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Un triunfo, tres puntos milagrosos y una cruda radiografía de falencias

Perú 1 – Venezuela 0. Gol de Cueva por error garrafal venezolano. Un gol y nada más. Después todo fue desorden, confusión y sobre todo angustia.

Umberto Jara
- 9 septiembre 2021

Un misterio rodea a esta selección peruana. Es el mismo plantel del Mundial Rusia 2018 con los jugadores sumados a partir de las dos últimas Copa América. Un plantel que se conoce, un equipo que en algún momento supo tener un juego de conjunto, que entendía de asociaciones, relevos, proyecciones, pases al vacío. Sabían jugar. Ahora parecen un grupo de desconocidos que se junta a jugar por vez primera sin un criterio de equipo y, peor, sin una idea mínima de tener el balón para al menos defender una ventaja. La imagen que resumió la actuación peruana fue una que mostró la televisión. El técnico Ricardo Gareca, sentado y abatido mirando al piso y moviendo la cabeza de un lado a otro en gesto de no entender nada. Y tiene razón. Hay un misterio que rodea a estos jugadores. ¿Existe la amnesia futbolística?

1.- La marca

No existe en ninguno de los bloques. La defensa se desordena, no tiene ninguna coordinación y deja amplios espacios que otro equipo veloz y con toque aprovecharía con ferocidad. En el mediocampo, salvo la gran actuación de Renato Tapia, no existe idea de presionar al rival, de anticiparse, de reducir espacios. Es una línea que parece dar la bienvenida a los oponentes para que ingresen a territorio peruano con facilidad. Antes había idea de presión alta, de retroceder en bloque, de achicar espacios y tocar para mantener la posesión. Todo eso quedó en los videos de archivo pero no en el campo de juego de estas Eliminatorias.

Tapia presiona al habilidoso 10 venezolano.

2.- Los goles 

Se perdió la capacidad de anotar. Ahora los goles llegan como un regalo del azar y no por méritos propios. Ante Uruguay un autogol nos dio un empate. Ante Venezuela un grosero error del central venezolano Villanueva permitió el gol de Cueva. Se sabe que los goles se obtienen las más de las veces por errores del rival. Pero hay dos formas. Forzar el error con jugadas propias y lograr goles por mérito de juego. Lo otro son errores que vienen del azar, que el rival comete por sí mismo. Y significa que el triunfo o el empate llega de casualidad. Así está Perú. Sumamos cuatro puntos gracias a dos errores del rival y no gracias a nuestras virtudes. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué perdimos capacidad de gol a pesar de tener a Gianluca Lapadula y a Paolo Guerrero? Porque el equipo peruano se olvidó del juego asociado, se olvidó de tocar en ofensiva, los mediocampistas se olvidaron de llegar a zona de ataque y los dos goleadores peruanos están condenados a la soledad.

Cueva se encontró con la pelota y con un derechazo infló las redes de la Vinotinto.

3.- Cero posesión   

Hace una década, el gran Pep Guardiola le enseñó al mundo entero que una de las mejores maneras de defenderse y controlar un partido consistía en tener la posesión del balón. Fue la aplicación inteligente de una sabia reflexión de Johan Cruyff: ¿Con qué se hace gol? Con la pelota; entonces, si tú tienes el balón las posibilidades de que recibas un gol serán menores.

Para tener el balón se necesita de jugadores que sepan tratar bien al balón y jugar a un toque. El estilo de juego peruano es apto para llevar a cabo esa idea. Gareca logró recuperar esa identidad y hubo, hace no mucho, un Perú que no perdía el balón, que lo mantenía, que no jugaba al pelotazo, que salía con orden. Hoy todo eso es un recuerdo y un modesto equipo como el venezolano jugando con diez hombres fue el dueño de la pelota mientras Perú miraba el reloj y todos, jugadores y espectadores, pedían un cardiólogo.

Con 10 hombres Venezuela estuvo cerca de empatar el partido.

4.- Conceptos básicos ausentes

Si tener la pelota es un aspecto valioso, perderla es ponerse en riesgo de ser derrotado. Y este Perú pierde balones en ataque —Guerrero ante Uruguay y gol de Uruguay— y como existe una brecha entre mediocampo y delantera, el rival pone en apuros a una defensa que tiene que ponerse a correr detrás de los atacantes. Este Perú pierde la pelota por la tendencia infantil de jugar por dentro, de dar pases al medio en lugar de buscar las bandas y ya se sabe que el medio es la zona más poblada de rivales. Este Perú juega al pelotazo olvidando que el pelotazo divide el balón y cada pelota divida es un 50 por ciento de ventaja para el rival.

Tampoco se entiende que el fútbol es un juego asociado, que es necesario mostrarse para recibir un pase del compañero, que es importante buscar los vacíos para recibir un balón en ofensiva y que es importante auxiliar en la marca y jugar concentrados y entender que anticiparse es el primer paso para superar al rival. Todo eso quedó en el olvido.

5.- La tendencia a jugar hacia atrás  

Uno de los primeros grandes aportes de Ricardo Gareca fue dejar atrás el ineficaz juego lateral y el vicio temeroso del pase atrás. Se entendió que un partido se gana en el arco de enfrente y para eso el juego debe ser vertical. Es otro olvido que duele. Cada intento de salida termina en pases atrás porque se perdió el juego asociado, la movilidad, el despliegue. Otra vez retorno el pase lateral o el pase en campo propio que es una forma de jugar al fútbol-burocracia: para cumplir un trámite y no para ganar.

El gol de Cueva sumaron 3 puntos milagrosos en medio de la angustia.

Así está Perú. Envuelto en la amnesia después de que logró ser un equipo protagonista y de buen juego. Ahora estamos, felizmente, del lado del milagro y así sumamos 4 puntos tan necesarios. Pero no se vive de milagros. ¿Por qué esta amnesia en jugadores que llegaron a entender y a jugar con la calidad de un equipo vistoso y eficaz? La respuesta la debe tener el DT Ricardo Gareca, pero no le gusta dar entrevistas, apenas conferencia de prensa y ya se sabe que en las conferencias de prensa se habla de todo y de nada.

Ante Brasil, este jueves, ojalá que siga prendida la luz del milagro, del azar, del gol de casualidad. 

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