Sócrates: el cerebro de una generación

Capitán de Brasil en los mundiales del 82 y 86, Sócrates marcó época por su juego inteligente y elegante, pero sobre todo por su participación en movimientos políticos. Una voz que nunca se calló ante las injusticias y que tanta falta hace hoy.

Manuel Manrique
Brasil. - 30 agosto 2020

Se estuviese vivo criticaría al presidente Jair Bolsonaro. Le cuestionaría el manejo de la pandemia, la corrupción que prometió enfrentar, las amenazas a la libertad de prensa y la política a la deriva del sector salud. Propondría soluciones y apoyaría iniciativas. Como lo hizo tanto al defender la Enmienda Parlamentaria de Dante de Oliveira, que preveía elecciones directas para presidente de la República en 1984, y como al participar del movimiento Diretas Já, que puso en jaque a la dictadura militar (1964-1984).

“Si la Enmienda se aprueba, me comprometo a no salir de este país”, dijo Sócrates en un mitin de las Diretas Já, en el Vale do Anhangabaú, en el centro de São Paulo, el 17 de abril de 1984. Ocho días después, la propuesta naufragó en el Congreso, el atleta dejó el Corinthians y se marchó a Italia para defender los colores de la Fiorentina.   

Esa es una página de la vida de Sócrates Brasileiro Sampaio de Souza Vieira de Oliveira, un ciudadano con posiciones políticas claras, que se transformó en figura importante dentro y fuera de la cancha desde inicios de los ochenta.

Nació en Belem, capital de Pará, estado donde el río Amazonas desemboca al océano Atlántico. Su papá, Raimundo, era funcionario público y amante de la lectura, especialmente la filosofía griega. Su mamá, Guiomar, se ocupaba de la casa y la crianza de sus cuatro hijos. Sócrates era el mayor. En enero de 1960, la familia se mudó a Ribeirão Preto, ciudad del interior del estado de São Paulo, cuando el papá fue ascendido a supervisor de la Receita Federal, equivalente a la Sunat.

Sócrates como capitán de la selección de Brasil de 1982.

En el colegio Maristas, el joven Sócrates se destacó por ser buen alumno y deportista. A los 16 años era de los juveniles del Botafogo Futebol Clube, con 17 entró a la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y dos años después firmaba su primer contrato profesional, pero continuó estudiando a pedido de su padre.

Entre estudios y entrenamientos, fue goleador del campeonato Paulista de 1975 con 15 goles y campeón de la Copa Cidade de São Paulo, en 1977. El Doctor despertó el interés de los clubes de la capital. Corinthians y São Paulo disputaron el pase de Sócrates, pero al final, el presidente corintiano, Vicente Matheus, anunció la llegada de su nuevo ‘8’, en agosto de 1978.

El cuarteto fantástico

En el equipo del Parque São Jorge, Sócrates llegó al auge de su carrera. Ganó tres títulos Paulistas (1979, 1982 y 1983), anotó 172 goles en 298 partidos y encantó a todos con su habilidad y pases precisos, especialmente cuando usaba el taco para despistar adversarios y asistir compañeros. No demoró para llegar a la selección.

Claudio Coutinho lo convocó por primera vez en mayo de 1979 para dos amistosos contra Paraguay y Uruguay, en el Maracanã. Su buen desempeño en el 6 a 0 contra los guaraníes y los dos goles en el 4 a 1 contra los charrúas fueron más que suficientes para disputar su primer campeonato oficial, la Copa América de ese año, al lado de Zico, Falcão y Toninho Cerezo. Nacía el cuarteto fantástico que deleitó al mundo en España ‘82.

Sócrates, un revolucionario dentro y fuera de las canchas.

Para muchos, la mejor selección de Brasil después de la de México 70. No ganó el mundial pero se le recuerda hasta hoy por su facilidad para llegar al arco rival haciendo gala de pases, paredes y jugadas geniales, como los dos goles a Rusia en el debut (Sócrates y Eder) o a Italia (Sócrates y Falcão), en el partido que se recuerda en Brasil como la Tragedia del Sarriá, donde los italianos ganaron 3 a 2. Sócrates era el capitán y Telê Santana el entrenador.

