En el 2003 Cienciano fue una ráfaga de fútbol que conmovió al país. El título de la Copa Sudamericana abrió las puertas de la historia del balompié peruano al elenco imperial, dirigido por Freddy Ternero. Era la primera vez que un club peruano ganaba un torneo internacional. Casi veinte años después, su clásico rival del sur, el también equipo centenario Melgar FC, está camino a la gloria; solo le faltan dos escalones para igualar la hazaña del cuadro cusqueño.
Si comparamos ambas campañas, encontraremos más diferencias que similitudes. Quizá lo único en común que tienen los dos equipos es que proceden del sur de nuestro país y de ciudades de altura, aunque en el caso de Cusco, mil metros más arriba. Sin embargo, las disimilitudes son mayores.
Empecemos por el estilo de juego. Aquella escuadra roja practicaba un fútbol en donde prevalecía más el músculo sobre la parte creativa; más el juego aguerrido y defensivo que la propuesta por la tenencia del balón. En la zaga y la medular, Santiago Acasiete, el paraguayo Lugo, Juan Carlos La Rosa y César Ccahuantico, no tenían rubor si había que lanzar la pelota a la Avenida El Sol para alejar el peligro. Por su parte, la propuesta del cuadro Dominó es más estética. Se trata de una oncena que busca el arco contrario tocando a ras del piso ya sea de local o de visita. Los mistianos se tutean con sus adversarios del Atlántico: frente a River de Montevideo, Racing de Avellaneda e Internacional de Porto Alegre salieron a buscar el resultado favorable. Igual sucedió en Cali, donde no se atrincheraron en su campo.

La edad es otra diferencia entre ambos planteles sureños. Mientras que en el ‘Upa Upapá’ la mayoría tenía varios kilómetros de recorrido, en el conjunto rojinegro destacan varios jugadores que no pasan los veinticuatro años como los defensas Ramos, Deneumostier, Reyna; los volantes Tandazo y Archimbaud y los delanteros Iberico y Cabrera, este último autor de uno de los penales con los que se venció al elenco de Porto Alegre. El jugador más veterano de Melgar es el mediocampista argentino Horacio de Dios Orzán, que frisa los 34 años. Otros ‘veteranos’, con treinta y tres calendarios, son su compatriota el goleador Bernardo Cuesta y el hábil y potente atacante Joel Sánchez.
Otra diferencia fundamental entre ambos equipos protagonistas en esas dos versiones de la Copa Sudamericana es el manejo dirigencial. En aquel Cienciano, el mandamás era el inefable Juvenal Silva, de quien se dice que dejó famélicas las arcas del club, aunque él señale que vendió hasta su tractor para a pagar las deudas. En contraste, el manejo de la institución arequipeña es un ejemplo de gestión en nuestro país. En la parte deportiva, tanto a nivel del campeonato local como en su participación en la Copa Sudamericana, la escuadra mistiana es protagonista. En cuanto a la parte de las divisiones menores y de la reserva, se viene haciendo un trabajo espectacular. El trabajo en las categorías inferiores, liderado por el ex volante camanejo Marco Valencia, tiene resultados en los torneos de menores y en la promoción de jugadores de las canteras arequipeñas. En la parte administrativa, se está cumpliendo con el plan de reestructuración pactado hasta el año 2025. En el aspecto institucional, el club pronto contará con su local institucional, por ahora ya cuenta con un terreno propio.

Melgar, luego de titularse campeón de la Copa Perú en 1971, permanece en la primera División en forma ininterrumpida durante más de medio siglo. Con Universitario de Deportes y Sporting Cristal, tiene el privilegio de formar parte de los clubes que nunca han descendido de categoría. Desde aquel cuadro setentero liderado por Armando Palacios, Jesús ‘Cachucho’ Neyra y ‘El Rey de los penales’, Luis Ponce Arroé, que alcanzó la gloria en la Finalísima del ‘Fútbol Macho’, mucha agua ha pasado por el caudaloso Río Chili. A inicios de los años ochenta, el conjunto arequipeño realizó excelentes campañas en 1981 y 1983, donde alcanzó el título y subtítulo respectivamente con la superlativa actuación de los hermanos Genaro y Ernesto ‘Chivo’ Neyra, Raúl Obando, Freddy Bustamante y Jorge Ramírez, entre otros.
En el nuevo milenio, en el año de su centenario, se erigió campeón nacional en el 2015 de la mano de Juan Reynoso y con un gran desempeño de los atacantes Ysrael Zúñiga, Bernardo Cuesta y el mexicano Omar Fernández. Hasta llegar al momento sublime actual de este Melgar iniciado por el DT Néstor Lorenzo y continuado por Pablo Lavallén, en el que prevalece sangre joven y buen fútbol. A este cuadro mistiano provoca verlo, porque juega bien a la pelota, es atrevido. Además, ha generado optimismo en el aficionado, no solo el arequipeño, sino en todo el territorio nacional. A esta altura del camino de la Sudamericana 2022, vale parafrasear al gran poeta arequipeño Mariano Melgar: “Dame esperanza de que veré otra vez el bien que quiero”.