La FPF presentó la Auditoría Forense realizada por la firma Vargas, Alencastre, García y Asociados y si bien el titular de la entidad Agustín Lozano quiere usarla como arma de campaña electoral, en realidad activó un boomerang que va a impactar en el propio Lozano.
En efecto, la auditoría puso en la mira la obra ‘Ejecución del proyecto Videna Chaclacayo’ señalando que se trata de “un proyecto sin sustento técnico ni económico, en consecuencia, inviable, obteniendo un perjuicio económico de 6 millones 583 mil 424 incluido IGV. Asimismo, la gestión de los proveedores y la selección de algunos de ellos generaron como resultado deficiencia de control desde la contratación hasta el pago de las facturas”.
¿Por qué la responsabilidad alcanza a Agustín Lozano? porque en su condición de vice-presidente, él integraba el Directorio de la FPF en cuya gestión se llevó a cabo ese “proyecto sin sustento técnico ni económico” que la auditoría señala como causante de una pérdida de 6 millones 583 mil 424, equivalentes a más de 2 millones de dólares.
Ha sido el propio Lozano al presentar esta Auditoría Forense que escondió durante meses el que ha permitido confirmar la historia de este fraude que se inició el 16 de noviembre de 2017, fecha que se anunció con pompa “una alianza estratégica entre el Arzobispado de Lima y la Federación Peruana de Fútbol” y se firmó un convenio para la construcción del nuevo Centro de Selecciones Nacionales de fútbol, publicitado como La Nueva Videna a construirse en un terreno de 114 mil m2 de extensión de propiedad de la iglesia católica en el distrito de Chaclacayo.

Desde el inicio La Nueva Videna estuvo vinculada al escándalo porque las obras iniciales fueron otorgadas a una fantasmal empresa llamada Iza Constructores e Inmobiliaria de propiedad de Antonio Camayo Valverde, el amigo del entonces presidente de la FPF Edwin Oviedo, acusado y procesado por pertenecer a la organización criminal Los Cuellos Blancos. Camayo y Oviedo realizaron un tráfico de influencias con miembros del Poder Judicial en base a la entradas y palcos para los partidos de la selección peruana.
Otro uso indebido de La Nueva Videna se dio cuando esta locación fue utilizada para una bochornosa puesta en escena que organizó Edwin Oviedo el 28 de noviembre de 2018, convocando a la prensa para “la entrega simbólica” de los dos primeros campos de juego. Ordenó el traslado de un centenar de trabajadores de la FPF y se hizo fotografiar en compañía del comando deportivo de la selección para mostrar que la gestión de su Directorio —integrado por Lozano— avanzaba en la realización de una obra importante.
Oviedo manejaba la misma lógica disparatada que exhibe Lozano: creían que exhibiendo supuestos logros conseguirían el respaldo de la opinión pública y con ello la impunidad por los delitos cometidos. Un razonamiento risible que concluyó ocho días después cuando la fiscal Sandra Castro allanó con autoridad y eficacia el local de la FPF y un contingente policial detuvo en su domicilio al presidente de la FPF Edwin Oviedo Picchotito. Lozano ha logrado extender su impunidad pero todo el que no sabe jugar aunque vaya a tiempo suplementario termina en tanda de penales.
¿Por qué la FPF, integrada en ese momento por Oviedo y Lozano, decidió cerrar el trato con el Arzobispado de Lima a pesar de que todas las voces les indicaban que era una decisión dañina para el trabajo futbolístico?

Para entender se debe partir de constatar una situación indignante. El fútbol está asociado a la fiesta deportiva, a las victorias y a las derrotas que abren historias todas ellas referidas a una cancha y a sus figuras. Sin embargo, la deshonrosa administración trajo consigo que la FPF sea utilizada para la comisión de delitos —tráfico de influencias, fraude vía la reventa de entradas y diversos negociados—. Se utilizó al fútbol también para establecer una ilegal relación con jueces, fiscales, congresistas y políticos. Y, en el caso de La Nueva Videna, se armó un tinglado para tratar de vincular la buena imagen del fútbol en favor del sector más conservador de la iglesia católica.
Respecto de este último punto, cuando Oviedo, con el respaldo de Lozano, empezó a lidiar con los problemas judiciales que le exigían cuentas desde el ámbito penal, fue copado por miembros o simpatizantes del Opus Dei o el Sodálite. Así, adquirieron un mayor protagonismo el secretario general Juan Andrés Matute Quiroga y el abogado, Natale Amprimo Plá, oficialmente asesor externo de la FPF, un cargo que se asume con el visto bueno del Directorio.
Fue Amprimo quien generó la relación con el Arzobispado de Lima para el desatino o, más bien, negociado, para armar La Nueva Videna en Chaclacayo, un distrito alejado y con problemas de tránsito que hacían imposible desde un principio que este proyecto pueda prosperar y así ha ocurrido porque hoy está abandonado pero de por medio la auditoría descubre el despilfarro de más de dos millones de dólares que Lozano tiene que explicar en su condición de miembro del Directorio de entonces y de hoy.
La propuesta que la FPF le hizo al Arzobispado de Lima para acceder a un terreno en Chaclacayo está contenida en un documento que se negaba a mostrar el ex secretario general de la FPF, Juan Matute —a quien Lozano al asumir la presidencia de la FPF ratificó para después destituirlo—.
Esa carta tiene fecha 14 de agosto de 2017 dirigida por Edwin Oviedo en su condición de presidente de la FPF al “Excelentísimo Cardenal, Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima y Primado del Perú” . En ella, se le remite a Cipriani la propuesta de la FPF para que le cedan en uso —no en propiedad— una amplia sección del predio en el cual funciona desde 1961 la Casa de Retiro Cardenal Cushing. Es decir, el proyecto de La Nueva Videna tendría que edificarse no en un terreno libre sino al lado de unas instalaciones en las cuales se celebran actividades eclesiásticas. Y eso es lo que también ha señalado la Auditoría Forense al decir que se “infringieron el reglamento de Conmebol por tratarse de un terreno por el cual la FPF debía realizar pagos por arrendamiento”

Una pésima propuesta económica
La carta remitida al entonces cardenal Cipriani con la firma de Edwin Oviedo y aprobación de Lozano y los miembros del Directorio, contiene este párrafo de súplica y cerviz inclinada antes que de negociación: “Es así que rogamos a su digna Excelencia, tenga a bien considerar la siguiente propuesta para que nuestra Federación Peruana de Fútbol, pueda invertir en una parte que no viene siendo utilizada a plenitud del terreno donde se ubica la Casa de Retiro Cardenal Cushing en Chaclacayo”.
La propuesta enviada por la FPF fue la siguiente:
Monto estimado de inversión | S/ 8’250,000.00 de soles |
Monto estimado de mantenimiento anual | S/ 1’500,000.00 de soles |
Aporte anual durante 30 años | S/ 400,000.00 de soles |
Aporte inicial adelantado por cinco años | S/ 1’200,000.00 de soles |
Al día de hoy, el “Santuario del deporte” es un proyecto abandonado que sirvió para encubrir trapacerías. Engañaron a todos, empezando por el técnico Ricardo Gareca, quien tras su primera visita visita declaró al diario La República: “Es algo increíble, es un día muy feliz para nosotros. Es la primera vez que vengo y tengo la posibilidad de conocerlo (…) Sé que demorará un tiempo pero la expectativa que tengo es poder prepararnos acá para la Copa América 2019”.
Hasta la fecha no existe La Nueva Videna.