Si viaja a São Paulo visite el Museu do Futebol. ¡Será inolvidable! Instalado dentro de uno de los estadios más emblemáticos de Brasil, el Estadio Municipal Paulo Machado de Carvalho, más conocido como Pacaembú, el museo tiene quince salones distribuidos en 6 mil metros cuadrados.
“Este no es un museo sobre el fútbol y si sobre lo más importante en el fútbol, que es la gente que lo practica. Este es un lugar donde se siente y se respira vida”, dijo el controvertido ex presidente de la FIFA, Joseph Blatter, cuando visitó el Museo del Fútbol en 2013, antes de la Copa Confederaciones.

El recorrido comienza en el salón Área Grande, un amplio espacio donde la gente encuentra centenas de objetos que remiten a la memoria afectiva del hincha: banderines, figuritas, estampillas, tarjetas postales, pins, afiches, y muchas fotos de momentos relevantes, jugadores históricos y equipos locales de todos los tiempos. Al dejar el salón, el visitante sube por las escaleras eléctricas y recibe la bienvenida de Pelé, el futbolista más conocido del mundo.
Exaltação
El salón Ángeles Barrocos presenta a los ídolos que ayudaron a construir la historia del fútbol brasileño. Como si estuviesen flotando y al sonido de tambores, Didi, Zagallo, Gilmar, Julinho Botelho, Djalma Santos, Carlos Alberto, Leónidas, Ronaldo, Zito, entre otros, son homenajeados, y desde 2015, futbolistas como Marta, Formiga, Sissi y Cristiane también son ángeles barrocos.
Metros más adelante está el salón Los Goles, donde hay la oportunidad de ver jugadas inolvidables en diez cabinas interactivas, escogidas por periodistas deportivos y personalidades brasileñas. Al lado, el salón La Radio celebra locutores y el medio que llevó el fútbol a todo el país. Se puede escuchar narraciones antiguas de momentos históricos, polémicos, eufóricos o tristes, desde 1930 en adelante.

Del primer para el segundo piso, el visitante conoce las entrañas de un estadio de fútbol. El salón Exaltação fue creado a partir de la construcción de un pasaje, antes inexistente, que lleva a una especie de caverna formado por las columnas de apoyo de las gradas y el cerro donde se encuentran los costados del estadio. Imágenes de barras de diversos clubes se proyectan entre las columnas y el ambiente es tomado por cantos, himnos y gritos de guerra al máximo volumen. Es como si el visitante estuviera en un partido de fútbol.
“Lo que sorprende en el museo no es la tecnología o las actividades interactivas y si el rompimiento con la mirada antigua del concepto de museo”, afirma el curador del Museo del Fútbol, Leonel Kaz.
En el segundo piso, una secuencia de salones muestra como el fútbol llegó al Brasil y se consolida como el deporte más popular. El salón Orígenes tiene fotos de fines del Siglo XIX hasta mediados de 1930, imágenes de un fútbol amateur, elitista, practicado por blancos, dentro de clubes de la ciudad. Muestra un Brasil urbano, de fábricas, barrios populares y periféricos, donde también se jugaba fútbol. Deporte que en 1933 se torna profesional y, al paso de los años revela la mezcla racial, que más tarde sería la cara de Brasil dentro de la cancha.
Era un momento positivo, aunque no para las mujeres, aficionadas y practicantes del deporte desde inicios del Siglo XX, como lo atestigua el Decreto Ley 3.199, firmado por el presidente Getulio Vargas, en abril de 1941, prohibiendo la práctica del fútbol a mujeres por ser un juego incompatible con la naturaleza femenina. El Decreto Ley fue anulado en 1979.
En el salón Rito de Pasaje y Copas do Mundo se reviven alegrías y fracasos, como la final del Mundial de 1950 ante Uruguay, en un Maracanã repleto, construido en menos de dos años, para recibir la primera Copa del Mundo después de la Segunda Guerra Mundial. El reciente y vergonzoso “7 a 1” contra Alemania está presente para recordar que el fútbol cambió y no es más como el de las décadas de 60 y 70, el periodo más victorioso del fútbol brasileño, gracias a Pelé y Garrincha, los genios que, juntos nunca perdieron un partido defendiendo la verde-amarela. Entre los dos salones, espacio para el ítem más importante del museo: la camiseta usada por Pelé en la final del Mundial de 1970.

“Todos deberían venir a este museo para conocer más sobre la historia de nuestro fútbol y de nuestro país. Es muy entretenido, no es aburrido porque hay mucho que ver. Pienso regresar con mi familia”, cuenta Rodrigo Vieira, joven estudiante de secundaria, que recibió una visita guiada junto con los colegas de clase.
Al final del recorrido, el visitante se depara con el salón Números y Curiosidades, repleto de placas de todos los tamaños con frases célebres, explicación de las reglas o jugadas y cinco mesas de fulbito de mano donde se muestran esquemas tácticos. En el salón Dança do Futebol hay una variedad de audiovisuales para quien desea ver documentales, películas o recordar goles, gambetas y grandes atajadas.
Si desea conocer más sobre el fútbol brasileño puede visitar los modernos museos del Sport Club Corinthians Paulista, de la Sociedade Esportiva Palmeiras o del São Paulo Futebol Clube, pero eso queda para la próxima.