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Un triunfo ante Venezuela dejó a Perú como escolta de Brasil en el grupo B

La selección peruana avanza en la Copa América. El triunfo ante Venezuela 1-0 con gol de André Carrillo dio el pase a cuartos de final. Aquí lo que dejó el encuentro jugado en Brasilia.

Carrillo celebra el gol que le dio la victoria a la selección contra Venezuela.
Umberto Jara
- 27 junio 2021

Ganar un partido a ritmo de entrenamiento también suma cuando se juega una Copa América. Más aún, cuando ese entrenamiento nos clasifica a la fase siguiente. En la redacción alguien dijo, con memoriosa ironía, podríamos titular “El bostezo del alma” porque el 1-0 ante Venezuela fue monótono como la tarde invernal que envolvió a Lima. Toque y toque sin presencia en el área contraria. Toque y toque pero sin volumen ofensivo. Toque y toque y más de un susto en el área peruana. Peor cuando el técnico de la vinotinto decidió poner  bastante tarde, por suerte, al petiso Yeferson Soteldo que a punta de habilidad le restó algunos puntos a la magnífica tarde que venía ofreciendo Aldo Corzo. Pero no nos detengamos en los detalles de un partido monótono. También los jugadores necesitaban regular el ritmo, poner una pausa para lo que sigue en el torneo. En realidad, esa victoria, esos tres puntos, los recibimos con alegría porque lo importante y lo valioso es que Perú sigue avanzando y después de un arranque duro con aquella goleada ante Brasil, ahora muestra un importante segundo lugar en el cierre de la fase de grupos.

Con gol de Carrillo, Perú obtuvo el segundo lugar del Grupo B.

Nuevamente quedó demostrado que la Copa América es un torneo para Ricardo Gareca. Nos animaríamos a decir que es un torneo para que el técnico del seleccionado haga magia y saque del sombrero nuevos jugadores o consolide otros. Su sapiencia aparece más nítida cuando puede tener a todo el plantel concentrado y con días a disposición para trabajar. Ante Venezuela, Gareca mostró que Perú, increíblemente, empieza a tener banca. En la defensa no pudo alinear Christian Ramos suspendido por doble amarilla y en su lugar se plantó Araujo de correcto desempeño. Se lesionó Alexander Callens —que sorprendió ganándose el titularato— y en su lugar ingresó Luis Abram con la solvencia que le conocemos. Salió Renato Tapia y Wilder Cartagena lo suplió con más orden, con menos traslado innecesario de balón y sin estar tendido en el piso a cada rato. Christian Cueva le dejó su lugar a Raziel García y éste mostró pinceladas de un volante criterioso y de buen pie que si deja los temores que exhibió asoma como alternativa. Igual en el caso de Alex Valera todavía inseguro pero las dos veces que ingresó (ante Brasil y Venezuela) perdió goles pero, visto de otro modo, estuvo, en pocos minutos, en situaciones de gol que puede ir afinando.

Miguel Araujo, volvió a la zaga y tuvo una buena actuación.

Miguel, Abram y Renato Tapia. El sector defensivo peruano empieza a consolidarse.

Otro avance demostrado ante Venezuela es que la defensa recupera la seguridad perdida en los partidos por las Eliminatorias Qatar 2022. Pedro Gallese es un arquero que ha ganado experiencia, da seguridad y es una garantía. Los cuatro defensores, más allá de los nombres, han empezado a jugar controlando las pelotas aéreas, evitando que los tiros de esquina sean una zozobra y generando salidas tratando de no perder el balón. Curiosamente, quien genera peligro en esa defensa es Tapia cada vez que se mete como tercer central y se atolondra. Ajustes que habrá que hacer.

Un tema que seguramente habrá de generar debate. ¿Advíncula o Corzo? Si repasamos los goles que Perú ha sufrido desde el 2018 al 2021, encontraremos que Advíncula sale en la mayoría de las fotos por su constante falta de concentración, por su nula capacidad de ir a los cruces o su falta de criterio relevar a los centrales. Corzo es mucho más disciplinado tácticamente, sabe leer el partido y no se distrae. Si bien Corzo no tiene velocidad para las proyecciones, ¿qué es preferible? ¿perder subidas por ese lateral o sufrir goles por errores en esa zona?

Aldo Corzo, concentración y entrega. Un lateral que entiende el juego en la faceta defensiva.

Ante Venezuela retornó el juego asociado. Es verdad que con exceso de pases laterales o con dudas que obligaban a devolver el balón a campo propio, pero volvió el toque, el buscarse entre los jugadores en lugar de apostar al pelotazo. Si luego se consigue añadir verticalidad y Cueva y Peña terminan de entender que en los ataques ellos deben estar cerca o dentro del área, entonces podremos olvidar las angustias de jugar con la falencia mayor del elenco peruano: la falta de gol. Por el momento, Perú muestra un cierto orden en el ataque pero una notoria falta de creación y acompañamiento en la zona de definición. Si se quiere seguir compitiendo, se deben solucionar los errores garrafales en la definición como los dos goles perdidos por Yoshimar Yotún ante Ecuador y Venezuela o la ausencia de los disparos eficaces de media distancia que casi nunca se intentan y cuando se los hace son deficientes.

Yoshimar Yotún, bien en la marca; mal en la definición. Un trabajo pendiente.

Un asunto complicado y que sin duda alguna está en la libreta de Gareca, es la urgente necesidad de acabar con la soledad a la que está condenado Gianluca Lapadula. Se ha encontrando un 9 muy importante. Un jugador que cuando colabora con la defensa es de suma utilidad porque usa el juego aéreo para despejar balones en zona defensiva y con el mismo ímpetu se enfrenta a los centrales rivales con valentía y buscando espacios, pero lo hace en total soledad y de ese modo se desperdicia su capacidad goleadora. Lapadula ya ha demostrado que es un jugador valioso. Ahora le toca al equipo sacar provecho de sus cualidades dándole las asistencias que requiere. 

Gianluca Lapadula lucha cada balón como si fuera el último. Ya es figura.
Sergio Peña. Ha ido de menos a más. Necesita tener más presencia en la zona ofensiva.

Al igual que en la Copa América 2019, también jugada en tierras brasileñas, Perú se ha ido recomponiendo después de un mal arranque y ha terminado como escolta de Brasil en el grupo B. Otra vez Gareca y su comando técnico están haciendo el milagro de construir un nuevo equipo a pesar de la escasez de jugadores y así, con poco, logran avanzar y ser protagonistas. Por eso, el mejor cierre para esta fase de grupos de la Copa América es decirles, al equipo y a quienes los dirigen, gracias por el digno esfuerzo. En la fase siguiente, nos espera Chile, Paraguay o Uruguay. No importa lo que suceda. Lo principal está ocurriendo: se trabaja para recomponer un equipo devastado por las lesiones, los retiros, un pésimo torneo local  y los efectos de la pandemia.

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