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Sadio Mané: “Yo solo trato de ser buen cazador”

El atacante senegalés del Liverpool relata sus dificultades para llegar a la élite, sus cualidades como goleador y cómo juega bajo las órdenes de Klopp.

Diego Torres
España. - 29 mayo 2022

Jamie Carragher (Bootle, Inglaterra, 1978), el defensa más intimidante y rascador que ha tenido el Liverpool en muchos años, se desternilla de risa con Sadio Mané (Bambali, Senegal, 1992), el atacante más circunspecto del fútbol mundial. “Tú vas a ganar el primer Balón de Oro después de la era Messi”, le dice. “¿Lo cambiarías por la Copa de África que ganaste en febrero?”. “Yo no cambio el Balón de Oro por la Copa de África”, le responde Mané, moviendo la cresta punk que adorna su cráneo desde tiempo inmemorial. “¿Y la Champions a cambio de un Balón de Oro?”. “Tampoco”, dice el áspero senegalés.

El complejo de entrenamiento del Liverpool en Kirkdale fue el destino de una romería de futbolistas, medios de comunicación, veteranos del club, técnicos y transportistas este miércoles al mediodía. La multitud circulaba torpemente a través de los pasillos del majestuoso edificio central en medio de la agitación propia que producen en los clubes los días de vísperas de final de Champions. Pero Mané es diferente. Tras su encuentro con el amigo Carra recobra el aire inmutable de quien se ha visto en situaciones mucho más apretadas y se escabulle elegantemente entre los cables de micrófonos y cámaras. “Vamos al gimnasio, que estaremos más tranquilos”, dice. Se abre la puerta y allí, haciendo ejercicios contra un ventanal, se ve a Thiago Alcántara. El español hace un alto en su rutina de recuperación de los tendones de Aquiles y se le iluminan los ojos cuando ve la figura compacta del formidable atacante, que se sienta en un banco de pesas a charlar.

Sadio Mané, durante el entrenamiento del Liverpool.

A veces los jugadores necesitan demostrarse cosas a sí mismos. ¿Usted qué se demostró a sí mismo ganando la Copa de África?

Que yo amo el fútbol. Que quiero jugar todo el tiempo que me sea posible. Y mientras tanto quiero ganar todos los títulos que pueda: Champions, Premier, Copas de África y Mundiales. Quiero demostrarme a mí mismo que estaré listo para comportarme como un profesional que trate de ser el mejor en cada partido, alguien que ayude a su equipo a mejorar y que sea cada vez mejor jugador.

Usted se convirtió en el mejor jugador de África ganándole al Egipto de Salah la final de la Copa de África y después dejándolo fuera del Mundial de Catar. ¿Qué significa esto para alguien que ha nacido en Bambali, un pequeño pueblo de Senegal, un país sin tradición en el fútbol?

No ha sido fácil. El lugar del que provengo está muy, muy lejos. Para mí llegar hasta aquí ha sido muy especial. Esto es un sueño. Estoy muy feliz de haber podido darle esto a mi equipo y es algo que me hace sentir muy motivado. Quizás ganar la Champions no sea tan difícil como convertirse en jugador profesional saliendo de Bambali.

El Liverpool es el equipo más enérgico de los últimos años: presión, desmarque hacia el balón o al espacio. ¿Usted juega así porque Klopp le ha adiestrado para eso o se lo pide el cuerpo?

Nos movemos mucho porque está en nuestro ADN. No solo para presionar. Entrenamos mezclas de movimientos de desmarque que se repiten para poder asegurarnos de que se reproducen en los partidos, y las vamos variando con el tiempo. Si no te desmarcas constantemente y si no intentas que estos desmarques sean sorprendentes no complicas la vida a los rivales, sobre todo cuando te esperan atrás.

El atacante senegalés le sonríe a las dificultades.

El último gol que hizo en la Premier fue provocado por un pase de tacón de Thiago que nadie esperaba. ¿Se paró a pensarlo o corrió antes de pensar?

Lo hice porque conozco a Thiago, sé que tiene calidad para darme ventajas. Los desmarques se hacen en función de los compañeros. Hay compañeros que te ponen las cosas fáciles. Cuando vi que el balón iba hacia Thiago ya pensé en atacar el espacio. Hice el gol gracias a él.

¿Y si Thiago en lugar de pasarle la pelota de tacón la hubiera jugado de cara al centrocampista, que habría sido lo más natural?

Mi trabajo consiste en moverme, no en moverme para que me den la pelota. Nos movemos para facilitar las cosas a nuestros compañeros. Si no nos movemos todos, la jugada tiene menos claridad porque nos vamos quedando sin espacios. Nos movemos para ayudarnos unos a otros a pasar mejor la pelota, a asistir con más precisión y a marcar más goles. Eso es el juego de equipo.

¿Usted ataca los espacios porque tiene instinto de cazador?

Le agradezco el cumplido porque yo solo trato de ser un buen cazador.

Klopp le ha trasladado del extremo izquierdo a la punta del ataque. ¿A qué atribuye esa serenidad con la que juega cuanto más estrechos son los pasillos por los que tiene que moverse? Muchos jugadores se agobian así.

Es que yo soy un rematador que puede jugar en cualquier parte del campo. Eso no es problema. Pero soy un rematador. Y soy feliz jugando en la izquierda, en la derecha o en el medio, siempre que ayude al equipo así.

El futbolista africano podría ganar el próximo Balón de Oro.

¿Cómo siente que llega mejor al gol, a la espalda de los centrales o buscando el contacto?

Depende de cómo te llegue el balón. A veces necesitas pelearlo para ganárselo al defensor en una acción de contacto y otras es mejor esperar a sorprenderlo a su espalda. Yo como delantero prefiero escapar a la marca. Pero eso no siempre es posible, así es que si hay que chocar se choca porque el objetivo es meter goles.

¿Usted, el desmarque lo entrena o lo siente en el estómago?

A veces, haces un movimiento diagonal, ganas la espalda a los defensas, te quedas solo frente al portero, marcas, y no sabes cómo has llegado a meter ese gol. Si piensas en repetirlo no lo consigues. En cada gol sigues tu instinto.

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