En esta parte del continente -durante un mundial- le apostamos a los de casa, y más aún si se trata de equipos cuya energía y sorpresa siempre causan asombro y alegría. Pero esta vez no hubo nada de eso. El aguerrido Uruguay salió a la cancha habiendo dejado la tradición en los camerinos y no pudo contra una Corea del Sur que se plantó bien en el gramado y que, a diferencia de los celestes, sí funcionó como equipo.
Flojos en el ataque durante el primer tiempo, las veces que llegaban al área coreana lo hacían apoyados siempre en un Suárez sin mayores luces. El pistolero no encontró espacios y se extrañó esa potencia que suele ponerle al juego, terminando de defensor ante los ataques coreanos. Quienes sí destacaron a lo largo del partido fueron Darwin Núñez y Facundo Pellitri, este último el que estuvo más presente en las jugadas que se dieron durante casi la mitad del segundo tiempo, luego de que saliera Suárez y entrara un Cavani que sí le impuso su marca personal. Pero no bastó.

Uruguay tuvo 526 pases contra 426 de Corea. Los celestes realizaron 10 disparos, pero ninguno al arco (la FIFA no considera los tiros a los palos del costado como tiros directos), contra 6 de Corea: ninguno tampoco al arco. Diego Alonso, entrenador de Uruguay, planteó un juego más bien conservador, dejando al equipo “sin soltura” y “fluidez” tal como aceptó luego del partido en la rueda de prensa.
“Los primeros 20 minutos Corea nos puso en dificultad, sobre todo al recuperar el balón. Después pudimos ajustar y manejar el trámite. Nos faltó un poco más de soltura en la elaboración de las jugadas, pero en líneas generales creo que el equipo jugó bien y me gustaron varias cosas de las que hicieron”, declaró.

“Si no se puede ganar, es mejor no perder” reza un viejo dicho futbolero, y aunque aburrieron en un partido que se esperaba emocionante, ambos equipos sumaron un punto. Veremos qué pasa en los próximos partidos. Esperemos que despierte la garra charrúa.