En un mundo revuelto, que cuenta infectados y muertos todos los días desde hace seis meses, difícilmente algo puede permanecer inamovible. Es la realidad la que marca nuestros pasos. Y la realidad en Sudamérica, números más, números menos, no ha cambiado. Somos el principal foco de contagio del nuevo coronavirus.
A pesar de ello, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) se mostraba segura e inflexible: las Eliminatorias empezarían el 8 de octubre. Y así parecía. Algunas selecciones, como la nuestra, organizaron microciclos y coordinaron la logística de los viajes. Sin embargo, todo dio una vuelta de tuerca el último martes, cuando la Fifa oficializó que el inicio de las Eliminatorias en América del Norte, América Central y el Caribe se aplazó hasta marzo de 2021. “Muchas partes de la región continúan atravesando situaciones de salud pública muy desafiantes y ese ha sido un factor clave en esta decisión”, alegó el comunicado.
La pregunta se desprende casi de inmediato: ¿qué tan distinta puede ser la emergencia sanitaria en Sudamérica cuando Brasil, Perú y Colombia superan en contagiados al resto de países de la región? Por algo el reinicio de las ligas profesionales de Argentina, Venezuela y Bolivia aún es incierto. Incertidumbre que los coloca, definitivamente, en desventaja respecto a sus pares.

A la crisis se le suma un aspecto decisivo: los clubes europeos, donde militan los futbolistas más representativos de cada una de las selecciones, no estarían dispuestos a cederlos. Por más que al tratarse de un torneo de la Fifa serían sancionados por negarse a hacerlo, ejercerían presión para conseguirlo. Se entiende: no desean que sus millones invertidos peligren. El Paris Saint Germain cuidará a Neymar, como el Barcelona a Messi. En ese sentido, Sudamérica está atada de pies y manos.
Aunque hubo voladas de que el Consejo de la Conmebol se reuniría el viernes pasado, debe reunirse hoy lunes. Así lo han comentado varios dirigentes de las distintas federaciones. Han surgido tres escenarios: que finalmente se ratifique el torneo para octubre, que se postergue para noviembre o que se aplace hasta el 2021.
La segunda opción, que supone juntar los dos partidos de octubre con los dos partidos de noviembre, ha cogido cierta fuerza porque los jugadores harían menos viajes y, con ello, se podría controlar mejor la situación. Pero por ahora es solo una posibilidad. Primero tendrían que ponerse de acuerdo las diez federaciones, y luego planteárselo a la Fifa.

Respecto de la decisión que tome Perú, Agustín Lozano, presidente de la FPF declaró: “Aún no decidimos el voto, lo determinaremos el lunes. Nos preocupan algunas situaciones”. Sin embargo, es un secreto a voces que, en realidad, el voto de Lozano será el que le indique el titular de la Conmebol, Alejandro Domínguez, por cuanto lo tiene a su merced por la investigación de la reventa de entradas.
A Gastón Tealdi, vicepresidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, la postergación le preocupa porque implicaría un cambio de formato y, por lo tanto, menos fechas. “Al ser menos partidos, los compromisos contractuales y los recursos que se pueden obtener por los derechos de televisión serán menores. Es una batalla que estamos librando”.
Las Eliminatorias sudamericanas penden de un hilo. Por un lado, clubes europeos que harán todo lo que esté a su alcance para resguardar a sus cracks, y por el otro, federaciones sudamericanas que no ven como una opción recibir menos ingresos. Todo, en medio de un continente colapsado.