Percy Rojas está en silla de ruedas, pero su sonrisa camina y su legado vuela. Hace unos días cumplió 71 años y acaba de ser operado del corazón. Las cosas suceden en su vida por inercia y por destino. El querido ‘Trucha’, fue un atacante veloz, ‘guapo’ y encarador. Le pegaban y se paraba a seguir jugando. Fue campeón de la Copa América con la selección peruana y campeón y subcampeón de la Copa Libertadores.
Y pensar que en sus inicios papá Lorenzo y mamá Juana no querían que se dedicara a pegarle a una pelota. Pero allí estaba el flaco muchacho corriendo con su balón pegado al pie en la Unidad Vecinal Número 3 de Lima. Percy eligió al fútbol y no al básquet, deporte que practicaba en la cancha de baloncesto del Colegio Nacional Hipólito Unánue. Sus hermanos Alfredo, Vilma, Eddie y Walter secundaron la moción: el menor de toda la familia Rojas, se vistió de corto.
Desde muy joven se las ingenió para dedicarse al fútbol, a escondidas de su padre tuvo que probarse en Universitario de Deportes. Sus gambetas y la técnica que tenía rápidamente le abrieron la puerta para las divisiones menores del equipo merengue. Es allí, cuando da otra muestra de su personalidad, ya que a la par con el fútbol se convirtió en egresado de la carrera de Administración de Empresas de la Universidad Federico Villarreal, centro de estudios ubicado muy cerca del estadio ‘Lolo’ Fernández donde comenzaba a graduarse como referente de la ‘U’.

Con el equipo merengue había debutado nada menos que contra Sporting Cristal y alternado el puesto de centro delantero con el histórico Enrique Casaretto. La tribuna de Universitario empezó a corear su apellido conforme los goles y los títulos se acumulaban en las redes y vitrinas. Con Percy la ‘U’ gritó cuatro veces campeón en el Descentralizado (1967, 1969, 1971 y 1974). A la par, en la Copa Libertadores el equipo crema se volvió cada vez más competitivo. Merced a ello, llegaron a la final del certamen contra Independiente de Argentina.

El 17 de mayo de 1972, junto a ‘Cachito’ Ramírez y Héctor Bailetti, Percy Rojas, de solo 23 años, plantó cara al ‘rojo’ de Avellaneda. Fue empate 0-0 en Lima. Luego, en la vuelta, el goleador anotó en la derrota 2-1 que les dio la copa a los argentinos. Hasta hoy, Percy sigue siendo el único peruano que anotó en una final de Libertadores. Entonces, le llegó el momento de emigrar y qué mejor que a aquel mismo Independiente que vio en el joven Rojas una joya para llevarse. Era 1975 cuando Percy cambió el color crema por el rojo y se volvió aún más grande.
Fueron 27 goles en 72 partidos oficiales con el ‘diablo’ y como la vida siempre da revanchas, la Copa Libertadores 1975 la levantó el peruano. Independiente se cruzó en la final con Unión Española de Chile y, en Avellaneda, Rojas marcó al minuto de juego en el partido de ida. Ganaron 3-1. La vuelta fue otro triunfo, esta vez por 2-0 y la medalla se luce en la casa del ‘trucha’ como uno de los recuerdos más grandes de los que un futbolista puede presumir. Pero, además de tirar paredes con el crack Ricardo Bochini, Percy era idolatrado al extremo por la fanaticada del cuadro de Avellaneda y elogiado hasta más no poder por la exigente prensa argentina de aquel momento. Para muestra, un botón.

