Cuando se hizo pública la oscura y disparatada idea de que la FPF se convierta en financista de cuatro equipos de primera división recién ascendidos y sin un sol en su tesorería, el presidente de la federación, Agustín Lozano Saavedra, daba esta justificación: “se trata de un préstamo”. Era una respuesta folclórica porque Lozano confundía el rol de la FPF con la Caja Sipán que otorga préstamos en Chongoyape. Además, con esa respuesta, Lozano dejaba evidencia de que no se ha tomado el afán de leer los estatutos de la institución que preside, pues, en el artículo 1º se declara nítidamente que la FPF es una ASOCIACIÓN SIN FINES DE LUCRO. No es, bajo ningún punto de vista, una caja de préstamos.
Entonces, apareció el secretario general, Óscar Chiri Gutiérrez, con una explicación que intentaba ser un poquito más elaborada pero siempre dentro del estilo folclórico. Chiri señaló que el dinero que se le entrega a los cuatro clubes ilegalmente subsidiados por la FPF, “es una inversión”.
Según Chiri, la FPF “invertirá”, de entrada, 6 millones de soles hasta diciembre en mantener a los clubes Llacuabamba, Carlos Stein, Atlético Grau y Alianza Universidad y que ese dinero se recuperará a través de la venta de los derechos de trasmisión televisiva de esos clubes y, además, se obtendrán ganancias para ellos y para la FPF. Pasemos por alto que la FPF no tiene título alguno para asumir esa tarea, y tratemos de entender el asunto.

El flamante inversionista Chiri cerró en la semana un insólito acuerdo con la empresa DirecTV en los siguientes términos: la empresa televisiva recibe los derechos de transmisión de los cuatro equipos a cambio de CERO soles. Sí, amable lector, usted ha leído bien: DirecTV recibe gratis los derechos televisivos.
Ahora bien, esos partidos para ser transmitidos requieren de cámaras en los estadios, camarógrafos, unidades móviles para las transmisiones, traslados de personal, narradores, comentaristas y personal que ponga en el aire los partidos, todo eso se conoce como gastos de producción. Allí también asomó el talento del inversionista Óscar Chiri: la FPF asumió el pago del 50% de los costos de producción y DirecTV el otro 50%. Como es fácil advertir, hasta el momento, todo es gasto y no hay el menor asomo de ganancia.

El último punto del acuerdo es el siguiente: la FPF, para ver si consigue ganar algo, debe ponerse a vender publicidad —otra actividad que no le corresponde, pues, sus estatutos indican que su rol es “promover, dirigir, administrar y controlar la práctica del fútbol”—. Cuando el prestamista Lozano y el inversionista Chiri se pongan a vender publicidad, el panorama tampoco será muy rentable porque el acuerdo con DirecTV es que la publicidad se repartirá de este modo: si la FPF consigue avisos se queda con el 75% y DirecTV con el 25%; si es al revés, la casa televisiva toma el 40% y la FPF el 60%.
El problema es que, con la pandemia y la crisis económica, el mercado publicitario no está en el piso sino en el sótano. Casi nadie publicita y los que lo hacen pagan tarifas muy reducidas. ONCE se comunicó con dos experimentados publicistas. Uno de ellos señaló: “La caída es brutal y la publicidad que se ve en la televisión corresponde a los contratos que ya estaban firmados y si alguien pone un aviso adicional es porque los canales están aceptando cobrar tarifas muy bajas”. El otro experto consultado prefirió usar el humor en su respuesta: “Ingresar a un negocio pensando en que habrá publicidad es como irse a la playa en invierno y ponerse ropa de baño con la esperanza de que salga el sol; ese patita se va a resfriar”.
En concreto, el contrato cerrado con DirecTV convierte a la FPF en candidata favorita a ser elegida como la entidad que hizo el peor negocio del año. Quizá por ello, no fue la FPF sino DirecTV la que se encargó de lanzar el anuncio sobre la transmisión de los partidos de Llacuabamba, Carlos Stein, Atlético Grau, y Alianza Universidad, aunque el entusiasmo del gerente de DirecTV, Diego Benavides, señalando “Buscamos siempre llevar la mejor experiencia de entretenimiento a nuestros clientes” fue todo un exceso si tenemos en cuenta que por DirecTV va la Champions League que, digamos, tiene partidos un poquito más entretenidos que un Llacuabamba vs. Carlos Stein. Por el lado de la FPF silencio total y bajo cuatro llaves el vergonzoso contrato obtenido por el prestamista Lozano y el inversor Chiri regalando los derechos de televisación que pertenecen a cuatro clubes que no son suyos.

