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Las ejemplares vacaciones de Gianluca Lapadula

El goleador de la selección peruana, eligió como destino en sus días de descanso conocer pequeños pueblos, ruinas milenarias incaicas y parajes escondidos en el río Vilcanota y el Valle Sagrado de los Incas.

Redacción ONCE
Lima - 19 junio 2022

En el avión a Qatar, hubo un jugador que llevó a su cevichero y a quien le organiza las fiestitas; otro llevó a su barbero. Ambos tuvieron flojísimas actuaciones en la derrota ante Australia. En los días siguientes a la eliminación de Qatar 2022, una ex figura del seleccionado peruano que aún dice estar en actividad, salió en un programa de farándula exhibiendo su lujosa casa, sus centenares de zapatillas y otras abundancias sin tener el menor respeto al dolor de los hinchas y a varios de sus recientes ex compañeros que sintieron una genuina pena ante la derrota. Estos personajes —Cueva, Trauco, Farfán— muestran los rezagos de una mentalidad que costó mucho ir retirando de la selección peruana y que aún persiste pero se irá extinguiendo, siempre que la ruta de trabajo se mantenga.

En la otra orilla se encuentra un jugador que llegó a la selección no por nacimiento sino por raíz familiar y por necesidad de gol: Gianluca Lapadula. Sin embargo, es un ejemplo. Respeta los colores que defiende y asume la nacionalidad que asumió representar.

Cuando fue convocado Lapadula no sabía castellano y no conocía el país, salvo por los recuerdos que le relataba su madre, Blanca Vargas Higinio, que se había marchado del Perú en la debacle del primer gobierno de Alan García para construirse un futuro en Italia. Su hijo Gianluca defiende los colores de la selección peruana pero no lo hace como un servidor que juega, cumple y se va sino con plena conciencia de sus raíces y de lo que significa representar a un país.

¿Qué hizo culminadas las eliminatorias? ¿Apareció en discotecas? No. ¿En alguna playa caribeña junto a una chica de la farándula? Tampoco.  ¿Presumió de sus bienes materiales? En absoluto. ¿Qué hizo Gianluca Lapadula? Decidió usar sus días libres para conocer su país, el país que le dio su madre y el país que le tocó defender. Eso hizo. Contactó a quien fuera campeón nacional de kayak, Duilio Vellutino, un arequipeño experto en turismo no tradicional y dueño de una empresa de nombre quechua Munaycha, a través de la cual permite a los viajeros conocer rincones escondidos de nuestro país. 

Eso eligió Gianluca Lapadula. La empresa Munaycha. Esa es la mentalidad que necesitamos. Muchachos con la mente limpia, con la mirada puesta en la realidad, con la conciencia de quiénes son y a dónde pertenecen.

También en esto necesitamos cambiar y Lapadula es un ejemplo.

Duilio Vellutino y Gianluca Lapadula camino a ingresar al río Vilcanota.

Gianluca aprendiendo a sostenerse en las aguas de un río que navegaban los incas.

Lapadula y familia en un paseo con sabor nacional.

Navegando con el hermoso paisaje en el Valle Sagrado de los Incas.

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