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Las dos caras de Ruidíaz

Mientras en el Seattle Sounders anota un gol cada dos partidos, en la Selección Peruana padece una sequía que ya lleva cuatro años y medio. Raúl Ruidíaz y la alegría incompleta de ser, por ahora, un goleador de club.

Félix Flores
Lima - 5 octubre 2020

El delantero recibe la pelota en el área, con ventaja y el arco de frente. Falla el tiro. El delantero recibe la pelota en el área, con ventaja y el arco de frente. Anota el gol. Esto pareciera la descripción de dos jugadores distintos, pero en realidad es la doble versión de uno mismo. Raúl Ruidíaz tiene 30 años, doce de los cuales los ha pasado en una cancha de fútbol. Siempre fue delantero y el aumento de sus registros en los clubes hizo pensar que su porvenir en la selección estaba asegurado. Pero la realidad nos dice otra cosa.  

El atacante hoy suma unos pobres 4 tantos en 42 partidos con la ‘Blanquirroja’. Una estadística deprimente por donde se le mire, pues de ese póker de anotaciones solo dos fueron oficiales (ante Venezuela por las Eliminatorias a Rusia 2018 y ante Brasil en la Copa América 2016, con la mano). Los otros dos cayeron en sendos amistosos ante Islandia y El Salvador. Con la Selección Peruana, Ruidíaz no anota oficialmente desde hace 4 años y seis meses.  

¿Es un goleador de club? Todo indica que sí. En la MLS las defensas suelen ser lentas, rocosas y hasta torpes. De ahí que el torneo norteamericano priorice la contratación de volantes ofensivos y atacantes. A nivel técnico, su baja estatura (1,69 metros) lo hace presa fácil de los zagueros, quienes suelen asfixiarlo con su condición física. Junior Alonso y Gustavo Gómez, la dupla de centrales de Paraguay, asoman como un muro difícil de sortear.  

Otro detalle es que muchas veces los centrodelanteros peruanos deben fabricarse sus propias chances de gol. Paolo Guerrero se desmarca, va bien por arriba, avanza por potencia y, además, en la última etapa de su carrera aprendió a ejecutar tiros libres. Estas dos últimas virtudes también las tiene por momentos Jefferson Farfán. En cambio, Ruidíaz solo posee la primera, pero cuando queda de cara al gol suele fallar con la ‘Bicolor’. La diferencia de sus registros en sus clubes es abismal. Por nombrar al último, en Seattle Sounders, el ‘9’ lleva 8 tantos en 13 partidos. Es decir, casi 0,6 goles por encuentro. Dos caras de una moneda. 

El Raúl de los clubes 

Para encontrar una diferencia entre un jugador de club y otro de selección recurriremos a una declaración del entrenador de la selección de España, Luis Enrique. “Un jugador de equipo tiene toda una pretemporada para adaptarse a las enseñanzas o cuestiones tácticas y técnicas. Con la selección el margen de tiempo se reduce a unos pocos días o hasta horas. Es entonces cuando se necesita un futbolista capaz de asimilar toda esa información de la manera más veloz. Que esté listo para jugar en otra posición diferente a la de su equipo y que soporte el peso de otro tipo de presión. Si lo logra, será alguien distinto”, dijo el DT en el 2018.  

Ahora bien, en el caso de Raúl Ruidíaz casi nunca ha tenido grandes dificultades para adaptarse a los clubes. Sus registros son los de un asesino del gol.

América Cochahuayco 11 partidos  5 goles  2 temporadas 

Con el equipo de Segunda División, el delantero marcó su ingreso al fútbol profesional. Siempre como ‘9’ neto, Ruidíaz empezó a deslumbrar en la filial de Universitario dirigida por ‘Tito’ Chumpitaz. Enfrentó en la liga de ascenso a equipos como Sport Boys y Sport Águila, además de empezar a adaptarse a su futura casa: el estadio Monumental.  

Universitario   74 partidos 17 goles 3 temporadas 

Hablar de la ‘Pulga’ en la ‘U’ es arrancar la historia en 2009, cuando Juan Reynoso lo subió al primer equipo. En octubre anotó su primer tanto. Ruidíaz compartió la delantera con Piero Alva y Ronaille Calheira en un 4-3-3. No era el centrodelantero típico de referencia, sino más bien uno que llegaba al área gracias a su velocidad y oportunismo.  

U. de Chile  24 partidos  8 goles1 temporada
Ruidíaz celebrando uno de sus 17 goles en Universitario.

Nada menos que el ‘Romántico Viajero’ se llevó a Ruidíaz en 2012 y sin pagar un centavo. Dirigido por Jorge Sampaoli, el peruano fue la referencia de ataque del equipo, jugando en pared con los mediapuntas Ángelo Henríquez y Junior Fernandes. Lo logrado no fue poco: el Apertura 2012 y seminales de la Copa Libertadores.  

Coritiba  11 partidos0 goles   1 temporada 

Su momento más bajo a nivel de clubes. El alto nivel del Brasileirao le pasó factura. Exhibió falta de cualidades para las competencias de alta exigencia. Por ello, debió volver a préstamo a Universitario donde se proclamó campeón en 2013, marcando 21 goles. En 2014 mantuvo sus promedios, anotando 19 tantos. 

Melgar   20 partidos5 golesmedia temporada

A pedido de Juan Reynoso, Ruidíaz llegó a Arequipa por seis meses en el 2015.  Retrocedió algunos metros en el campo de juego, pues ‘Cachete’ Zúñiga era el ‘9’ inamovible. Su aventura duró poco y terminó volviendo a la ‘U’ donde se quedó un año y medio, anotando 23 goles en 24 partidos. 

Morelia 73 partidos41 goles2 temporadas

Uno de sus lugares preferidos. En los ‘Monarcas’, Ruidíaz retomó su mejor faceta de ‘9’. Era el destinatario de los pases de Gastón Lezcano y Luis Rey. La ‘Pulga ‘vivía en el área, donde giraba y definía con ambos perfiles. Cobraba penales y hasta realizaba tantos inolvidables como la ‘tijera’ contra Atlas o el gol que los salvó del descenso ante Monterrey en el último minuto, en mayo de 2017. 

Seattle Sounders 55 partidos36 goles3 temporadas

Fichado por nada menos que 6,35 millones de euros, el delantero peruano no demoró en hacerse sentir. Habituado al esquema 4-2-3-1, Ruidíaz ha sabido sacar ventaja de la pasividad de las marcas, y con su calidad disparó sus registros hasta ser campeón de la MLS en 2019. Su futuro en el equipo de Seattle apunta a la renovación de su contrato que vence en diciembre de 2021. 

Raúl Ruidíaz se siente como ‘pez en el agua’ cuando viste camiseta de equipos. Pero cuando se pone la de la selección el mismo pez parece ahogarse. Lo complicado es que con 30 años a cuestas, su horizonte es cada vez más pequeño.

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