Todo es mucho peor
La historia es muchísimo más grave y, en realidad, ingresa al terreno de la válida sospecha de que detrás de las acciones de Lozano y Chiri existe la huella infaltable de la actual administración de la FPF: las sospechas de corrupción.
Si se acercaron a Canal 7 —que no respondió al absurdo pedido de 17 millones de soles para transmitir los partidos de los cuatro clubes recién ascendidos—; si luego tocaron la puerta de la empresa Claro —que respondió que ni gratis aceptaba transmitir esos partidos— y, al final, le regalaron los derechos de televisación a DirecTV, la pregunta que salta de inmediato es la siguiente: Lozano y Chiri ¿tuvieron alguna negociación con el Consorcio Fútbol Perú?
Para que el lector entienda todo el contexto, debemos indicar que el Consorcio Fútbol Perú es la firma que le paga los derechos de televisación a los otros 16 equipos del torneo nacional. Tiene contratos suscritos con cada uno de los equipos de la liga profesional peruana y la relación es directa entre cada club y el consorcio sin que tenga que intervenir la FPF, ello hace posible que cada institución negocie y reciba el dinero de manera directa. Dicho consorcio está conformado por las empresas Movistar y Gol TV.
ONCE se comunicó con el Consorcio Fútbol Perú y a través de un vocero nos dieron la siguiente información: el consorcio ofreció 4.2 millones de dólares para los clubes Llacuabamba, Carlos Stein, Atlético Grau y Alianza Universidad. Más aún, el contrato ofrecido no era solo por un año sino por el período 2020-2025. Durante esos cinco años, el pago se iría incrementando hasta totalizar 25 millones de dólares para los citados clubes que terminarían recibiendo 6 millones 250 mil dólares cada uno.
¿Qué ocurrió? ¿Por qué no se cerró este contrato que le daba millones de dólares a cuatro clubes recién ascendidos? El vocero del Consorcio Fútbol Perú señaló a ONCE que Lozano y Chiri rechazaron la propuesta. Sí, apreciado lector, usted ha leído bien y su sorpresa es la misma que tuvimos: rechazaron los 4 millones 200 mil dólares ofrecidos para este año y prefirieron regalarle a costo cero los derechos de televisación a DirecTV y encima asumir el 50% de los costos de producción.
El Consorcio Fútbol Perú quiso incorporar a los cuatro clubes recién ascendidos al mismo sistema que tiene con el resto de 16 equipos que integran el fútbol profesional peruano y les dijeron que no. Más aún, ante la pregunta de cuál era la situación actual con los clubes nacionales, el Consorcio señaló que han venido pagando los derechos durante la pandemia para evitar que los equipos peruanos puedan quebrar.

Si los modestísimos clubes provincianos y recién ascendidos Llacuabamba, Carlos Stein, Atlético Grau y Alianza Universidad, iban a recibir 4 millones 200 mil dólares este año en que no existe dinero para nadie y, además, tendrían sus derechos de televisación garantizados por los próximos cinco años, ¿por qué Lozano y Chiri se opusieron? y ¿por qué se convirtieron en patrocinadores de esos equipos distrayendo o, acaso, malversando fondos de la FPF que deberían ser destinados a otras funciones y no a subsidiar equipos de fútbol?
Evidentemente, el rastro que aparece en nuestra investigación conduce a que el presidente de la FPF, Agustín Lozano, y el secretario general, Óscar Chiri, están intentado construir un negociado en el que la palabra corrupción sobrevuela de manera inevitable. Está claro que para los clubes no hay ganancia alguna. ¿Para Lozano y Chiri?
Se abre un escenario adicional. ¿Qué van a decir los dirigentes de Llacuabamba, Carlos Stein, Atlético Grau y Alianza Universidad? Qué van a decir las autoridades y los aficionados de Pataz, Chiclayo, Piura y Huánuco? Si los dirigentes de estos clubes, enterados ahora de que se esfumaron 25 millones de dólares que les pertenecían versus sus derechos de televisación regalados, no dicen nada y no reclaman y denuncian, entonces ingresarán a la complicidad.

Al inicio dijimos que el secretario general de la FPF, Óscar Chiri, justificó la historia aquí relatada señalando que el ilegal subsidio a los cuatro clubes recién ascendidos era una inversión, entonces habría que recomendarle que, en su terrible debut como inversionista, se tome el mínimo afán de aprender de Warren Buffett —no confundir con bufet-comida— considerado como uno de los más grandes inversores del mundo y que tiene esta enseñanza: “Regla número 1: Nunca pierdas dinero. Regla Número 2: Nunca olvides la regla número 1”. Aunque, valgan verdades, este asunto no es cosa de un prestamista ni un inversionista sino de algo peor que solo daña al fútbol peruano.