Momentos que deja el fútbol

Lo que vemos son los partidos pero detrás los jugadores tienen historias increíbles y un testigo como el cronista Mario Fernández retrata momentos singulares.

Luis Banchero Rossi, Fidel Castro y Roman Polanski.
Mario Fernández
Lima. - 8 noviembre 2020

Una cena con estrellas

La misma noche de 1982 que el seleccionado peruano derrotara por 0-1 a la Francia de Platini con gol de Juan Carlos Oblitas en el estadio parisino los Príncipes, donde el entrenador Elba de Padua Lima, Tim a secas, en la posterior conferencia de prensa elogió a más no poder al equipo perdedor y no al nuestro (después me diría a solas que “cuanto más se elogia al rival perdedor, más mérito tiene el ganador”); hubo una invitación a una cena especial a Ramón Mifflin, asistente técnico de Tim. La invitación era de Sofía Rochas, la hija de la mundialmente conocida Madame Helen Rochas ¿Y cómo así? Ramón que conocía a Helen a través de Pelé en una visita anterior a París le hizo llegar a Sofia, por la mañana, doce entradas de cortesía. Sofía acudió a ver ese partido acompañada nada menos que del reconocido director de cine Roman Polanski, la actriz Nastassja Kinski a la que había dirigido en 1979 en su famosa película “Tess”; la gran actriz francesa Catherine DeneuveAnthony Delon, el hijo de Alain y otras amistades.

La actriz Nastassja Kinski y el cineasta Roman Polanski.

Sofía en retribución a ese gesto de Ramón lo invitó después del partido a una cena en su club deportivo “Eliseo”. Ramón ni siquiera sabía quiénes habían sido las personas con las que Sofía había acudido al estadio. Les dijo a Ramón Quiroga y a Juan Carlos Oblitas que lo acompañaran. Juan Carlos declinó y entonces fueron los dos Ramones. Hoy Mifflin me cuenta que ha sido unas cosas más agradables que le ha dado el fútbol: estar con esas luminarias del cine que nunca se imaginó verlas tan cerca y conversar con ellas. “Tuve al frente de mi mesa a Polanski quien no se cansó de hablarme del partido y decirme lo encantando que salió del estadio ‘viendo un fútbol de tanta calidad y hermosura’ como lo calificó”.  

Quiroga no se queda atrás: “Tras los saludos me senté en la mesa —al lado del ‘Cabezón’— y mientras miraba al frente veía las bellezas de Nastassja, la hija de Klaus Kinski, a Catherine, a Polanski y, encima cenamos unas langostas y un finísimo champagne francés que hasta hoy siento el gusto ¡Todo lo que me ha dado el fútbol, por Dios!”. 

Fidel y Company

El seleccionado de fútbol de Cuba venía ganar la Copa del Caribe dirigido por nuestro compatriota Miguel Company. El comandante Fidel Castro pidió felicitar a toda la delegación la misma que fue convocada las 08:30 en la sede del Instituto de Deporte y Recreación (Inder). Fidel que siempre era puntual a las citas llegó a nueve en punto portando una bolsa de plástico en sus manos. Ni bien hizo su ingreso, todos se pusieron de pie con el clásico saludo “Buenos días, comandante” que el líder cubano respondió del mismo modo para enseguida decirles: “Company, ¿dónde está?” a lo que nuestro compatriota levantó su mano y se acercó a él. Hoy Miguel me cuenta que la bolsa contenía libros de la Primera y Segunda Guerra Mundial, así como el que escribió el líder cubano titulado “La historia me absolverá”, una verdadera autodefensa en su juicio por los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos M. Céspedes en 1953.   

Miguel Company acompañado de una fotografía del Che Guevara y Fidel Castro.

“Delante de él abrí continuó Miguel sus primeras páginas y estaba autografiado con estas palabras: “A mi compañero de ilusiones, en un abrazo mi amistad” Fidel. Miguel me añade:“Cuatro veces tuve conversaciones con Fidel. Aquella del libro autografiado y regalos fue la felicidad más grande que pude haber recibido en mi vida como persona y como entrenador de fútbol ante un líder revolucionario al que siempre admiré”. 

Pele y Chito La Torre

Si hay una bronca donde algún futbolista no pudo librarse de recibir un puntapié, un puñete o de repente un cabezazo esa fue la noche del 9 de abril de 1969 en el estadio Maracaná de Río de Janeiro. Jugaban un “amistoso” los seleccionados de Brasil y Perú donde llegamos a estar en ventaja por 0-2 y se acabó perdiendo 2-3. En una jugada dividida Gerson lesiona de consideración a Orlando de la Torre. Fue tan alevoso el ‘foul’ que hoy ‘Chito’ de la Torre me cuenta que, así como estaba adolorido, llegó a escuchar algunas palabras en portugués de Pelé hacia Gerson recriminándolo por su acción. “Recuerdo que Pelé me tocó la cabeza y me pidió disculpas. Menos mal que solo fue fisura y no fractura total del peroné”, cuenta. 

Pelé y Orlando de la Torre mostrando su lesión. Foto: El Comercio.

Lo interesante vino al día siguiente. Ese día ‘Chito’ recibió muy temprano una llamada en el hotel del propio Pelé, quién le dijo que estaba yendo a visitarlo. Lo esperó en el hall y el ‘Rei’ no tardó en aparecer. “Me preguntó cómo me encontraba y pienso que se sintió aliviado cuanto le conté que no había sido fractura. En un instante de la conversación del bolsillo interior de su saco sacó un sobre y me lo entregó: eran dos pasajes Lima-Río-Lima con estadía pagada el tiempo que yo y mi esposa (Rosario) decidiéramos permanecer en su país. Ese gesto sirvió para demostrarme que Pelé no sólo era un señor, un caballero, sino que, además, sumaba la inconmensurable calidad de su fútbol. Fue el mejor respetando a Maradona y Messi”. 

