En el año 1963, una novedosa empresa sueca se abría paso en el mercado de entretenimiento. Fundada por Bill Lindwall and Rolf Lundström, la compañía de nombre AB Restaurang Rouletter, se encargaba de venderle máquinas tragamonedas a los restaurantes suecos. Era apenas el comienzo de Betsson. Durante las siguientes décadas, Betsson fue incorporando a otras compañías especializadas en todo tipo de juegos de azar y loterías.
Con el crecimiento del mundo digital los juegos en línea explotaron y Betsson amplió sus negocios hasta convertirse en el gigante de la industria del rubro que es hoy. Casinos en línea, juegos de cartas y juegos de mesa en versiones digitales abrieron paso a las apuestas deportivas. El grupo, hoy liderado por el sueco Pontus Lindwall (hijo del fundador), cuenta con más de veinte marcas, entre ellas Betsson.com y Betsafe, diversificadas en todo tipo de entretenimiento. La persona encargada de las operaciones a nivel mundial es el también sueco Jesper Svensson.
Betsson en el Perú

Betsson tiene sus raíces en Suecia pero opera con licencia del pequeño país de Malta. Entre sus estrategias de expansión, apareció rápidamente la necesidad de penetrar en otros mercados. Betsson sabía que el ánimo por el juego no era cosa de nacionalidad sino de potenciar la falsa ilusión del dinero rápido. Por eso, con la rápida integración del mundo digital, en el año 2002, Betsson comenzó a operar en línea. De ese modo, las subsidiarias del Betsson fueron adaptando sus plataformas de juego en línea a las diversas realidades. En un principio, se fueron expandiendo primero por Europa y luego por el mundo. En el caso de Perú, Betsson creó una plataforma de casino en línea en idioma castellano y que operaba íntegramente en moneda nacional. Era el año 2008. La fiebre de los torneos de póker vivía todo su esplendor. Betsson fue pionero en Perú con las apuestas en línea y el negocio, desde ese momento, hasta el día de hoy no ha dejado de crecer.
Hoy la plataforma de Betsson tiene tres grande frentes: el casino online, los juegos virtuales y las apuestas deportivas.
Malta: el paraíso de las apuestas
No es casualidad que las grandes casas de apuesta se asienten en el pequeño país europeo. En el conjunto de islas de Malta, existe una larga tradición de juegos de azar. Malta fue el primer país europeo en crear una legislación sobre las apuestas en línea. La industria de las apuestas, la segunda actividad económica más importante de Malta por detrás del turismo, configura el 12% de PBI de Malta generando alrededor de 1,200 millones de euros por año y se calcula que alrededor del 10% de todos los casinos virtuales del mundo, operan con licencia maltesa.
El gancho para atraer a las empresas de juegos está en el hecho de que el país no tiene límite para otorgar licencias además de un complaciente esquema tributario de 35% de impuestos que, con deducciones y devoluciones, termina siendo de apenas 5%. Sin duda, las condiciones ideales para una industria que mueve millones de dólares diariamente.
Las polémicas de Betsson
No todos han sido triunfos para el gigante sueco. En junio del año pasado, el ente regulador de juegos y apuestas sueco (Spelinspektionen) multó a Betsson con 2.2 millones de dólares. La empresa sueca había lanzado unas tarjetas de crédito patrocinadas por ellos. Los usuarios de esas tarjetas podían ir a los minimarkets (tipo Tambo) a cargar el saldo para sus apuestas. El problema es que esta ligereza de Betsson dio lugar a que, sin ser agencias de apuestas autorizadas, los mini markets pasaban a ser activamente parte del negocio promoviendo que las personas jueguen su dinero con mayor facilidad. Betsson apeló a la decisión, la sanción se mantuvo y, finalmente, logró rebajar la multa a 1.5 millones de dólares.
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Según el diario Gestión, Betsson lidera un negocio que, junto con otras casas de apuesta, mueve millones. Solo en 2019, se apostaron alrededor de 2,500 millones de soles con un promedio de 150,000 apuestas diarias. Los especialistas señalan, además, que durante la pandemia, la categoría creció. Hace sentido que algunos hinchas, sin poder ir al estadio, decidan “darle emoción” a los partidos televisados jugándose su dinero. El fútbol peruano hace negocios para beneficio de empresas de apuestas extranjeras pero los clubes no alcanzan niveles competitivos a nivel internacional. Y en este acuerdo con Betsson, la FPF ha cedido su rol de autoridad que vigila los intereses del fútbol por una cuota de dinero. Una apuesta digna de Agustín Lozano.