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Quieren lanzar al Muni por la borda

La increíble historia de Alberto Borda, una muestra de lo que es el anti-dirigente dispuesto a dañar a una institución para lograr beneficios personales.

Redacción ONCE
Lima - 6 septiembre 2020

La historia reciente del Deportivo Municipal ha terminado en una denuncia penal, una ruta que se veía venir desde que dos personajes integrantes de la directiva elegida en 2018 e instalada el 15 de febrero de 2019, mostraron que sus intereses estaban lejos del fútbol. El presidente Renzo Andrés Reggiardo terminó renunciando a los pocos meses de ser elegido privilegiando sus actividades políticas y empezó a ganar protagonismo un personaje que terminó incurriendo en actos ilegales. Se trata del segundo Vicepresidente, Alberto José Borda Cappelletti.

El martes 1º de setiembre, Borda terminó denunciado ante la Fiscalía Provincial Penal de Miraflores acusado por dos delitos: Contra el patrimonio (Administración Fraudulenta) y contra la Fe Pública (Falsedad Genérica). ONCE ha tenido acceso al documento y lo que en el se muestra refleja lo que era un secreto a voces: el aprovechamiento ilegal que Borda venía haciendo del escaso patrimonio que le es tan necesario a un club con la tradición de Deportivo Municipal. 

La primera acusación se origina en la contratación del volante uruguayo Egidio Arévalo Ríos. Presentado en conferencia de prensa en enero de 2019, Arévalo Ríos fue noticia porque llegó al Municipal como un refuerzo de lujo. Dos veces mundialista con la selección de su país en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 y un paso por clubes europeos, mexicanos y argentinos. Era un veterano de 37 años pero su categoría le venía bien al Muni. Sin embargo, terminó yéndose del club de la franja con apenas 13 partidos disputados. Se fue rumbo al club Correcaminos de México.

El mundialista uruguayo Egidio Arevalo Ríos.

¿Qué ocurrió? A los siete meses de su contratación, Arévalo Ríos solicitó a los directivos del Deportivo Municipal dar por concluido su contrato aduciendo problemas personales que lo obligaban a mudarse a la ciudad de México. Para hacer efectiva su salida, el presidente Renzo Reggiardo y el futbolista firmaron una resolución de contrato laboral por mutuo acuerdo con una cláusula muy específica:

“(…) el futbolista se compromete a pagar en favor de el Club la suma de US$ 11,000.00 (Once Mil Dólares Americanos) netos, como concepto de indemnización por los daños ocasionados como consecuencia de la resolución anticipada del contrato (…) la validez del presente acuerdo de resolución estará sujeta a la condición suspensiva de que se cancele dicho monto a mas tardar el viernes 09 de agosto del año en curso (2019)”.

El futbolista Egidio Arévalo Ríos no cumplió con el pago y se marchó a México por lo que el contrato se mantuvo vigente y seguía perteneciendo a los registros del Deportivo Municipal. Y en este punto hace su aparición Alberto José Borda Cappelletti. En su condición de segundo Vicepresidente señaló ante la Junta Directiva que se haría cargo de la cobranza y se puso en contacto con el club Correcaminos de México. El objetivo, como es obvio, era que los once mil dólares pendientes de pago ingresen a la cuenta del club Deportivo Municipal.

Sin embargo, de acuerdo al documento en poder de ONCE “el denunciado (Borda) instruyó al representante del equipo Correcaminos de México, para que el referido pago fuera abonado directamente a una cuenta de titularidad del denunciado, específicamente a la cuenta de la empresa BORAL S.A.C., donde el denunciado funge como accionista y Gerente General”.

Borda y la cuenta ajena al Muni donde recibió el dinero.

Un dinero que debía ingresar a las necesitadas cuentas del club terminó siendo objeto de ilegal apropiación por el directivo Alberto Borda sin conocimiento de la Junta Directiva, tanto así que el club, todavía en la oscuridad sobre este episodio, hizo público que el jugador aún mantenía su vínculo con el Muni debido a la falta de pago, lo que dio lugar a que el propio jugador Arévalo Ríos se pronuncie en su cuenta personal de Twitter con este mensaje: “Antes de hablar y decir cómo me desvinculé del club, ¿por qué los directivos no le dicen la verdad a la gente? Que Borda pidió un dinero para poder dejarme salir del club, lo cual ya se lo mandaron. No los tapen más”.