La selección peruana acababa de ganar la Copa América el miércoles 28 de octubre de 1975 en Caracas y Percy Rojas no pudo tocar el trofeo ya que solo jugó el primer tiempo y debió cambiarse. Debía volver como sea a Argentina en menos de 24 horas para, junto a Eleazar Soria, jugar el clásico de Avellaneda ante Racing. Esa había sido la promesa a los dirigentes para que le dejasen unirse a la ‘bicolor’. La odisea fue increíble: abordaron un avión que llegaba de África y hacía escala en Venezuela. El destino final era Río de Janeiro a donde arribaron al mediodía del jueves 29.
Percy se dirigió a una agencia de viajes y compró boletos para un vuelo directo a Buenos Aires. ¿El problema? Aquel avión pisaba Buenos Aires a las 7:50 de la noche, diez minutos antes que arrancara el clásico contra Racing. La figura del ‘Rojo’ pensó que no jugarían, pero para Independiente su presencia era vital. En la misma pista de aterrizaje aparecieron patrulleros con las luces prendidas y las sirenas aullando. Ambos futbolistas descendieron primeros del avión, dejaron sus equipajes y pasaportes a un hombre del club y se subieron a los vehículos policiales para ir rumbo al estadio.
“Tranquilos, somos hinchas del ‘Rojo’. Vamos a prender la radio para saber cómo está todo por allá (en el estadio). Ustedes váyanse cambiando”, les dijeron en el auto. Pero, a pesar de la velocidad no podrían llegar a las 8 de la noche. Es allí cuando, el ‘Rojo’ demostró cuán importante era su delantero. Independiente demoró en salir, de pronto se apagaron las luces del estadio para hacer tiempo y Rojas y Soria pudieran arribar’. Percy Rojas fue a camarín, recibió breves indicaciones y el recinto explotó cuando salió a la cancha.

Pero la historia no culmina allí, ya que Independiente empató aquel clásico con gol suyo. Mejor dicho, con una ‘obra de arte’ de su autoría. Percy Rojas se llevó a cuatro rivales y al portero para anotar el que, para su propio concepto, es el mejor tanto que anotó en su carrera. El estadio se vino abajo y al día siguiente, la portada de la revista El Gráfico fue el festejo del peruano con la leyenda ‘Por estos motivos amamos tanto el futbol’. Percy se quedó un año más en Independiente con el que ganó la Interamericana 1976 al Atlético Español (México). El ‘Trucha’ fue expulsado en el duelo de ida. Para 1977, volvió a Perú.
Allí, su paso por Sporting Cristal, donde compartió equipo con Julio César Uribe, terminó como goleador y figura importante ganando el campeonato de 1979. A nivel de buenos recuerdos, están aquellos dos goles internacionales ante River Plate y Atlético Chalaco en la Copa Libertadores 1980. Llegó luego el momento del salto a Europa y Percy se puso la camiseta del RFC Seresien de Bélgica con el que logró el título de la segunda división en 1982 y marcando 21 goles en la campaña. Aquel mismo año, regresó a nuestra capital y se enfundó la elástica de su querido Universitario al que ayudó a cortar una racha de 8 años sin campeonatos.

Pero, como todo tiene su final el 9 de enero de 1985, ante 37 mil espectadores, Percy Rojas le dijo adiós a las canchas. Fue con un gol de cabeza, en el arco sur y ante Melgar en el triunfo crema 2-1. Porque así se van los cracks, siempre ganadores.
El ‘Trucha’ de la selección
Fueron 10 años de Percy Rojas vistiendo la ‘blanquirroja’. A lo largo de 49 partidos, el delantero marcó 6 goles. Los más importantes, sin duda, los que le hizo a Chile en la Copa América de 1975, aquella que ganamos. En el primer partido ante los ‘mapochos’ en Santiago y con el siempre ‘caliente’ clásico, al equipo peruano lo fueron a hostigar a su hotel – tuvieron que ir a almorzar a la embajada de nuestro país- y antes del partido les cortaron la luz en el camarín. En ese momento, cuentan integrantes de aquella selección que al joven Rojas se le salió su carácter.
“¡Vamos carajo, que con todo les sacamos la m… a estos!”, gritó. Pero no solo fue arenga, porque en la cancha anotó el gol con el que rescatamos el 1-1. Para el duelo de vuelta, el ‘Trucha’ pidió a don Augusto Moral, presidente de la Federación, jugar en Matute para que la gente esté más cerca de la cancha. Así pasó y ganamos 3-1. Percy brilló con un golazo y un pase para el inolvidable tanto de ‘chalaca’ de Juan Carlos Oblitas. Dos años después, el delantero le anotó a Bolivia en la Liguilla de Cali de 1977, cuando ganamos 5-0 y sellamos el boleto al Mundial de 1978. En esa Copa del Mundo, Percy jugó 3 partidos. Todos saliendo desde el banco.

De vuelta al presente es inevitable recordar que Percy Rojas fue operado del corazón el 16 de enero de este 2020. Allí inició su partido más duro, a veces iba al piso, a veces ya vislumbraba el arco de la recuperación. Felizmente el marcador quedó a su favor cuando lo vimos sonriente en aquella foto sentado en silla de ruedas, recibiendo saludos de todos los que aplaudieron y lo conocen por estos 71 años. Por un onomástico más de quien se volvió ya inolvidable.