La cuarta final del histórico Maracanã

Palmeiras y Santos deciden en el Maracanã la edición 61 de la Copa Libertadores. Será la primera final sin hinchada en un estadio marcado por tristezas, alegrías, conciertos de música y misas del Papa Juan Pablo II.

Manuel Manrique
Brasil. - 24 enero 2021

En lugar de cantos y provocaciones, silencio y orientaciones de entrenadores. Fuera del estadio, bares cerrados, poco movimiento de gente y ningún ambiente de fiesta. El histórico Maracanã merecía una final única como la de Lima, o como las tres anteriores, cuando el estadio fue escenario del título del Santos de Pelé (1963), la victoria del Flamengo de Zico (1981) y el “balde de agua fría” que la LDU le echó al Fluminense (2008).

La historia del estadio Maracanã se remonta a 1938, cuando el presidente de la FIFA, Jules Rimet visitó Río de Janeiro para aceptar la candidatura de Brasil como sede del cuarto campeonato Mundial de Fútbol de 1950. La única exigencia del dirigente fue la construcción de un gran estadio.

Jules Rimet, ex presidente de la FIFA.

En agosto de 1948, el terreno comenzó a recibir máquinas y obreros, pero antes, ese espacio fue sede de otro deporte: el turf. El Derby Club organizaba carreras de caballos desde 1885 y con la inauguración del hipódromo de Gâvea, en 1926, la institución se unió al Jockey Club tras vender el terreno al Ejército para que sirva de depósito y local de mantenimiento de sus vehículos. Pese a no estar concluido, en junio de 1950, el estadio fue inaugurado con capacidad para 150 mil personas, superando al Hampden Park, en Glasgow, el más grande de esa época.

“Recuerdo que servía en el Sexto Pelotón del Ejercito y fuimos designados a ir al Maracanã a retirar desmonte de la construcción, antes de la final del ’50. Ya conocía el estadio porque en esa época jugaba en los juveniles del América RJ y fuimos a conocer el estadio, que aún no tenía césped. Me impresionó lo grande que era y pensé ¿por qué hacen un estadio de ese tamaño si tenemos tantos otros? Creí que nunca se llenaría pero estaba equivocado, es más, vi la final del ’50 después de botar el desmonte”, dijo Mario Jorge Lobo Zagallo en entrevista al Museu da Pessoa.

Maracaná, 1950.

En esa época un periodista deportivo, director del Jornal dos Sports, Mario Rodrigues Filho, opinaba a favor de la construcción del estadio en el barrio Tijuca porque era más cercano y fácil para que la gente pueda ver fútbol (parte de los concejales de Río de Janeiro querían que se construyera en Jacarepaguá, donde hoy está el complejo de gimnasios usado en la Olimpiada Rio 2016). En setiembre de 1966, Mario Filho tuvo un paro cardiaco y murió a los 58 años. El alcalde de Río de Janeiro, Francisco Negrão de Lima, decidió rendir homenaje al periodista y decretó el cambio de nombre. El Estadio Municipal do Maracanã se llamaría Estadio Jornalista Mario Filho.

La casa del Santos   

Justo homenaje pero a la gente le gusta “bautizar” los estadios con el mismo nombre del barrio o región donde están, como sucede con los paulistas Morumbi y Pacaembu, que no son los nombres oficiales del Cícero Pompeu de Toledo y del Paulo Machado de Carvalho, respectivamente.

Durante sus primeros treinta años de vida, el Maracanã recibió multitudes para ver clásicos y decisiones de campeonatos locales y nacionales. También fue la casa del Santos de Pelé cuando jugaron las finales de la extinta Copa Intercontinental 1962 y 1963 y de la Copa Liberadores 1963 porque la Vila Belmiro (estadio Urbano Caldeira) era pequeño para tamaño acontecimiento. La final del ’63, ante el Milan, fue motivo de un tercer partido. Tras un 4 a 2 en Italia y en Brasil, el desempate fue en Rio de Janeiro. El público de los dos encuentros en el Maracanã superó las 250 mil personas.

Final de Santos vs. Milan en el estadio Maracaná, 1963.

El record de público se estableció en el “Maracanazo” (199,854), la segunda mayor tragedia del fútbol brasileño (la primera es el 7 a 1 contra Alemania, en 2014). Proyectado para recibir 150 mil torcedores, el aforo se redujo para aumentar la seguridad, pero el panorama no cambió. Entre 1960 y 1980 se registraron los mayores públicos, como en el Brasil 1 x Paraguay 0, por las eliminatorias del Mundial México 70: 195,513 aficionados o el Flamengo 2 x 1 Vasco da Gama, en diciembre de 1981, que reunió 161,989 hinchas por un motivo especial: fue el primer partido del equipo de Zico luego de haber conquistado su primera Copa Libertadores, en Montevideo.

El tiempo pasó y el Maracanã comenzó a presentar rajaduras en columnas, filtraciones, problemas de drenaje en el césped y otras señales que evidenciaban abandono. Se hicieron obras de mantenimiento pero no se pudo evitar la peor tragedia de su historia. Antes de la final del Brasileirão 92, entre Flamengo y Botafogo, el muro de protección del segundo nivel se rompió por presión de la gente y varios hinchas cayeron de una altura de ocho metros. El saldo: tres muertos, 82 heridos, el cierre del estadio por siete meses y nunca más partidos con más de 100 mil personas.

