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Uruguay 1 – Perú 0. Era empate y terminó siendo un robo del árbitro y el VAR

A minutos del final, un disparo de Trauco terminó con el balón y el arquero uruguayo dentro del arco. Era el justo empate en un partido equilibrado y para Perú la posibilidad de una clasificación directa a Qatar 2022, pero los de negro decidieron que la noche pintaba para un robo.

Anderson Daronco, referí, y Wagner Reway, jefe de VAR. No vieron el gol pero firmaron un robo.
Umberto Jara
- 24 marzo 2022

Hay noches en el fútbol en qué ocurren todas las tradiciones juntas y esas tradiciones son las que suelen perseguir a nuestra selección. Perú tuvo un gran primer tiempo, con un equipo bien plantado —a pesar de jugar con diez hombres porque Sergio Peña era un espectador—; tuvo marca y supo organizar contragolpes; logró tener dos ocasiones claras de gol que no se aprovecharon en un encuentro en que un gol puede significar el triunfo final como ocurrió a favor de Uruguay; existió también la clásica, la eterna, distracción a pocos minutos de irse al vestuario y así, una vez más, se echó a perder todo el buen trabajo previo. Al cierre del partido ocurrió la otra tradición tan peruana, la historia de tantas veces: el gol negado, el árbitro que roba, ahora el moderno VAR que roba. Esta vez, en la noche del Centenario, las tristezas que nos ocurren siempre, ocurrieron todas juntas.

A minutos del final del encuentro, en un segundo tiempo en el que a Perú le costó llegar al arco contrario, a Trauco se le ocurrió la opción que no se había probado: un buen disparo de media distancia. El arquero Sergio Rochet en lugar de desviar al córner un balón complicado, prefirió tomar la decisión equivocada de meterse al arco con la pelota. A ojo de un buen juez de línea habría tenido que ser gol y al ojo de las cámaras de un VAR honesto, habría tenido que ser gol. Pero es un partido de Perú, la selección sin dirigencia, el país con un presidente de la FPF corrupto y genuflexo ante la Conmebol, el país al que le pueden robar sin que nada pase porque nunca se reclama.

Miguel Trauco, decide un disparo de larga distancia con su buen pie zurdo.

El arquero Rochet, en lugar de desviar el balón al córner, lo toma y retrocede hacia el arco.

El arquero ingresa totalmente al interior de la portería con el balón.

Esta toma muestra que el portero da un paso más hacia atrás e introduce el balón por completo. Gol.

Algunos hacen circular una fotografía que no corresponde al momento exacto para sugerir que no fue gol y se olvidan que cuando el VAR enmudece es porque oculta lo que realmente ocurrió. El arquero uruguayo extendió las manos hacia afuera pero el resto de su cuerpo estaba tan dentro del arco que los brazos extendidos no lograron poner el balón sobre la línea blanca y habría que recordar que Sergio Rochet mide 1.90 mts. entonces, si con esa estatura y largo de brazos la pelota siguió dentro del arco, allí está la explicación de por qué el VAR no dijo nada porque lo único que habría podido decir es que era gol y que Uruguay no clasificaba, todavía, al mundial.

Otro dato que desnuda el robo es que el referí, el brasileño Anderson Daronco, dejó seguir el juego y cuando Alexander Callens le pidió que consulte al VAR, el de negro le hizo señas de que ya le habían avisado desde el VAR que el balón no había ingresado al arco. Falso por una razón: una jugada de este tipo no la analiza el VAR en un minuto. Tardan, discuten, pasan la imagen una y otra vez y tienen que trazar la línea que decide. No es cierto lo que Daronco le dijo a Callens: no es que el VAR le avisó. Peor aún, un juez honesto se toma el afán de ver el VAR para disipar las sospechas.

Callens le pide al árbitro Daronco que revise el VAR. Se negó a hacerlo.

Lo que se debe tener en cuenta es que la composición de la terna arbitral tuvo el sello de la corrupta Conmebol. Era la primera vez que el brasileño Anderson Daronco dirigía a Perú pero ya tiene en su haber cuatro partidos dirigiendo a Uruguay y destaca su actuación en el encuentro Uruguay vs. Ecuador de estas eliminatorias cuando pasó por alto una patada de tarjeta roja al uruguayo Nández y una jugada en la que el Gimenéz le cometió penal al ecuatoriano Estrada.

A su vez, para asegurar la noche, pusieron a cargo del VAR al también brasileño Wagner Reway, un arbitro discutido en su país y dueño de sospechosas actuaciones.

No es un desatino sostener que el Uruguay vs. Perú, un partido fundamental para las chances de ir al mundial, se jugó previamente en terreno dirigencial. No es la primera vez. Recordemos que en las eliminatorias a Brasil 2014 el arbitro Patricio Loustau colaboró decisivamente en el triunfo uruguayo 2-1 en Lima que dejó a Perú fuera del mundial. Es la segunda vez que triunfa la dirigencia charrúa ante la Conmebol.

Betancur atenaza al ‘Orejas’ Flores. Para el árbitro Daronco, fue una caricia de amigos.

El resultado está dado. Uruguay 1 – Perú 0. Retornamos sin un punto desde Uruguay. Más allá de los aciertos o desaciertos en el juego, correspondía sumar un punto y ese punto bien podría haber significado, en la ruleta de resultados, una clasificación directa. Digamos que Perú habría sumado 22 puntos y con un triunfo ante Paraguay podría haber llegado a los 25 puntos, Uruguay habría ido a Chile en la última fecha con 24 puntos —si se daba el empate con Perú— entonces ¿si los celestes perdían o empataba con Chile? ¿Y si Ecuador perdía con Argentina y se quedaba con 25 puntos? Allí entraba la opción de la clasificación directa para Perú. El gol no cobrado tiene un costo altísimo.

Pero ya está todo consumado. Tenemos la primera opción en el repechaje. Y hay que apostar todo a los tres puntos ante Paraguay.

Una línea final sobre un mal sabor: la ausencia de personalidad de nuestros jugadores. Si estamos a tres minutos del final y el juez se niega a consultar al VAR ¿por qué no se protestó con todo? ¿Por qué esa timidez en el reclamo? ¿Por qué no se metieron todos los suplentes al campo?

En la noche de las tradiciones peruanas ocurrió otra más: la pasividad en la protesta es un rasgo que nos convierte en coleccionistas de triunfos morales.

La imagen muestra la pasividad en el reclamo. Existen selecciones que habrían paralizado el partido.

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