De ese modo, se pudo conocer lo que la denuncia penal reseña en estos términos: el Club de Football Correcaminos UAT, mediante transferencia bancaria de fecha 12 de agosto de 2019 depositó en las cuentas de la empresa BORAL S.A.C. la suma de US$ 11,000.00. Conocido este hecho por los demás miembros de la Junta Directiva, solicitaron al denunciado informe las razones de tal proceder y la devolución total del monto depositado a sus cuentas; sin embargo, lejos de devolver la totalidad de la suma señalada, el denunciado únicamente devolvió US$ 7,000.00”.

La actuación de Borda tiene todos los elementos de quien actúa ilegalmente: interviene en una negociación usando su cargo de dirigente, su intención es apropiarse de un dinero que no le pertenece, lo desvía a una cuenta de su empresa y luego admite que se ha apropiado de los fondos pero solo devuelve una parte. ¿Cuál fue su argumento para quedarse con los 4 mil dólares restantes? Borda sostuvo ante la Junta Directiva que se los quedaría porque el club le debía un dinero que él mismo había prestado a la institución. Para probar que había prestado dinero al club, Borda presentó unos recibos en los cuales supuestamente había pagado 4 mil dólares al asistente contable  Bryan Paredes por unos servicios para el club nunca acreditados ni ordenados por la Junta Directiva.

El usurpador

No ha sido la única actividad ilegal de Alberto Borda. También está implicado en usurpación de funciones. Como se sabe, en toda institución la Junta Directiva es la instancia máxima de autoridad y administración y en ella hay una serie de cargos y jerarquías que tienen, a su vez, funciones muy específicas. Según los propios estatutos del Club Deportivo Municipal:

“(…) son funciones, atribuciones y obligaciones del Presidente del Club:

1. Ejercer la representación legal del Club, presidir las asambleas y las sesiones de la Junta Directiva.

2. Convocar a las asambleas y a la Junta Directiva para los efectos a que se contrae el presente estatuto.

3. Suscribir con el Secretario los contratos y todos los documentos oficiales que otorguen el Club.

4. Presidir los actos oficiales del Club. (…)”

En esa línea, el segundo delito del que se acusa a Borda tiene que ver con las funciones que el dirigente habría usurpado. El 12 de diciembre de 2019, Renzo Reggiardo presentó su carta de renuncia al cargo de Presidente para retomar sus actividades como político. De acuerdo con los estatutos, la sucesión correspondía al primer Vicepresidente. De este la composición de la nueva directiva quedaba así: Presidente: José Antonio Córdova Solorzano; Primer Vicepresidente: Alberto José Borda Cappelletti.

En la práctica, sin embargo, Borda ha venido ejerciendo las labores presidenciales sin consentimiento del titular. La denuncia penal presentada por el presidente en funciones José Córdova lo explica de este modo:

“Sin embargo, el denunciado, desconociendo esta sucesión de cargos, ha venido usurpando la calidad del suscrito, asumiendo sus funciones y convocando a la Junta Directiva, conforme se advierte de los correos electrónicos de fecha 05 de mayo de 2020, 08 de junio de 2020, 07 de julio de 2020 y 28 de julio de 2020; donde solicita la participación de los miembros de la Junta Directiva en reuniones a celebrarse de manera virtual, sin tomar en consideración que: carece de las facultades para convocar a la Junta Directiva, siendo que dicha función recae en el suscrito, conforme lo señalado en el artículo vigésimo noveno”.

En suma, son dos los delitos imputados a Alberto José Borda Cappelletti: Delito de Fraude en la Administración de Personas Jurídicas – Administración Fraudulenta y Delito contra la Fe Pública – Falsedad Genérica.

Graves delitos imputados a Alberto Borda.

Un club tradicional y frágil en lo económico tiene que enfrentar ahora un enemigo interno. Ante esto la pregunta que surge es ¿por qué los dirigentes del fútbol parecen odiar al fútbol peruano? La caja chica o la caja grande, el beneficio personal, la “viveza”. Lo hemos visto demasiadas veces y la historia parece ir solo en círculo.

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