El Poeta y la biblia

César Cueto fue un virtuoso del fútbol. En el balompié colombiano ‘Pacho’ Francisco Maturana y el ‘Pibe’ Carlos Valderrama aprendieron a querer más el fútbol y jugarlo mejor viendo lo que hacía César en los estadios y siempre lo dicen. Ni siquiera su golazo desde casi 40 metros encima de la humanidad de Ramón Quiroga en el Estadio Nacional (3-2 ganó Alianza a Cristal en 1977); el pase a ‘Patrulla’ Barbadillo saliendo casi debajo del gramado entre Valdano y Giusti (en 1986) o el bombazo en Argelia (1-1 en la gira del 82) lo han hecho disfrutar lo que hoy siente.

César Cueto.

Él mismo me lo dijo un día del 2018, en su casa de Balconcillo: “Una vez me preguntaron si me divertí con la pelota y contesté que jugar es muy bonito, pero llevar la palabra de Dios a las comunidades, muchas veces olvidadas, es mucho mejor. Problemas maritales, con caídas y levantadas que no faltan me llevaron a que hoy tenga más de 20 años metido como itinerante de la Iglesia Católica. Soy un hombre contento porque cuando Dios llama lo hace con todos por igual. Y como itinerante he llevado la palabra de Dios a Iquitos, Huancavelica, Ica, Tumbes y hoy ya tengo cuatro años recorriendo Talara, Sullana, Piura, Catacaos. Lo vivo y experimento viajando en avión, en bus o cualquier medio de transporte. No tengo un sueldo y sí la ayuda que nos brindan porque yo, a estas alturas de mi vida, comiendo una cachanga piurana me contento. Juego solo cuando hay que ayudar a un hermano enfermo. Vistiéndome me demoró 20 minutos para jugar solo 10 segundos”. 

El general y el arquero

Quién si no tuvo mucha fortuna fue el arquero Luis Rubiños (Pacasmayo, 80 años) no obstante su paso exitoso por clubes como Sporting Cristal y Universitario de Deportes. Si bien logró clasificar como arquero titular para el Mundial de México 70, ya en esa justa mexicana tuvo unas de cal y otras de arena, especialmente en el partido contra Brasil (2-4).  El propio Rubiños en setiembre del 2016 me dijo textualmente: “No entiendo hasta hoy que no se reconozcan mis logros”. 

Luis Rubiños.

Ni siquiera cuando tuvo cerca al presidente Juan Velasco Alvarado la noche del 2 de setiembre en Palacio de Gobierno tras arribar horas antes de Buenos Aires luego de clasificar para México 70, halló clamor a un pedido suyo. Velasco el 24 de junio con la Ley de Reforma Agraria había confiscado la hacienda arrocera Limoncarro en Trujillo de los Gildemeister, muy conocidos de Rubiños. Hoy me dice esto: “Al mismo tiempo que Velasco me felicitaba por la clasificación ganada con estas palabras ‘muy bien paisano, usted es de Trujillo y yo soy de Piura y ha dejado bien puesto a nuestro Norte’ yo le dije que, sin embargo, sentía mucho que Limoncarro ya no sea de los Gildemeister” a lo que Velasco le contestó ‘Ya paisano, vaya tranquilo nomás, esto tenía que pasar”. Y pasó

Un millonario generoso

Guillermo La Rosa que llegó a estudiar hasta el segundo ciclo Piscología en una universidad limeña, tuvo once hermanos y en el fútbol siempre fue un ‘9’ temible al mejor estilo de Valeriano López con sus cabezazos con sellos de red. No faltaron dirigentes que lo dejaban sin cobrar a la hora de ir por su mensualidad. Un día me confesó que cuando llegó al Defensor Lima que presidía el millonario pesquero Luis Banquero Rossi se sacó la suerte. Le marcó su vida hasta hoy retirado de las canchas. “Me daba premios hasta por llegar temprano a los entrenamientos y en las concentraciones ni que se diga: te servían unos señores churrascos que a veces me caían mal por estar acostumbrado -en mi humilde hogar de antes- al arroz con frejoles y camote sin presa ¡cómo no tener presente al señor Banchero Rossi!”. 

Luis Banquero Rossi y Guillermo La Rosa.

‘Panadero’ Díaz y Ricardo Bentín

El fútbol le cambió su vida. Y no arruga ningún pliegue de su rostro cuando lo dice como sí lo hacía en plena disputa del balón ante el delantero rival.  Es Toribio ‘Panadero’ Díaz el ex recio zaguero de Sporting Cristal, Universitario, Municipal, seleccionados peruanos y otros equipos. “Venía de un hogar humilde, donde para poder sobrevivir el mar de Chorrillos, donde nací, nos proveía de pescados, mariscos, pulpos y mariscos. Esta dura actividad me fortaleció y, aunque fui recio en las canchas, nunca lo hice con mala intención”, sostiene hoy.

‘Panadero’ Díaz.

Pero el ‘Panadero’ va más allá cuando reconoce que si no hubiera sido por el señor Ricardo Bentín y su esposa Esther “que me cotizaron muy bien por espacio de 12 años en Sporting Cristal y dejé de estar impago en otros equipos, quizá me hubiera jubilado como pescador y no de futbolista. No olvido esos nombres”.

/ MÁS INFORMACIÓN
Ver nota completa

Eliminatorias México 1986: Perú quedó fuera y Chile también

Ver nota completa

Eliminatorias al Mundial de 1978: la revancha de Perú