Por más que algunos aduladores del presidente de la FPF se hayan esmerado en decir que el problema fue económico, que no existía dinero y que el técnico tenía ingresos “muy altos”, se trata simplemente de expresiones producto de un enorme desconocimiento de datos esenciales.
El problema para renovar a Gareca no fue económico. El abogado del técnico, Mario Cupelli, asistió a las dos reuniones en el Hilton de Buenos Aires con la intención de dialogar y llegar a un acuerdo equilibrado pero no le permitieron esa opción. (Ver https://once.pe/asi-se-fue-el-plan-de-lozano-para-dejar-fuera-a-gareca/).
No es verdad que el contrato de Ricardo Gareca sea muy elevado. Su contrato de 3.7 millones de dólares anuales incluye sus ingresos y los de su comando técnico y el monto se encuentra dentro de los valores de mercado. En efecto, el entrenador de Brasil Tite, tiene un salario de 3.9 millones de dólares anuales; José Pekerman, entrenador de Venezuela, recibe 3.5 millones de dólares anuales; y a su salida de la selección uruguaya Oscar Washington Tabárez percibía 3.2 millones de dólares.

A esto hay que añadir un aspecto que algunos no quieren entender. El sueldo de Gareca se pagaba con su propio trabajo porque los éxitos logrados dieron lugar a ingresos que en toda su historia jamás tuvo la FPF. En los últimos siete años ingresaron alrededor de 80 millones de dólares. Otra cosa es que la corrupción de Lozano y sus departamentales, hayan dilapidado ese dinero. Lo concreto es que el exitoso ciclo de Gareca generó buenos ingresos.
Existe otro elemento adicional. Los éxitos de la selección peruana reactivaron el mercado textil, el de artículos para el hogar, el de bebidas, restaurantes y agencias de viajes. La no renovación de Gareca genera un daño económico a estos sectores.
Cuestionar el salario de Gareca es sencillamente una muestra de ignorancia. Cristiano Ronaldo gana una fortuna por una sencilla razón: él genera cifras impresionantes, muy superiores a sus ingresos y por eso gana lo que gana. Se llama Economía. Los que adulan a Lozano, obviamente, no tienen la menor idea.

El negociado que eliminó a Gareca
La continuidad de Gareca le traía un problema a Lozano: iba a perder el dinero que hoy reparte. El presidente de la FPF gasta de manera ilegal, precisamente, lo que vale Gareca. Como no se dio la clasificación al mundial, no hay dinero suficiente para cubrir dos frentes: 1) el sueldo de Gareca y el comando técnico; y 2) el negociado de Lozano. Entonces, Lozano optó por su ilegal negociado. Veamos.
Cada mes Lozano le entrega 100 mil dólares a los clubes Stein, ADT y Grau. Es decir, 300 mil dólares mensuales que anualizados dan un total de 3.6 millones de dólares, es decir, el salario de Gareca. Pero como esta vez no hay dinero adicional, Lozano decidió que se marche Gareca para poder seguir repartiendo ese dinero a los secuaces suyos que presiden los tres clubes mencionados.
¿Por qué les paga con dinero de la FPF? Porque en su afán de apropiarse de los derechos de televisión, Lozano le dijo a esos clubes que no firmen contratos con la televisión. Pero su maniobra no resultó y para cumplir y que no se le vengan encima, usa el dinero de la FPF para ese destino indebido. Además, varias fuentes señalan que parte de ese dinero se queda en el camino. De modo que Lozano ha preferido cuidar su negocio con el costo de dejar fuera a Ricardo Gareca.
¿Es legal la entrega de dinero a tres clubes? Es absolutamente ilegal. Es un delito llamado Fraude en la administración de persona jurídica. Y en algún momento Agustín Lozano Saavedra tendrá que terminar en prisión. Lástima que en el camino vaya cometiendo tropelías como destruir un ciclo victorioso para quedarse ilegalmente con el dinero que habría servido para la renovación del DT de la selección nacional.

No es ninguna casualidad que en las negociaciones llevadas a cabo en Buenos Aires, haya participado Arturo Ríos, un socio de facto de Lozano, presidente de Atlético Grau que recibe 100 mil dólares mensuales producto del desvío de fondos desde la FPF. Allí está la explicación del comportamiento agresivo de Ríos durante la negociación. El objetivo era no llegar a un acuerdo con Gareca. Ríos es hombre de total confianza de Lozano. Si se revisa su movimiento migratorio se podrá hallar que es un frecuente acompañante de viajes del presidente de la FPF.
Tampoco fue una casualidad que el otro “negociador” que Lozano llevó a Buenos Aires haya sido José Carlos Isla Montaño. Este abogado chiclayano, actual dirigente del hundido Juan Aurich, es un viejo conocido de Lozano desde los tiempos en que el presidente de la FPF era un empleado de Edwin Oviedo en la empresa Pomalca. Es decir, Lozano se aseguró de poner en la mesa de negociaciones a quienes iban a cumplir con hacer naufragar cualquier acuerdo con el abogado de Gareca.

La síntesis es terrible: estaba en juego el sueldo de Gareca o el negociado de Lozano con los 3,6 millones de dólares que entrega a tres clubes para un reparto entre cuatro. ¿Se entiende?
El fin del ciclo Gareca ha sido el triunfo de la corrupción y la vigencia de un sujeto como Lozano que sigue acumulando delitos en su ya frondoso prontuario.

En esta trama corrupta existe otro aspecto. A Lozano le molestaba que Ricardo Gareca no tenga un representante. El manejo del técnico argentino fue siempre transparente: su abogado Cupelli negociaba sin necesidad de intermediarios. Todo más directo. En cambio, cuando hay un representante de por medio existe la tajada para los dirigentes y al no tener Gareca ese intermediario su contrato carecía de “comisión dirigencial”. Una razón más para que Lozano no haya querido la renovación del DT.
El tema del representante lleva a un tema grave que es probable que esta semana salga a luz. Según una fuente certera, días antes del viaje a Buenos Aires y mientras se negociaba con el abogado de Gareca, el socio de Lozano y miembro de su comitiva, Arturo Ríos, habría estado conversando con los representantes de dos técnicos.

Finalmente, Agustín Lozano buscó el final del ciclo Gareca desde el momento en que le pusieron una sana condición: que se retire del control del fútbol, se dedique a sus funciones y que el manejo de las divisiones menores y el torneo profesional pase a estar a cargo del técnico de la selección Ricardo Gareca y del gerente deportivo, Juan Carlos Oblitas, a fin de que bajo reglas claras se reestructure el fútbol peruano. Eso habría significado que Lozano y sus socios departamentales y varios de sus cómplices de clubes profesionales dejen, por fin, de hacer daño al fútbol peruano.
Por eso, sostenemos que la corrupción puso fin al exitoso ciclo Gareca. Si el capítulo siguiente es el retiro del gerente deportivo Juan Carlos Oblitas, entonces la corrupción habrá clasificado no a Qatar 2022 sino al miserable torneo de la impunidad.
