Esta selección es el mejor reflejo de la mentalidad peruana. A lo largo de las Eliminatorias Qatar 2022, los jugadores se manejaron con displicencia bajo este pensamiento “las eliminatorias son largas” y bajo esa premisa se dilapidaron ocasiones, se perdieron puntos que pudieron ser nuestros, se jugó sin concentración, sin la atención profesional que se requiere porque ante cada mal resultado se pensaba “las eliminatorias son largas y cada partido da revancha”. Ahora que estamos en cuidados intensivos, cuando quedar eliminados está a la vista, cuando las cosas están realmente en peligro, recién los futbolistas se ponen serios, se acuerdan de jugar. Es la misma actitud de la peruanidad, de los ciudadanos que rifan el voto en las elecciones, luego dicen “hay que dar una oportunidad” y recién cuando asome la crisis empezarán a reaccionar. Igual ocurre en el fútbol.
El equipo de Gareca es muy peruano: esperó tener la crisis en las narices para acordarse de jugar. Ante Bolivia de pronto se recuperó la memoria. La defensa ordenada, el medio campo dedicado a marcar y generar juego, los de arriba buscando y peleando las pelotas y todos concentrados y atentos. Se acordaron también de jugar a un toque y buscando espacios. Apareció todo lo que sabían y todo lo que no aplicaron en las fechas anteriores. Esperaron estar al borde del abismo para tomar en serio su función.

Si vemos nombres esta actitud fue notoria en Christian Cueva que, después de más de diez partidos, esta vez se dedicó a jugar en serio y demostró que sabe y tiene con qué. Control del balón, pases acertados, mostrándose para recibir y encargado de generar juego colectivo. Renato Tapia olvidó sus aires de soberbia y en lugar de meterse en todas las posiciones de sus compañeros para demostrar que es el patrón, esta vez se dedicó a jugar en su posición y demostró ser un mediocampista de nivel.
Tres puntos que son como oxigeno en cama de cuidados intensivos. Si fuesen profesionales en serio hoy Perú tendría al menos 3 puntos más —los puntos que se perdieron en Bolivia, en Argentina y en Paraguay, por mencionar tres partidos al azar—y estaríamos con hermosos 17 puntos en la tabla de posiciones y en zona de clasificación. Tres puntos que se dilapidaron por no jugar como se jugó esta noche. Pero somos lo que somos y esto es lo que hay: un equipo que va a tener que pelear cada partido como una final. A vencer o morir. Un equipo que va a tener que jugar sobreviviendo desde la agonía porque es el escenario que se fabricó.
La alegría de los tres puntos de esta noche es también la angustia de los siguientes tres puntos a conseguir. Que todo siga igual, que todo siga avanzando para que el sueño no se apague.