En México ‘86, Brasil perdió contra Francia y terminó quinto, como en España. Eliminado, el capitán Sócrates no jugó más por Brasil, pero se despidió marcando dos veces, en el debut ante España y contra Polonia en fase de grupos. En siete años defendiendo la selección fueron 63 partidos y 25 goles.

Sócrates y su famoso saludo.

Democracia Corinthiana                  

Más allá de los títulos y el talento, la importancia de Sócrates en la historia del futbol brasileño aumenta cuando se observa la más relevante movilización de atletas de ese país y de la cual fue líder: la Democracia Corinthiana, un movimiento que tuvo repercusión política, deportiva y socio-cultural. Su slogan: Ganar o perder, pero siempre con democracia.

Fue una política adoptada por el director de Fútbol del club, Adilson Monteiro Alves, quien daba libertad a los atletas para intervenir en las decisiones relacionadas al departamento de Fútbol. En plena dictadura militar, entre 1982-1984 y bajo el comando de Sócrates, jugadores como Vladimir, Casagrande, Zenón y Biro Biro comandaron el movimiento. Las reglas de contrataciones y libertad para expresar opiniones políticas eran decididas por voto entre los integrantes del equipo.

Sócrates, ídolo de Cornthians.

Por ejemplo, el debate sobre la publicidad en las camisetas, cosa que hoy es común, en esa época estaba comenzando y el equipo puso el asunto en votación. Ganó el sí, pero lo que iría estampado no era propiamente publicidad y sí mensajes directos: “Quero votar para presidente” y “Diretas Já”.

Corinthians fue vanguardia y uno de los equipos más fuertes de Brasil a inicio de los ochentas, junto con Flamengo y Gremio. La prensa alimentó la discusión sobre quién era mejor: Zico o Sócrates, pero con la ida de ambos a Italia la polémica bajó. Cuando los dos regresaron de Europa, en agosto de 1985, Zico y Sócrates jugaron juntos en el Flamengo.  

Sócrates y Zico en el Flamengo.

Fueron campeones del torneo Carioca, en 1986. Sócrates jugó poco el año siguiente, pensó en parar, pero aceptó la propuesta del Santos, en 1988. Se retiró un año después en el equipo donde todo comenzó, el Botafogo Futebol Clube, de Ribeirão Preto.  

Tuvo dos experiencias como técnico. En la Liga Deportiva Universitaria, de Quito, en 1996, y en el Cabofriense, de Cabo Frío, una pequeña ciudad del estado de Río de Janeiro, por invitación de su compañero de selección, Leandro, en 1999. Años antes, en 1992, el Doctor inauguró la Medicine Socrates Center, una clínica destinada a atender profesionales de diversas modalidades deportivas y pacientes comunes.

Salud debilitada

Afiliado al Partido dos Trabalhadores (PT) desde los ochentas, el ‘Doctor’ continuó en política, apoyó candidatos y comenzó a escribir columnas semanales en la revista Carta Capital. Al mismo tiempo participaba como comentarista en el programa deportivo Cartão Verde, de la paulista TV Cultura.  

En agosto de 2011, Sócrates ingresó en la UCI del Hospital Israelita Albert Einstein, en São Paulo, debido a una hemorragia digestiva. Después de esa hospitalización, admitió que tenía problemas de alcoholismo. En septiembre fue hospitalizado nuevamente y en diciembre, el ‘Doctor’ tuvo una intoxicación alimentaria, que derivó en un choque séptico severo causado por una bacteria. Con la salud debilitada, el jugador falleció a las 4:30 de la madrugada del 4 de diciembre de ese año, en el hospital Albert Einstein.

Sócrates se recupera de una hemorragia digestiva / Foto: Jorge Araújo.

El día de su muerte se jugó la última fecha del Brasileirão, Corinthians conquistó su quinto título nacional. Antes del partido, durante el minuto del silencio, jugadores e hinchada le rindieron homenaje al copiar su famosa estampa: brazo levantado y puño en alto.

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