El hincha digital

Nadie habría imaginado que el fútbol, esa pasión de multitudes, se jugaría con tribunas vacías. Esto es lo que ocurrió en el mundo con los hinchas obligados a seguir a sus equipos en sus tribunas digitales

Tribuna del Borussia Mönchengladbach con fotos de los hinchas / Foto: Bundesliga.
Sengo Pérez
Lima - 17 julio 2020

A inicios del siglo XX llegó al Club Nacional del Uruguay un talabartero llamado Prudencio Miguel Reyes, cuya labor consistía en inflar las pelotas de cuero para los partidos del equipo, o, como se dice en lunfardo rioplatense, “hinchar” las pelotas. Fervoroso alentador del club en un tiempo en que el público –de sombrero, terno y corbata en las graderías– apenas si aplaudía cuando se metía un gol, fue su aliento incansable al pie de la cancha el que le ganó el apelativo de “el hincha”, que luego se extendería a todos aquellos que alentaban a sus equipos, ya no solo con aplausos sino también con cánticos, gritos, coreografías de brazos, papel picado, bombardas y bombos. Así nació la pasión. Nadie imaginó que un siglo de goles después se tendría que inflar –con la misma pasión– a los propios hinchas.

Sucedió en Corea el 17 de junio de este año, cuando se reanudó el fútbol sin público tras la cuarentena. A alguien se le ocurrió la genial idea de ocupar algunos asientos para los hinchas con 28 muñecas inflables cubiertas con mascarillas, vestidas con las camisetas del FC Seoul, los brazos levantados sosteniendo algunos carteles de aliento y, cómo no, manteniendo la distancia social. Diseñadas para estimular otro tipo de pasión, un twittero advirtió que en la letra pequeña de los carteles se anunciaba una página porno. El club admitió que no había excusa ante semejante error y culpó a los proveedores, aunque no escaparon de la multa que le aplicó la Liga: 81 mil dólares por “insultar a las familias y a las mujeres”.

Stefan Effenberg, ex delantero considerado como uno de los más grandes jugadores alemanes de todos los tiempos, declaró que jugar sin público tiene también sus ventajas. Esto fue días antes del 17 de junio, cuando la pelota volvió a rodar en Alemania. Según él, hay equipos que crecen por encima de sus posibilidades gracias a su público. “Jugar sin hinchada es como bailar sin música”, escribió Eduardo Galeano. Y tenía razón: no hay duda de que esa energía se transmite, lo pruebe o no la ciencia; el fútbol se rige por otras fórmulas, y a eso se refiere Effenberg, que agregó: “Sin público, el equipo que pone más calidad en el campo tiene una ventaja adicional”. Los resultados le dieron la razón: de los cuatro primeros equipos de la tabla el único que no pudo ganar fue el RB Leipzig que empató por 1-1 ante el Friburgo. Del resto, el Bayern derrotó 0-2 al Union Berlín; el Dortmund goleó por 4-0 al Schalke; y el Borussia Mónchengladbach derrotó por 3-1 al Eintracht Fráncfort. El quinto, el Bayern Leverkusen, también ganó y con goleada a domicilio por 1-4 contra el Werder Bremen.

La revista “Kicker” adhiere a la opinión de Effenberg. “En los triunfos de los equipos pequeños la motivación que viene de la tribuna suele tener un papel importante y ahora ese impulso adicional no existe”, dice. El jugador del Bayern, Thomas Müller, reconoció que, con el estadio lleno, la victoria de visitante ante el Union por 0-2 hubiera tenido mayor dificultad: “Si vas un gol por delante y el contrario tiene un saque de esquina a favor y el estadio ruge, la presión sube”. Julian Brandt, del Dortmund, dijo que los jugadores tienen que volver a afrontar los partidos como cuando eran niños y se jugaba sin público. En el torneo alemán las tribunas se ven desiertas, amén de algunos muñecos, camisetas o banderas. En Alemania el mundo del fútbol tuvo al primer campeón con la nueva normativa. Por octava vez consecutiva repitió el Bayern en la tribuna casi vacía del Weserstadion de Bremen, donde solo aplaudían personajes cercanos al club como los ex seleccionados Karl-Heinz Rummenigge, presidente del Consejo Directivo, o su sucesor designado, Oliver Kahn, todos con mascarilla. No hubo el clásico baño de cerveza.

Mas allá de las ventajas o desventajas futbolísticas que produce la ausencia del hincha, y pensando en el telespectador, la Liga española arrancó con una novedad. Las tribunas aparecen llenas en algunos planos. Es solo un recurso tecnológico que ayuda a vestir de colores que simulan hinchas, la triste desnudez de las gradas, a la que se suma un bullicio. El recurso para hacer más placentero el partido es opcional. El televidente puede escoger la realidad: el silencio y el vacío de las gradas, o incorporar el sonido falso –recomendación de algunos protagonistas– con un fin: que no se escuchen los diálogos que se dan dentro del campo o las indicaciones desde el banco de suplentes. La Premier League de Inglaterra también incorporó un recurso parecido: sonido ambiente grabado y figuras humanas simuladas.

Por 19 euros el Borussia Mönchengladbach, de Alemania, crea hinchas de cartón con la imagen del pagante y en tamaño real. Hinchas inmóviles, los únicos autorizados a ignorar el distanciamiento social aconsejado, sin mascarillas, pero sin voz. Otros equipos han copiado la idea, como la Lazio de Italia, que permitirá por 39.90 euros que sus hinchas estén impresos/presentes en los lugares privilegiados del Estadio Olímpico de Roma. Así, siguiendo la tendencia de esta nueva década pandémica, el Elche de España ha animado a sus socios –en compensación por las entradas que ya pagaron para partidos que no verán en carne y hueso–, a tener en su estadio un retrato de medio cuerpo a todo color. Otra idea que toma cuerpo y permitirá a los aficionados sentirse en la cancha –y a los futbolistas menos solos–, consiste en un sistema que permitirá al hincha saltar, alentar, gritar o cantar desde su casa, coordinando con los demás. A través de grandes pantallas estarán en las primeras filas, desde donde serán vistos y oídos por los jugadores. Eso sí, los insultos estarán prohibidos, un click y el iracundo hincha será desactivado.

En Argentina, dos productoras se han unido para desarrollar una aplicación, la FanFestApp, que llenará artificialmente las gradas y hasta permitirá interactuar a los hinchas durante los partidos, conversando con otros hinchas. Será posible incluso hacer intervenciones escenográficas en las tribunas, emitir sonidos y arrojar los papelitos picados que tanto les gusta a los rioplatenses. Los fanáticos también tendrán la posibilidad de aparecer en la tribuna por un módico pago. Este proyecto, dirigido por Diego Casagne y Enrique Portiere, está siendo evaluado por clubes de Argentina, México y España. Ambos trabajaron en los Juegos Panamericanos de Lima 2019, la Cumbre del Mercosur 2019, y los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018.

¿Podrá la pasión futbolera ser la misma cuando se alienta desde casa? ¿Viaja también el alma como la imagen a través de la fibra óptica para poder gritar ese gol que ahoga el corazón sin mascarilla? Habría que preguntarles a los jugadores del Borussia Dortmund que, tras ganarle al Schalke 04 en el reinicio de la Bundesliga, caminaron lentamente hacia la llamada “pared amarilla”, y aplaudieron a una multitud ausente.

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