Adiós arquibancada

La FIFA exigió reformas estructurales para las eliminatorias del Mundial Estados Unidos 94, pero la administración del estadio optó por aumentar la seguridad para el público en lugar de renovar la infraestructura. En la última década del siglo pasado pocos partidos pasaron los 100 mil espectadores: Botafogo x Juventude (final de la Copa do Brasil 1999), Fla x Flu (final del torneo local 1995), Brasil x Uruguay (eliminatorias 1993)

El Maracanã dejó de ser el más grande del mundo debido a las obras realizadas para el campeonato Mundial de Clubes del 2000. Se inauguró el Hall da Fama, nuevas cabinas para la prensa, palcos, las rampas de entrada fueron recuperadas, se mejoró la iluminación y se redujo el aforo en las gradas (conocido en Brasil como arquibancada) para ofrecer asientos a los hinchas.

La segunda gran reforma tuvo lugar para los Juegos Panamericanos 2007. La arquibancada recibió asientos numerados y se transformó en un sector único para 45 mil personas, el anillo inferior (conocido como geral, donde las personas veían los partidos en pie) fue destruido para colocar asientos y la cancha fue rebajada para ampliar la visión del público. La pantalla electrónica fue sustituida, el estacionamiento aumentó y el gimnasio Maracanãzinho, que es parte del complejo deportivo fue remodelado.

Juego Panamericanos. Brasil, 2007.

Cuando los Panamericanos terminaron, Brasil recibió la confirmación como sede del Mundial 2014 y el principal estadio del país debía pasar por otra reforma. Hubo gente que pidió su implosión para construir un nuevo Maracanã pero venció la propuesta a favor del Patrimonio Histórico. El estadio fue desmontado y cerrado por 31 meses hasta su reinauguración, en abril 2013. El Maracanã dejó de ser estadio y se transformó en una arena para 78 mil personas. Más cómodo, mejor sistema de sonido, cuatro pantallas gigantes, paneles solares, nuevo sistema de drenaje, palcos y cabinas de prensa, cobertura contra lluvia, vestuarios, baños, césped, espacios Vips, rampas de acceso para la arquibancada dividida en sectores, piso táctil para portadores de necesidades especiales y más locales para compra de alimentos y bebidas.

Todo moderno, cómodo y más seguro, pero eso encareció la entrada a los partidos y alejó al hincha de bajos ingresos. Este sábado cuando los paulistas Palmeiras y Santos disputen la final de la Copa Libertadores un nuevo capítulo de la historia del estadio Jornalista Mario Filho será escrito. Un capítulo diferente de todos los anteriores.

Siete momentos del Maracanã

Las misas de Juan Pablo II

El Papa polaco Karol Wojtyla estuvo en el estadio en 1980, en la primera visita de un Papa a Brasil, y en 1997, cuando vino a participar del segundo Encuentro Mundial del Papa con las Familias. En ambas celebraciones, el Maracaná se llenó para recibir las bendiciones de Juan Pablo II.

Juan Pablo II.

Vóley Brasil x URSS

El estadio tuvo que ser adaptado para el “Gran Desafío del Voleibol”, entre Brasil y la extinta Unión Soviética, en julio de 1983. Para la disputa, se acondicionó un escenario con material sintético dentro del césped del estadio y sigue siendo la disputa de un deporte olímpico -aparte del fútbol- con mayor público: 95.887 aficionados. El partido se jugó al aire libre y bajo una fuerte lluvia, lo que ayudó a convertir el encuentro en un evento inolvidable. Brasil ganó 3 a 1.

Rock in Rio II

En la segunda edición de su historia, el estadio fue palco del rock en Rio de Janeiro. Nombres conocidos como Guns N ‘Roses, A-ha, Megadeth, George Michael, Billy Idol, Judas Priest y Faith No More pasaron por el festival. Fue la única edición del RiR realizada fuera de la Ciudad del Rock. El evento fue entre el 18 y 26 de enero de 1991.

Rock en Río en el Maracaná.

La Voz

Y si el Rock in Rio reunió a grandes nombres y bandas, el Maracanã también recibió artistas de renombre. El más emblemático, posiblemente sea Frank Sinatra. El concierto, realizado en enero del 80 para 170 mil personas, contó con una orquesta formada por más de 40 músicos. Este evento abrió las puertas para otros espectáculos multitudinarios en el estadio. Después de La Voz, se presentó Paul McCartney, Kiss, Tina Turner, Madonna, The Rolling Stones, entre muchos otros.

Oro olímpico

La selección brasileña de fútbol masculino conquistó la medalla de oro en la Olimpiada Río 2016 al ganar la final contra Alemania. Tras el 1 a 1 en tiempo reglamentario y prórroga, la decisión se fue a penales y el conjunto “Canarinho” venció por 5 a 4. Además de ser un título importante para el deporte olímpico, fue un oro sin precedentes para el país.

Gol 1000

El 19 de noviembre de 1969, a los 29 años, Pelé ​​protagonizó uno de los momentos más notables de la historia del deporte. A los 34 minutos del segundo tiempo, Pelé marcó el milésimo gol de su carrera, de penal al argentino Andrada, arquero del Vasco da Gama. Rompiendo todos los protocolos, Pelé fue levantado en hombros por sus compañeros y aclamado por los presentes.

Pelé celebra su gol número 1000.

El Maracanazo

Es sin duda el partido más amargo de la historia de la Selección en el Maracaná, pero merece ser contado en otro momento.

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