereses de los otros 16 clubes que compiten en la Liga 1. Para peor, el segundo club en entrar en ‘rebeldía’ y dejar en claro la ilegal subvención ha sido Carlos Stein. Al cierre de esta edición ONCE tuvo acceso a la carta que envió el cuadro de Lambayeque a la FPF:
“El día 28 de setiembre del presente año nos abonaron en nuestra cuenta corriente de dólares el importe de $46,497.18, importe que supuestamente serviría para cancelar los sueldos correspondientes al mes de setiembre, sin embargo dicho importe se tomó para cancelar lo que el club estaba adeudando (45%) del sueldo correspondiente al mes de mayo, se completó el saldo de los sueldos del mes de agosto, gratificaciones del mes de julio y las CTS del mes de mayo, es por esto que recurrimos a uds. para solicitar el adelanto de la cuota correspondiente de diciembre para poder cumplir con los pagos de sueldos correspondiente al mes de setiembre, ya que para nuestro club el campeonato acabaría en noviembre”, dice la vergonzosa misiva.

Es decir, la FPF, como lo anunciamos en ONCE, se ha convertido en una caja de préstamos incobrables después de disponer ilegalmente de los fondos de la institución. La encrucijada de Agustín Lozano y Óscar Chiri es la que suelen tener los que incurren en malos manejos: si Deportivo Llacuabamba y Carlos Stein se retiran de la competencia les estalla la bomba que activaron: se cae la Liga 1; si continúan será sobre la base de que les sigan entregando dinero con lo cual, Lozano y Chiri, seguirán ampliando el delito de Fraude en la administración de persona jurídica.
Con licencia para burlarse
Los casos de los equipos Deportivo Llacuabamba y Carlos Stein nos llevan al otro lado oscuro en la FPF: la Comisión de Licencias, convertida en una instancia servil a Lozano y Chiri sin medir las consecuencias penales de sus actos y, peor aún, por destruir el objetivo por la cual se creó esa comisión: que los clubes se conviertan en reales instituciones bajo un control que exija el cumplimiento de sus funciones. Creada para garantizar el orden y la profesionalidad del fútbol, hoy su labor es actuar como cómplice de una administración corrupta.
La Comisión de Licencias, en el papel, tiene la obligación de exigir a todos los clubes el oportuno pago de los salarios bajo sanción de una severa multa, pero la revelación del caso Llacuabamba demuestra que la Comisión de Licencias no cumple con sus labores y pasa por alto el control a “los equipos de Lozano y Chiri” pero sí persigue al resto de los clubes que integran la Liga 1.

La debacle de la Comisión de Licencias arrancó este año con Óscar Chiri, secretario general de la FPF, al aceptar postergación de pagos o remuneraciones (todas excusadas por la pandemia). La pregunta es: si la FPF subvenciona a cuatro clubes y se atrasa en darles el dinero y estos se atrasan en el pago a sus planteles ¿la sanción no debiera ser para la misma FPF? Un absurdo que se produce porque Lozano y Chiri han llevado a la FPF al peor nivel de la informalidad.
Si las cosas siguen en esta dirección, Agustín Lozano deberá sumar otro problema más a los que ya tiene. Hay que recordar que, entre otras perlas, el mandamás de la FPF y los miembros de su directorio están siendo investigados por lavado de activos producto de los ingresos que obtuvieron de manera ilegal por la reventa de entradas.
Se suele ocultar la basura debajo de la alfombra pero cuando hay demasiada asoma sobre la alfombra. En la FPF todo está sucio. Demasiado.